CON CIERTA frecuencia, algunos alimentos, como la cebolla, se ablandan o pierden sus características originales después de sacarlas de la nevera, y la razón tiene que ver con que el frío del refrigerador afecta la composición original de ciertos productos alimenticios.
No obstante, aunque muchas personas refrigeran comida que no lo necesita, la tecnología de hoy les ‘perdona’ ese error. “Los avances en las neveras modernas han llevado a los fabricantes a desarrollar tecnologías como Hygiene Fresh y sistemas de circulación de aire fresco que ayudan a combatir las bacterias y los malos olores”, explicó Mirang Won, gerente de Línea Blanca de LG Electronics Colombia.
En el caso de Hygiene Fresh, este filtro elimina hasta el 99,9% de las bacterias y por ende mantiene desodorizado el interior del refrigerador. Esta tecnología se complementa con Inverter Linear Compressor (es el motor y corazón de la nevera); gracias a sus sensores de alta precisión mantiene temperaturas estables dentro de la nevera, y un flujo de aire continuo y niveles de humedad ideales para conservar mejor los alimentos, a la vez que suministra un funcionamiento silencioso.
La experta comenta que “pese a que algunos alimentos no requieren refrigerarse, es cuestión de hábito meterlos a la nevera y por ello la tecnología de alguna manera minimiza el impacto no deseado sobre tales productos”.
Este es el listado de lo que no se debería refrigerar:
1. Los aceites: Sucede, sobre todo con los aceites de oliva, que cuando se refrigeran pierden la consistencia suave y pueden tornarse en una especie de pasta, por lo cual se recomienda mantenerlos a temperatura ambiente con la tapa bien cerrada en un sitio seco y donde no les dé directamente la luz del Sol, incluso después de abrir la botella.
2. El café: Sin importar si es molido o entero, el café debe mantenerse alejado de la nevera pues el grano tiene la particularidad de absorber los olores y los sabores de otros alimentos, sobre todo si se trata de un ambiente cerrado, como el del refrigerador, lo cual le cambia el aroma o lo humedece. El café se debe guardar a temperatura ambiente en una bolsa sellada o un frasco hermético, y ojalá en un sitio oscuro.
3. Los tomates: A menudo, las bajas temperaturas hacen que los tomates se tornen harinosos y secos. El consejo es dejarlos al aire libre en una canasta, aunque no dentro de bolsas plásticas. Y si quiere madurarlos más rápido, envuélvalos en papel periódico.
4. La cebolla: Sin importar si es cebolla junca, blanca o roja, si se deja en la nevera, adquiere una apariencia blanda y mohosa. Tal como sucede con los tomates, es mejor dejarla en una cesta al aire libre y sin empacar. La cebolla larga se puede envolver en papel aluminio, en caso de que desprenda un olor demasiado fuerte. Y si almacena media cebolla, envuélvala en película plástica, refrigérela y úsela a la mayor brevedad.
5. La papa: Todas las variedades, tanto la criolla como la papa ‘de año’, se ven afectadas por el frío de la nevera, ya que el sabor se torna dulzón y para nada agradable. Por ello se les debe dar similar tratamiento que al tomate y la cebolla. Además, el frío intenso incrementa en exceso la cantidad de harina en la papa.
6. Bananos y plátanos: Adicional a que en el refrigerador no maduran bien, los plátanos y los bananos tienen la tendencia a que la cáscara se torne negra más rápido.
7. La miel: Mantener la miel fuera del refrigerador retrasa la cristalización de los azúcares que esta contiene. La miel fuera de la nevera no se daña y, si se solidifica con el tiempo, basta con ponerla unos minutos en el horno microondas o calentarla al ‘baño de María’ para que retorne a su estado líquido.
8. Los ajos: El ajo en la nevera se ablanda o se ennegrece demasiado rápido. Es mejor almacenarlo en una malla o libremente en una canasta a temperatura ambiente.
9. El melón: Si aún no está abierta la fruta, es mejor mantenerla fuera del refrigerador. Una vez se corta, se recomienda refrigerar lo que sobró y cubrir la parte de pulpa expuesta con papel aluminio o película plástica para evitar que se oxide o que el frío la ‘queme’. Lo mismo sucede con el mango, el kiwi, las cerezas y los duraznos.
10. El aguacate: Pasa lo mismo que con los bananos, que la maduración se detiene en la nevera. Si lo abre y quiere guardar lo que sobró, lo puede refrigerar debidamente cubierto con película plástica y ojalá después de ponerle unas gotas de limón para retardar su oxidación. Eso sí, después de abierto, es mejor consumirlo a la mayor brevedad.
11. El pan: La nevera no es amiga del pan; no obstante, si de preservarlo durante varios días se trata, el congelador es el mejor lugar, siempre y cuando esté en una bolsa plástica sellada o envuelto en película plástica, con el fin de evitar que se seque demasiado.
12. Otros: Las hierbas frescas (albahaca, cilantro, etc.) no se deben refrigerar a menos que se guarden en un frasco sellado herméticamente. Las salsas de ají tampoco se refrigeran, incluso después de abiertas.