¿Qué quedó del M-19 31 años después de firmar la paz? | El Nuevo Siglo
Darío Villamizar Herrera dice que la Carta del 91 se convirtió en el mejor legado político del acuerdo de paz.
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Miércoles, 10 de Marzo de 2021
Redacción Política

El primer gran experimento en Colombia de una guerrilla pasando al campo político y electoral fue el M-19.

Hace 31 años se firmó el acuerdo de paz entre esa facción armada y el gobierno del presidente Virgilio Barco ¿Qué quedó de todo ese proceso político y electoral tres décadas después? ¿Qué sobrevive hoy en materia dirigencial e ideológica? Responde el politólogo, escritor y exmilitante del grupo Darío Villamizar Herrera.

EL NUEVO SIGLO: Se cumplen 31 años del acuerdo de paz con el M-19 ¿Cómo fue ese episodio?

DARÍO VILLAMIZAR HERRERA: Bueno, el 8 de marzo se cumplieron 31 años de la dejación de las armas por parte del M-19 en un corregimiento del municipio de Tacueyó, en el departamento del Cauca, en cabeza de su comandante Carlos Pizarro León-Gómez. Al día siguiente, 9 de marzo, se firmó el acuerdo de paz entre el comandante Pizarro y los delegados del Gobierno. En la tarde-noche de ese día se firmó el documento entre Pizarro y el presidente Virgilio Barco en la Casa de Nariño.

ENS: ¿A quién se entregaron las armas del M-19?

DVH: Se entregaron a una comisión de la Internacional Socialista, que eran dos militares europeos y uno venezolano; ellos hicieron toda la revisión y luego fueron trasladadas a una fundición en Cali, la Siderúrgica del Pacífico, y las convirtieron en unos lingotes que todavía se conservan y con los cuales se piensa en próximos meses hacer un monumento a la paz.

ENS: El M-19 pasó a la historia, entre otras cosas, por la espectacularidad de sus golpes…

DVH: Así es, pero creo que el golpe político más espectacular fue justamente haber firmado la paz, fue la mejor expresión revolucionaria. Desde 1980 Jaime Bateman Cayón había vislumbrado que era posible una paz sin tener que llegar a la guerra civil entre colombianos, sino que negociando se podría alcanzar la negociación y la paz. Y así fue, exactamente diez años después se convirtió en un partido político legal.



ENS: Bueno, pero el principal error del M-19, que hoy todavía se lo cobran, es la toma del Palacio de Justicia…

DVH: Lo del Palacio de Justicia fue una operación en la que no se calcularon sus dimensiones, fue una operación sobre la cual el M-19 ha hablado algunas veces sobre lo inoportuno, lo inconveniente, lo desatinado, lo mal planeada que fue esa operación. Fue un momento desatinado para todos los colombianos: para los miembros del M-19 que planearon esa operación, para el Estado colombiano y las Fuerzas Militares que planearon una retoma a sangre y fuego.

Hubo secuestros muy importantes, uno el de José Raquel Mercado, que terminó en su muerte, y el de Hugo Giraldo Neira, un dirigente de una reconocida empresa que permitió destrabar una negociación sindical.

Y el de Álvaro Gómez, que además de haber tenido un final feliz, fue el hecho que después permitió que se concretara la paz con el M-19 un año y medio después.

Debut político

ENS: Ya como movimiento político, después de su desmovilización, el M-19 se convirtió en la segunda fuerza política en la constituyente del 91 ¿Cómo lo recuerda?

DVH: Así es, el M-19 se transformó en el partido político Alianza Democrática M-19 que lideró la necesidad de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente. Para las elecciones del 9 de diciembre de 1990 la AD M-19 alcanzó la segunda votación, logró 19 constituyentes y se convirtió en una de las tres principales fuerzas políticas para la elaboración de la Constitución de 1991.

ENS: ¿Qué vino después de la firma de la paz, en los comicios presidenciales…?

