5 frentes de guerra del Eln siguen activos | El Nuevo Siglo
Domingo, 22 de Junio de 2014

La firma de la paz con el Eln libraría a 78 municipios del país del accionar de los cinco frentes de guerra de ese grupo subversivo que se mantienen activos.

El gobierno del presidente Juan Manuel Santos Calderón adelanta diálogos exploratorios y, según dijo, las negociaciones podrían desarrollarse en Brasil.

Los cinco frentes de guerra que continúan con su accionar son: Nororiental, Norte, Noroccidental, Suroccidental y Central que reúnen cerca de 26 frentes rurales y siete regionales con presencia urbana y 13 compañías móviles.

El grupo armado se mantiene vigente  a pesar que desde el año 1997 comenzó a registrar una marcada tendencia descendente por la arremetida de las autodefensas y por el paso de las Fuerzas Militares de la defensiva a la ofensiva.

El Eln perdió zonas vitales para su financiación y logística de elevado valor estratégico dada su cercanía a importantes centros urbanos y en especial en aquellas regiones petroleras, mineras y de ganadería.

Las Fuerzas Militares y la Policía, durante el gobierno del presidente Andrés Pastrana, se fortalecieron con la profesionalización de los soldados e infantes de marina, la adquisición de material de guerra de última tecnología, medios de transporte y de combate aéreos, terrestres y fluviales. Además contó con la ayuda de Estados Unidos para el “Plan Colombia”. Esta transformación fue continuada por el entonces presidente Álvaro Uribe.

La ofensiva militar quebrantó el accionar político y armado del Eln en sus áreas base y de amplia influencia y cortaron de tajo su crecimiento y ampliación o desdoblamiento de frentes, aseguraron los investigadores consultados por EL NUEVO SIGLO.

Hoy en día, los cinco frentes de guerra, entre ellos el Nororiental y Noroccidental, las estructuras más combativas, sufren los continuos embates del Ejército, la Armada Nacional y de la Fuerza Aérea, así como de la Policía.

 

En descenso

Las agencias de seguridad del Estado señalan que contrario a las Farc, los máximos dirigentes del Eln, agrupados en el Comando Central, COCE,  no han sido tocados por el accionar militar y policial, en todo el territorio nacional.

El COCE es integrado por Nicolás Rodríguez Bautista, alias Gabino, responsable político y militar; Israel Ramírez Pineda, alias Pablo Beltrán, Eliécer Herlinton Chamorro Acosta, alias Antonio García, Rafael Sierra Granados, alias Ramiro Vargas y Jaime Galvis Rivera,  alias Luis Alcantuz.

Las estadísticas de los servicios de inteligencia registran que en 1998 el Eln contaba con un pie de fuerza de unos quince mil hombres y hoy en día es de unos tres mil hombres y una nutrida red de milicias. La mayoría de las estructuras del grupo armado se mantienen en la llamada “retaguardia estratégica” en la profundidad de la selva, en un esfuerzo para evadir la acción de las tropas.

Los investigadores afirman que a pesar de la significativa reducción en combatientes, el Eln es la guerrilla que aún sigue manteniendo a sus máximos cuadros vivos, mientras que las Farc perdieron en operaciones militares a Alfonso Cano, Raúl Reyes, El Mono Jojoy e Iván Ríos, miembros del secretariado que es integrado por siete comandantes, además de 50 comandantes de frente y cuadros medios.

En cuanto a los integrantes del COCE, algunas autoridades señalan que se mantienen fuera del territorio nacional y que se ocultan en países vecinos, precisamente, para evitar ser blanco de delaciones por parte de los insurgentes que se encargan de su protección o ser blanco de los ataques militares.

La información de las autoridades es corroborada por elementos del Eln desmovilizados o capturados y por el trabajo de otras agencias de inteligencia que señalan que Gabino, Antonio García, Pablo Beltrán, Ramiro Vargas y Luis Alcantuz, al parecer, se refugian en campamentos ubicados al otro lado de la frontera frente a la región del Catatumbo y del departamento de Arauca.

