Abdala Salem El Badri | El Nuevo Siglo
Domingo, 30 de Noviembre de 2014

La geopolítica petrolera evidenció esta semana que aún puede manejar los hilos de la economía mundial, pese a la diversificación de fuentes de energía y las nuevas alternativas en materia de combustibles.

La decisión de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) en torno de mantener su techo de producción sin cambios, pese a la drástica caída de los precios del crudo en los últimos meses, impactó en toda la economía mundial.

El secretario general de la organización, Abdala Salem El Badri, encabezó en Viena una reunión en la que se puso de presente la división entre los países miembros de la OPEP, ya que mientras algunos, como Venezuela, eran partidarios de bajar la producción para forzar un alza en la cotización, otras naciones, encabezadas por las árabes, impusieron sus criterios acerca de que debía ser el libre juego de la oferta y la demanda el que definiera el precio del barril de crudo, tras considerar que hay otros elementos macro y micro que deben tenerse en cuenta.

Por ejemplo, si bien la OPEP provee el 30% del petróleo a escala mundial, cada vez es más claro que el repunte en reservas y producción de países ajenos a la organización, como Estados Unidos y Canadá -sobre todo del primero- está cambiando una realidad geoeconómica que imperó por décadas. El “oro negro” sigue mandando, pero ahora hay otros protagonistas tanto o más importantes que la OPEP.

La decisión de esta semana sorprendió a no pocos, pues el petróleo ha perdido más de un 30% de su valor desde junio, pero aun así la OPEP mantuvo el techo de producción de la organización en 30 millones de barriles diarios.

De inmediato la cotización del barril de crudo empezó a caer aún más en los mercados internacionales, poniéndose por debajo de los 70 dólares e incluso rozando en algunos momentos los 67 dólares. Muchos inversionistas empezaron a refugiarse en oro y acciones ajenas al petróleo.

Mientras que las finanzas y marcos fiscales de los países productores encendieron alertas, la otra cara de la moneda, la más positiva, fue para las naciones importadoras de petróleo y sus derivados, pues éstos se abaratan día tras día. Por ejemplo, mientras en Colombia las acciones de las petroleras cayeron en la rueda bursátil y el dólar se encareció, el precio interno de los combustibles registró un alivio.