18 años para que Estado los declare marido y mujer | El Nuevo Siglo
Domingo, 26 de Julio de 2015

 

Por: Sue De la Hoz S.

Periodista El Nuevo Siglo

 

DAR EL sí y jurarse amor eterno no es solo cuestión de adultos en nuestro país, pero se pretende que así sea en un futuro.

Que la gente se casaba más joven antes, cierto, pues el Código Civil desde 1886 hasta 2003 establecía como edad mínima para las nupcias los 14 años para los hombres y 12 en las mujeres. Pero en 2004 se unificaron las edades para ambos sexos en 14 años, lo cual a estas alturas sigue siendo prematuro para el Centro Democrático, bancada que presentó el martes un Proyecto de Ley que ampliaría el rango hasta los 18.

Aun iniciando trámites en el Congreso de la República, la iniciativa creada por el senador Honorio Henríquez, ya despierta toda clase de reacciones en diferentes esferas de la sociedad.

“Es un proyecto muy sencillo que lo que busca es que las personas mayores de edad se puedan casar, es decir, cuando cumplan la mayoría. Hoy en día la ley permite que los menores se puedan casar a partir de los 14 años, lo que el proyecto busca es que ese rango de edad se amplíe hasta los 18”, explica la congresista Tatiana Cabello, coautora del proyecto y vocera de la bancada.

Tratar de cambiar una ley que ha cobijado a los colombianos durante más de un siglo no es tarea sencilla, pero el partido acude a la mejor defensa: los menores.

“Nos motiva mucho el tema de los niños, en el Centro Democrático estamos comprometidos con los adolescentes. En Colombia la mayoría de edad está fijada en los 18 años, es decir que a esa edad se adquieren los derechos políticos, usted puede elegir y ser elegido. A los 18 las personas adquieren plena capacidad jurídica para contratar, adquirir obligaciones, entablar demandas, tener un contrato contractual con alguien. Entonces, si nos damos cuenta la ley es inequitativa, porque antes de los 18 muchas personas no han terminado su formación escolar, y muchas de las responsabilidades que conlleva un matrimonio obligan a que estos adolescentes abandonen el estudio”, argumenta Cabello.

Según la congresista también está demostrado que en los matrimonios precoces son más reiterados el maltrato y la incapacidad de resolver los problemas de pareja. “Por eso es que nosotros pensamos que es conveniente para la sociedad cerrar esa puerta que permite que un menor de edad se case en Colombia. ¿Qué hace un menor casado a los 14 años si no puede trabajar ni contratar ni votar? A los 18 años ya una persona tiene la madurez suficiente para tomar decisiones”.

Ante la ley divina

De ser aprobado el proyecto, la norma aplicaría tanto para matrimonios civiles como para los religiosos, sin importar la corriente ideológica. Con respecto a la propuesta uribista, el presidente del Tribunal Eclesiástico Nacional, monseñor Libardo Ramírez, se pronunció en nombre de la Iglesia católica.

“Esperamos que esta propuesta contribuya al matrimonio como institución, y que la decisión de casarse se haga con mucha discreción de juicio porque muchos matrimonios se dan hoy muy a la ligera, y resulta sobre todo ante la Ley Canónica, como inválida o nula. El pensamiento de la iglesia de querer subir la edad a 18 años, tanto para hombres como para mujeres, está bastante bien, pese a que la iglesia tiene sus normas de 16 años para validez. Pero sí exige permiso especial para menores de 18. Poniendo esa ley estaría mejor”.

Pero, ¿qué pasaba antes cuando era más común casarse a temprana edad, no duraban más los matrimonios de esas épocas que los de ahora? Es la pregunta que les salta a algunos ante este asunto. “Si bien los matrimonios de antes podían durar más no era precisamente por ese hecho, influía mucho el pensamiento cristiano de que el matrimonio es para toda la vida. Pero qué ha pasado, que por ejemplo en el Tribunal Eclesiástico Nacional, cuando vienen a demandar la nulidad de un matrimonio precisamente alegan eso, la edad: “nos casamos muy jóvenes”, dicen. Esas uniones abundaron. “Por eso el pensamiento de la iglesia favorece a que se suba la edad, de ninguna manera miraríamos mal una propuesta como esta”, complementó Monseñor.

En la Diócesis, para la licitud de un matrimonio por debajo de los 18 años, se necesita un permiso especial del obispo. Así, el Proyecto de Ley permitiría que no se les presione a los jerarcas para dar estas asistencias.

Ante la ley del hombre

En la otra orilla del debate está la Unión Colegiada del Notariado Colombiano, quienes también se pronunciaron al respecto en voz de su presidente Álvaro Rojas.