 

El accionar

Los servicios de inteligencia señalan  que desde el nacimiento como guerrilla, es decir, el 4 de julio de 1963, siendo presidente Guillermo León Valencia, el Eln ejecuta acciones de impacto nacional e internacional, entre ellas el secuestro de ingenieros petroleros, de un avión de Avianca y el masivo de feligreses de la Iglesia La María, en el sur de Cali.

Pero, por sus equivocaciones en sus acciones armadas, perdió el respaldo con el que contaba en el noreste antioqueño, donde tenía amplia influencia rural y urbana, cuando elementos de la “Compañía Cimarrón” del frente “José Antonio Galán” dinamitaron un tramo del Oleoducto Central de Colombia, ubicado a 34 kilómetros de Segovia, ocasionando el vertimiento de petróleo por el río Pocuné, muy cerca de la población de Machuca y que causó la muerte, en medio del fuego, de 84 personas, mientras otros 30 labriegos resultaron gravemente heridos, además  de la destrucción total de sus viviendas.

El Eln inicialmente negó los  hechos, pero gracias a la presión nacional e internacional terminó aceptando  su responsabilidad en estos graves hechos.

Precisan que el Eln, que se  creó como una alianza obrero-campesina, sufrió su más duro revés en 1973 por la famosa "Operación Anorí", ejecutada por el Ejército, cuando dos de los tres hermanos Castaño, sus fundadores, murieron en combate y un número no precisado de guerrilleros de base.

Explican que gracias a esta operación, en el gobierno del entonces presidente Belisario Betancur, el Eln ni siquiera figuró entre los grupos que firmaron los acuerdos de cese el fuego y se acogieron a la amnistía general, por cuanto continuaba su proceso de reorganización de sus frentes de guerra y frentes rurales y urbanos.

Pero, señalan los investigadores que gracias a los 50 millones de dólares que recibió por la extorsión a la que sometía a la Compañía alemana Manessman, constructora del oleoducto Caño Limón-Coveñas y luego a la Occidental Petroleum Company (Oxy), que entró a explorar y explotar los ricos yacimientos petrolíferos de Arauca en contrato de asociación con Ecopetrol, logró un  nuevo aire y volvió a la lucha política y militar.

En 1983, tras su recuperación de la “Operación Anorí” y el dinero recibido producto de las extorsiones a las petroleras y de los secuestros, en el marco de la Reunión Nacional de Héroes y Mártires de Anorí, decidió doblar las estructuras existentes con el fin de ampliar su presencia hacia las zonas de elevada riqueza minera y de explotación petrolera.

La expansión del Eln también se financió gracias al pago millonario del rescate de cuatro ingenieros de la empresa alemana Mannessmann.

Y, en 1986, en el primer congreso denominado “Comandante Camilo Torres”, la guerrilla adoptó una nueva estrategia militar, enmarcada en el modelo de la guerra popular prolongada y desarrolló la creación de los frentes de guerra y de las llamadas áreas estratégicas que correspondían por sus recursos económicos, políticos y sociales.

En los años 1987 y 1990, el Eln contaba con unos 4.700 integrantes distribuidos en cinco frentes de guerra con 38 frentes rurales, 7 regionales en escenarios urbanos y 38 compañías móviles. Pero hoy reúne unos 3.000 guerrilleros, 26 frentes rurales, un frente urbano y 13 compañías móviles, continuando con su estrategia para atacar los pilares de la economía nacional, identificando como objetivos principales la industria petrolera y la infraestructura eléctrica y de comunicaciones.

 

Los más activos

Los frentes de guerra más activos fueron los que se ubicaron en el norte del país: Nororiental, Noroccidental y Norte, que obtuvieron sus finanzas principalmente de la actividad petrolera y minera.

Actualmente, se destacan estructuras del Eln con presencia activa en el Chocó, en el nororiente del país; en  Arauca, Casanare y Boyacá, afectando al oleoducto Bicentenario, arreciando los sabotajes contra la infraestructura petrolera y las empresas multinacionales e incidiendo en la regulación de la minería ilegal en Cauca, Nariño, Chocó, Sur de Bolívar y bajo Cauca antioqueño, especialmente.

