Un espectáculo el que se vivió el pasado jueves en la gran cena “Una vaca por la paz”. El sentido de solidaridad, convivencia y generosidad, se fundieron en un ‘sí’ a Fundagán, para avanzar en su propósito de crear una conciencia colectiva de mirar el problema de la paz y la pobreza campesina desde un ángulo distinto, y sumar el compromiso de empresas y personas por mejorar el “estar” de muchas familias del campo, haciendo posible que puedan consumir un vaso de leche diario.
En esta oportunidad la cifra de vacas donadas, más unos aportes en dinero para adquirirlas, arrojó un balance que superó las expectativas. Se esperaban donaciones de 700 vacas, y el tablero cerró en 1.005.
Destacan iniciativas como la Gobernación de Cundinamarca que donó 200 vacas; Metrotel y Claro, cada una de las cuales aportó 67 vacas; la Alcaldía de Cartagena, 35; Seguros la Confianza y Autopista del Llano, 40 vacas; Ecopetrol, 33 vacas y Promigas y el Grupo Fragata, 20 vacas cada uno. Los empleados de Fedegán no se quedaron atrás. Entre todos hicieron una vaca, cuyos fondos alcanzarán para adquirir 6 vacas.
Estas vacas serán entregadas a familias campesinas de escasos recursos y especialmente a miembros de la Fuerza Pública, víctimas de minas antipersonales y municiones sin explotar.
El Ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, al agradecer a Fundagán el haber decidido entregar parte de las donaciones a miembros de la Fuerza Pública víctimas de la violencia, señaló que siempre en el crecimiento de la economía se ha cruzado un soldado o un policía, y muchos de ellos ha entregado su vida. Son soldados que vienen de los sectores más humildes.
Acompañaron al Ministro, el General Alejandro Navas y un grupo de soldados en discapacidad por las minas antipersonales.
María Fernanda Cabal, directora de la Fundación Colombia Ganadera, se hizo vocera de la gratitud de los campesinos pobres que recibieron una vaca de la pasada Cena por la paz, e hizo una serie de reflexiones en torno a este tema.
Señaló que “la paz no es sólo el silencio de los fusiles, por el contrario, el fin de la violencia es apenas el comienzo de la verdadera paz, la cual tiene muchos nombres: Igualdad de oportunidades, seguridad, reconstrucción del tejido social, justicia, equidad… son apenas algunos de ellos”.
Concluyó, señalando que la paz es la sumatoria de miles, de millones de pequeñas acciones individuales de la sociedad organizada, que una vaca por la paz no va a solucionar en forma definitiva la pobreza, ni a consolidar la paz, pero todo lo que se deje de hacer nos alejará más de lograr una paz sostenible. La cena por la paz es un esfuerzo para llamar la atención de los colombianos ante la realidad de la pobreza y el abandono que vive el campo, donde 64 de cada 100 personas son pobres, una cadena de solidaridad que desde hace más de 18 meses convoca a ganaderos, empresarios, personalidades e instituciones públicas y privadas”.
Al igual que en la I Gran Cena, en esta oportunidad hicieron presencia chefs de gran renombre: Harry Sasson, y Humberto Sánchez, acompañados de Mark Rausch (pastissier), quienes deleitaron a los participantes con la excelencia de su arte culinario.
Ricardo Barreneche, el mejor martillo de Colombia, fue el encargado de dirigir el remate de la solidaridad en favor de los pobres. En 2014 será la próxima cita para hacer una vaca por la paz.