DVH: Sí, esas elecciones fueron exactamente dos días después de la firma del acuerdo de paz, es decir el 11 de marzo de 1990. Nos metimos en una campaña muy corta, de apenas dos días, Pizarro alcanzó el 12% de los votos, fue la tercera votación, y Antonio Navarro, que también estaba de candidato a la Alcaldía de Cali, alcanzó un número importante de votos. Además, en esa ocasión Vera Grave fue elegida senadora.

De manera que la desmovilización del M-19 marcó un cambio en la configuración de los cambios políticos en Colombia. El país es consciente del aporte tan importante que hizo el M-19 a la paz del país.

ENS: ¿Qué pasó con la AD M-19, un partido fugaz?

DVH: Así fue. La AD M-19 fue un movimiento político de corta duración, digamos que su vida útil estuvo muy centrada en esos cambios que se materializaron en la Constitución Política de 1991.

Creo que hubo errores. Eso definitivamente nunca llegó a ser un partido político, se mantuvo una estructura muy abierta, allí hubo fuerzas muy variadas, llegaron personas y sectores de partidos tradicionales, comunistas, sindicalistas… Los intereses fueron muchos. Creo que a todos lo que los agrupó fueron esos cambios que se dieron en la Constitución de 1991. Ya para las elecciones posteriores, como las de Congreso de 1992, los resultados fueron menores y así poco a poco hubo un proceso lánguido de culminación de la AD M-19 como partido político en un lapso muy corto, de tres o cuatro años.



Ahora, un partido nuevo sometido a cinco a cinco o seis procesos electorales en dos años, pues fue arrollado por los partidos tradicionales que han manejado al país durante tanto tiempo. Eso no fue una tarea fácil. Y hay que decir autocríticamente: muchos compañeros de esa época se ilusionaron con los cantos de sirena de los partidos tradicionales, se fueron a sus toldas y allá se quedaron.

ENS: ¿En su momento, hasta dónde creyeron que llegarían con un partido político extraído de las entrañas de la guerra?

DVH: El horizonte político fue la búsqueda de la democracia, nunca hubo un plan, una concepción de cómo íbamos a estructurar ese partido, sino que todo el trabajo se hizo sobre la marcha. Esos años, de 1990 a 1992, fueron muy intensos de la política en Colombia. No olvidemos que en esos años fueron asesinados cuatro candidatos presidenciales, una tragedia que ningún otro país ha vivido. No solamente fue la dinámica política y la misma maquinaria política sino los riesgos de la política. Esos fueron aspectos que afectaron nuestro horizonte político.

Entonces…

ENS: ¿Qué queda de esa Alianza Democrática M-19 que nació hace 30 años?

DVH: Bueno, pues quedan muchas experiencias y unos dirigentes que han tomado otros rumbos, algunos en la política con resultados muy importantes, como Antonio Navarro y Gustavo Petro. Otros se pasaron a otras colectividades. Otros están en la academia, en la cultura.

ENS: ¿De esa política de izquierda, del discurso reivindicativo no queda mayor cosa? ¿O sí?

DVH: Pero eso no es lo fundamental, lo importante es que la mayoría de quienes hicimos parte del M-19 seguimos inmersos en distintos procesos políticos y sociales, no necesariamente en la política electoral. Gustavo (Petro) y Antonio (Navarro) están en la política electoral, los demás elegimos otros caminos, otros son defensores de derechos humanos, etc. Considero que lo fundamental es que todos seguimos activos con esos principios que nos han guiado desde 1974, cuando se fundó el ‘Eme’.

ENS: Mirando en retrospectiva ¿Valió la pena la lucha armada, luego la lucha política?

DVH: Claro que sí. Contar con la Constitución que hoy tenemos, sin que sea la panacea, valió la pena. Es una Constitución garantista, el hecho de haber roto el bipartidismo, el reconocimiento que hace la Carta a los derechos humanos, a las personas, todo eso valió la pena. Siempre reivindico esos momentos de lucha que vivimos. Creo que hicimos bien la tarea.