Las regiones activas con presencia del Eln, pero de bajo impacto: Antioquia, Arauca, Boyacá, Caldas, Caquetá, Casanare, Cesar, Guajira, Magdalena, Nariño, Norte de Santander, Quindío, Risaralda, Santander y Tolima.

Pero, en los últimos cuatro años, el Eln viene recibiendo constantes y permanentes golpes en sus estructuras, siendo abatidos nueve mandos medios, capturados otros cinco y uno más que se desmovilizó para acogerse a los planes de reinserción del Gobierno nacional. Otros 116 insurgentes de base también perdieron la vida en desarrollo de las operaciones militares, en el marco de las campañas “Espada de Honor I” y “Espada de Honor II”.

Desde el 1º de enero de 2010 a la fecha, se han desmovilizado 750 guerrilleros, mientras que otros 1.100 han sido capturados y puestos a disposición de las autoridades competentes.

Al Eln se le conoce por sus posturas radicales, pero también por su capacidad de reconocer sus errores y encarar las demandas de sus víctimas.

 

Cobro de gramaje

El máximo dirigente del Eln, Nicolás Rodríguez Bautista, alias Gabino, niega que esa guerrilla se nutra del narcotráfico, pero acepta que utiliza dineros de la extorsión y el secuestro para su financiamiento.

Mientras tanto, los servicios de inteligencia señalan que frentes de ese grupo sí cobran el llamado “gramaje” a los narcotraficantes e incluso cuidan y protegen cultivos y laboratorios para el proceso de base de coca y clorhidrato de cocaína.

 

Guerrilla no extinta

Los analistas y agencias de seguridad precisan que el Eln es una guerrilla menor pero no extinta y mantiene la capacidad de provocar violencia y afectar a los civiles en términos de muertes, secuestros, reclutamiento forzado y víctimas del uso indiscriminado de minas antipersonal y ataques contra las Fuerzas Militares y la Policía.

Francisco Galán, excombatiente y exdirigente de ese grupo armado al margen de la ley, precisó a El Nuevo Siglo, que primero está el Comando Central y luego sigue en jerarquía la Dirección Nacional del Eln, integrada por dirigentes escogidos en asambleas.

“El Eln tiene una estructura vertical para momentos operativos o militares contra objetivos determinados”, precisó.

Explicó que cada frente de guerra cuenta con una dirección colectiva, integrada por un responsable político, quien ejerce el mando; el segundo es el responsable militar, el tercero es el organizativo, el cuarto es el encargado de la actividad de educación y propaganda y el quinto es el logístico.

 

 

Aprendiendo

En cuanto a los diálogos en busca de la Paz, el señor Galán, explicó que la dirigencia del Eln viene aprendiendo de los procesos de paz con las Farc, además de tener su experiencia propia, con gobiernos anteriores.

“Los procesos con las Farc, abrieron posibilidades al Eln y sus dirigentes si están interesados en llevar un proceso de paz, pero el Gobierno y el Comando Central deben concertar una metodología de trabajo e identificar las diferencias entre el Gobierno y la fuerza guerrillera”, acotó Francisco Galán.

“Toda acción lleva en últimas  a la construcción de un país en paz.

En este momento paz significa que está dispuesto a abandonar las armas y tendrían que haber concluido que es imposible la toma del poder por las armas y que el Gobierno reconozca que por la vía militar tampoco se puede derrotar totalmente a la subversión. Entonces es necesario buscar una solución digna para llegar a la finalización del conflicto armado en Colombia”.

Como se sabe, la guerrilla del Eln expresa manifestaciones de paz en el encuentro de Puerta del Cielo y los diálogos de Maguncia, en Alemania, en el gobierno del presidente Ernesto Samper, sin resultados. Luego  buscó una zona de encuentro en el gobierno Pastrana.

Y, en el gobierno del presidente Álvaro Uribe se intentó entablar una negociación con el Eln, pero no se logró avanzar debido a las vacilaciones de sus mandos.

Ahora, desde el año pasado, el Eln viene trabajando en una fase exploratoria con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, en un esfuerzo para alcanzar un acuerdo de paz y cuyas negociaciones se cumplirían en Brasil.