No fue una coincidencia ni una operación improvisada la que concluyó con el abatimiento de Guillermo León Saenz Vargas, alias Alfonso Cano.
Así lo indicó el propio Jefe de Estado al revelar detalles de la operación que se realizó el viernes en la vereda Chirriadero, entre los municipios de Suárez y López de Mikay en el Cauca y que fue el epílogo de una estrategia militar emprendida hace un año, cuando -según anotó Santos- se diseño, planeó y ejecutó con un solo fin: sacar al No. 1 de las Farc de su madriguera y de la región que la guerrilla había dominado durante más de 30 años.
“Esa estrategia la mejoramos cada día más y así logramos sacarlo a territorio nuevo, en donde no tenían apoyo de nada, donde él y sus hombres cometían errores”.
Y fueron precisamente esos errores los que se aprovecharon para dar contundentes golpes a las Farc con el abatimiento o captura de varios de sus jefes.
En el marco de esa estrategia nació la 'Operación Odiseo' y que según informó el presidente Santos contó con diversas fuentes de inteligencia y con la colaboración de personas dentro de las Farc.
La Operación Odiseo se inició el 15 de octubre y según narró el propio Santos “con inteligencia de diferentes fuentes, la colaboración de gente dentro de las Farc, las Fuerzas Armadas fueron planeando, lenta pero seguramente, lo que ayer (el viernes) ejecutaron de forma impecable”.
De esta forma, hacia las 8 de la mañana de ese día, se bombardeó el perímetro de una rústica y asilada vivienda ubicada en la mencionada vereda, mientras por tierra, la tropa guiada por varios perros entrenados avanzaba hacia el lugar.
Seis helicópteros, el avión plataforma y el avión fantasma participaron en la ofensiva aérea, mientras que en tierra lo hacían 150 hombres de las fuerzas especiales.
Los cinco impactos de las bombas se dieron estratégicamente alrededor de la rústica vivienda sin afectarla directamente, pero sí obligando al cabecilla insurgente a salir corriendo de la misma y buscar un escondite en la maleza, donde permaneció por varias horas. Sin embargo, las tropas que hacían operación rastrillo en la zona lograron ubicarlo y se trabó entonces un combate con su escasa guardia de seguridad. Allí fueron abatidos Cano, su compañera sentimental y dos de sus escoltas.
Al tiempo que las tropas consolidaron el dominio sobre el terreno y pudo entrar personal del CTI de la Fiscalía, otros uniformados inspeccionaron la vivienda donde se refugiaba Cano, encontrando siete computadores, 39 USB, $150 millones de pesos en efectivos, armas, uniformes y pertrechos.
Al mismo tiempo se inició la toma de huellas para identificar plenamente a los abatidos. Cano apareció afeitado la barba, más delgado y con unos lentes diferentes a los que el país se había acostumbrado a verlo.
Hacia las 8 de la noche, según informó la Fiscal, se recibieron las primeras pruebas del cuerpo de Cano y tras los resultados del informe forense, se procedió a confirmar que evidentemente el abatido era el máximo cabecilla de las Farc.
De allí el cadáver fue llevado inicialmente a la base Marco Fidel Suárez en Cali, de allí trasladado bajo estrictas medidas de seguridad a la morgue de Popayán donde se realizaron nuevas pruebas y se tomaron las fotografías del líder abatido que el país y el mundo conocieron hacia la medianoche del viernes.