La Asociación Nacional de Instituciones Financieras, ANIF, reveló que se refleja en un creciente servicio de la deuda de los hogares, el cual se ubica ya en 12% de su ingreso disponible, elevándose desde 10% en 2008, a pesar de haberse diluido por la extensión de los plazos a capital.
Lo anterior, señaló el centro de estudios económicos, se nota que este deterioro de la cartera encierra la doble envolvente de un elevado apalancamiento de los hogares, donde la relación Cartera Consumo + Cartera Hipotecaria / Ingreso Disponible bordea el 40%; y una extensión de los plazos que hoy alcanza los 5 años en consumo y los 17 años en hipotecas.
Alta cartera
Para ANIF entre 2014 y 2017 la relación Cartera Crediticia/PIB escaló del 40% hacia el 48% y solo recientemente se han visto señales de moderación hacia un 47%.
En este sentido puede afirmarse que dicha cartera ha venido exhibiendo un “aterrizaje crediticio suave”, mostrando ahora expansiones del 2,2% real anual.
En buena medida ello obedece a los aumentos de 300 puntos básicos en la tasa-repo del Banco de la República del período 2015-2016.
Ahora bien, explica el análisis, ese repliegue crediticio ha ocurrido de forma más clara y rápida en la cartera corporativa, la cual ahora se contrae a ritmos del -1,6% real anual.
Por el lado de la demanda, esto ha tenido que ver con la debilidad económica local, donde Colombia ha completado 12 meses creciendo por debajo del 2%, y con la incertidumbre empresarial generada por el proceso de paz y la reforma tributaria de 2016.
Además, en dicha cartera comercial el ciclo contractivo de la política monetaria suele transmitirse de forma rápida debido a que estos créditos se otorgan principalmente a DTF/IBR + spread; y tienen alta rotación cortos cercanos a 2 años.
Prospectivamente, las rebajas en la tasa-repo del BR deberían propiciar un moderado rebote de esta cartera a lo largo de 2018.
Consumo e hipotecaria
Por el contrario, la cartera de consumo ha venido mostrando una “sospechosa” aceleración hacia el 7,4% real anual en agosto de 2017 contra 3,7% un año atrás.
Esto va a contrapelo del deterioro en el desempleo urbano, bordeando 10,9% en el año corrido a agosto, un crecimiento de 0,7% anual y del mal comportamiento del índice de confianza del consumidor.
Esto solo se explica por una combinación de “complacencia” de los bancos con los deudores de una estrategia de mantener la participación del mercado bancario. Es claro que en el caso de la cartera de consumo la transmisión de la política crediticia ocurre con menor velocidad, pues cerca del 90% de los créditos se pactan a tasa fija; y su horizonte de plazo se ha ido extendiendo de los tradicionales 2 años hasta casi 5 años en la actualidad. Esto implica que la reducción de -275pb en la tasa repo del Banco de la República del presente año no ha tenido mayor impacto sobre dichos créditos a tasa fija y donde los mecanismos de recompra de cartera bancaria parecen estar operando aún de forma lenta.
De manera similar, la cartera hipotecaria ha venido mostrando crecimientos elevados del 7,9% real anual al corte de agosto de 2017 frente a 6.9% un año atrás.
En este caso la dinámica parece provenir de los subsidios-públicos PIPE I-II, ahora bajo el llamado “Colombia Repunta”. Sin embargo, las propias proyecciones del Ministerio de Hacienda muestran contracciones del orden del -6% en las edificaciones durante 2017, dado el efecto del rasgamiento de la burbuja hipotecaria.
ANIF sostiene que lo que es un hecho es que la calidad de la cartera vencida ha continuado deteriorándose hasta llegar al actual 4,4% (vs. 3,3% un año atrás).
Ello ya ronda niveles del 8,7% al añadir los castigos que motu-proprio hace el sector financiero, no muy diferente del pico que se tuvo en la crisis de Lehman en 2008-2009.
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