“Las sociedades han evolucionado muchísimo, incluso el desarrollo físico de las personas. El Código Civil sabiamente contempla el matrimonio civil entre menores, obviamente dentro de los límites de los 14 y los 16 años con autorización de los padres. Entonces, prohibirlo en estos momentos y solo dejarlo para mayores de edad no lo veo conveniente y eso sería limitante. Hoy en día, jóvenes desde muy temprana edad optan por ir a vivirse juntos o casarse, de manera que me parece que lo que el Código Civil tiene previsto está bien y no le ha causado daño ni a los menores ni a la sociedad ni a las familias. Por el contrario, es una opción de crecer. Pienso que es algo que se debe sostener”.

El vocero de los notarios también aseguró que el número de matrimonios en menores de edad, de personas entre los 14 y los 18 años, no es voluminoso. “Son excepcionales los casos en los que casamos menores de edad. De manera que no veo trascendencia al proyecto, no veo que sea urgente ni que resuelva nada”.

 

APOYADOS ENla defensa de los menores de edad, el Centro Democrático respalda la iniciativa de prohibir el matrimonio en menores de 18 años.

 

Estadísticas de matrimonios y divorcios

Jorge Enrique Vélez, superintendente de Notariado y Registro, reveló las estadísticas que miden el comportamiento de los matrimonios y los divorcios durante el año 2014. El funcionario indicó que de enero a noviembre del año 2014, los matrimonios civiles y los divorcios en Colombia aumentaron un 1.77% y un 0.49% respectivamente, al ser comparados con el mismo período del año 2013.

Por ciudades, el superintendente informó que, en las notarías de Bogotá se registraron 10.300 matrimonios civiles y 4.322 divorcios. De acuerdo con Vélez García, en proporción, por cada divorcio que se registra, también se escrituran 2.3 matrimonios civiles; y aunque Bogotá es la ciudad en la que más se protocolizan matrimonios civiles, este acto tuvo una variación negativa dejando de registrarse 151 actos, es decir, en la capital disminuyeron en un 2,30% el número de uniones celebradas en notarías.

En Cali por su parte, se escrituraron menos matrimonios y divorcios, -6.64% y -0.45%, respectivamente. En Medellín se casaron más y se divorcian menos; la disolución de uniones en la ciudad disminuyó en un -26.28%, es decir 217 matrimonios menos que en el mismo período del año 2013, por su parte, los matrimonios civiles aumentaron un 7.79%.

Llama también la atención de ciudades como Manizales, donde disminuyeron tanto los matrimonios con un 14,26%, como los divorcios con un 11,11%. Y Tunja donde el número de uniones creció considerablemente. Frente al comportamiento de matrimonios y divorcios en el país, Jorge Enrique Vélez explicó que estos tienden a disminuir durante el mes de enero, con una tendencia a crecer durante todo el año, siendo el pico más alto el mes de diciembre, donde se prevé un aumento del 1.5% frente al mes de diciembre del año pasado y un posible registro de más de 1.650 divorcios.

 

Panorama en América Latina

Uno de los aspectos más singulares de los distintos regímenes de nupcialidad latinoamericanos reside en la importancia que históricamente han tenido las uniones consensuales. A diferencia de los países desarrollados, en donde el fenómeno se considera parte de los cambios asociados a la segunda transición demográfica, en la región latinoamericana este tipo de unión ha coexistido con los matrimonios tradicionales desde tiempos coloniales.

Tradicionalmente ha existido una alta proporción de uniones consensuales, con grandes diferencias entre países. Por un lado se encuentran los del cono sur y México, con los niveles más bajos de uniones consensuales. Por otro lado se encuentran los países centroamericanos y del Caribe, con los niveles más altos (García y Rojas, 2002; Zavala de Cosío, 1995). Los datos más recientes indican que este tipo de uniones se están expandiendo en los países que anteriormente mostraban los niveles más bajos, al mismo tiempo que se ha mantenido o aumentado levemente en los países que ya de por sí tenían altos niveles (Castro Martín et al., 2008).

Conforme aumenta la edad, se reduce la propensión a la cohabitación, lo cual podría significar cambios en las preferencias vinculadas al ciclo de vida o una clara tendencia a legalizar las uniones con el paso del tiempo (De Vos, 1998; Rodríguez Vignoli, 2005).

En la región predomina el patrón homogámico, cuyos niveles más altos corresponden con los extremos de la jerarquía educativa (Esteve y López Ruiz, en prensa). Además, los niveles de homogamia/ heterogamia varían en función de los distintos grupos etnorraciales y del género al interior de cada uno de estos grupos (López Ruiz et al., 2008). Asimismo, la evidencia obtenida de Brasil y México (Esteve y McCaa, 2007) hace suponer que la tendencia hacia la hipergamia ha tendido a disminuir con el paso del tiempo.