María Teresa Herrán se descubre como artista | El Nuevo Siglo
Foto cortesía
Martes, 13 de Diciembre de 2016

No es escultora sino pintora, “porque los troncos o sus pedazos están ahí”. No los cincela, los interviene con la luz de la pintura. Les va dando sentido a partir de los huecos, grietas y salientes que le dicen algo, pero cuyo significado se los da ella.

Grises, Identidad y Depredación son los nombres de las tres series de “Troncos” que conforman las 17 obras que expone María Teresa Herrán -o MariaTe- desde el lunes y hasta el sábado en la Galería Cero en Bogotá, bajo la curaduría del fotógrafo Jairo A. Llano.

“Identidad” es sobre Colombia; “Grises”, la faceta más abstracta y “Depredación”, la historia de la violación de la naturaleza, pero también, de su renacimiento”, explica MariaTe, revelándonos con este trabajo su faceta más oculta: el arte, aunque rehúye que se la considere artista.

“Los troncos tienen alma cuando uno los mira de cierta manera. A partir de ahí empieza una búsqueda de materiales. Traté con el óleo, pero no funcionaba en la madera. Continué la pesquisa y llegué al acrílico. Exploré distintos barnices, lacas… En fin, a ensayar. Descubrir qué servía y qué no y cómo utilizar todos los materiales hasta llegar a lo que uno cree qué es lo que quiere representar”.

Adiós al periodismo

Se describe como “abuela cibernauta”. No deja de aprender y preguntar. Tampoco deja su análisis de medios y formación de ciudadanía, planteándolos, poniéndolos a circular en Twitter (@MariaTeHerran) y escribiendo regularmente sobre los mismos en su Blog “Opinar es debatir sin pelear”.

Después de seis años continuos caminando, recogiendo, mirando y descubriendo el alma de su objeto, María Teresa Herrán – o MariaTe– presenta su trabajo artístico “TRONCOS”.

Atrás quedaron cinco décadas de periodismo escrito, televisivo y opinión, de ensayos e investigaciones, de hacer libros, de enseñar y de trabajo gremial. Igualmente, otro tiempo de creación pintando retratos al óleo en grandes y pequeños formatos que nunca mostró porque no se sentía segura.

Lo suyo hoy es estar en silencio. Respirar. Andar kilómetros por el campo. Observar, ver y mirar con la luz del periodismo y descubrir y entablar un diálogo desde la pasión y obsesión del arte con los “Troncos”, vivos y orgánicos. “Abandoné todo el retratismo y me dediqué a los troncos y a la fotografía”.

El arte: su nuevo lenguaje

El arte es el nuevo lenguaje de MaríaTe para continuar expresándose sobre los asuntos y temas de los que se ha ocupado toda su vida: el sentido humano, la ciudadanía, el periodismo, la política…

“Lo que yo pienso, lo que yo siento cuando miro al país o cuando miro al mundo influye de una manera sustancial y fundamental en la manera cómo voy a tratar los troncos”, señala.

MariaTe aspira con su exposición a lo mismo que aspiraba en el periodismo: a divulgar. “Que haya conocimiento de lo que estoy haciendo, no por vanidad sino por necesidad. Como decimos con Javier Darío Restrepo, a estas edades hay una necesidad de trascendencia, de dejar algo que trascienda la vida cotidiana”…

El arte y el periodismo se parecen en eso, en que comparten esa necesidad que tenemos de transmitir, subraya. “Si uno transmite está contento. Que otras personas reflexionen sobre la identidad, sobre los abstractos, en fin, sobre todas las cosas. Es una necesidad que me hace feliz”.

¿Quién es MariaTe Herrán?

María Teresa Herrán (1946) es jurista de formación y periodista de profesión. Doctora en Ciencias Jurídicas (UJ/1969) y D.E.S (Maestría) Diplome d'Etudes Supérieures (Paris II/1976) formación que de la mano del periodismo le permitió durante más de 50 años desempeñarse de manera relevante en medios escritos y televisivos escribiendo, dirigiendo equipos, analizando, opinando, así como en el ámbito académico investigando, enseñando y dirigiendo programas, maestrías, postgrados en comunicación, periodismo y derecho.

Su riguroso trabajo periodístico, investigativo y documental, y muy especialmente, por su trabajo sobre la ética periodística, la ubican como una periodista y referente destacada dentro y fuera de Colombia.

Jairo A. Llano, curador

Es en el cruce de caminos en un paisaje vasto y de horizontes lejanos, en donde nos detenemos a repensar nuestras formas, estructuras y mensajes. Para María Teresa Herrán, es un encuentro poético con las raíces arrancadas de la tierra que encuentra en su camino y que mediante su pintura recuperará, como devolviéndoles la vida y la fuerza de la palabra; títulos como “Oro y sangre”.

“Petróleo” y “Dolor de víctimas” nos revelan las intenciones políticas que corresponden a los mensajes que Herrán ha defendido en sus acciones de periodismo, mientras que obras más recientes como “Resurgir de Cenizas” o “Pájaro Danzante” son el reflejo de una mirada con más distancia, cuidadosa y transformadora. La palabra se fusiona con el color.

Bajo esta premisa, esta exposición de pintura nos invita a cuestionarnos a medida que la recorremos; lo primero que Herrán propone es la desmaterialización del objeto orgánico, para ello cubre la primera serie que veremos con capas grises, plateadas y algunos tonos de azul, la madera puede ser ahora metal, puede ser escultura, puede ser abstracción. Entramos en un mundo de posibilidades aprovechando que aquello que parece neutro, es simplemente una tabula rasa desde donde se puede construir cualquier cosa. “Elevación”, “Paloma”, “Imploración” y “Cántico Azul” entre otras componen un conjunto armónico, podría decir que argumentativo de las propuestas conceptuales de la exposición.

Esta calma inicial dará paso a la explosión de color. Entrando en materia, nos encontraremos con la serie Posguerra, una instalación de 5 pinturas de acrílicos y laca sobre troncos en donde es inevitable encontrar en los colores una iconografía nacional rodeada de preguntas que surgen por la violencia misma de las formas de la base y de los trazos impuestos sobre ellas. A esta pieza le acompaña “Tótem” una obra cargada y expresiva que la artista define con estas palabras: “El optimismo viene de adentro, como también vienen de adentro el odio y el dolor”.

María Teresa nos mece entre lo desgarrador y lo sutil, pasa de lo evidente a lo casi imperceptible. Con “Pie de Oro” nos hace un guiño a los recuerdos, a ese tropiezo con las raíces que todos hemos tenido alguna vez, a ese detalle que como detonante puede ser capaz de cambiar nuestras vidas o el camino mismo de un país.

Esta exposición no es un punto de partida de María Teresa como artista. Por el contrario es el resultado de la necesidad de seguirnos comunicando con sus diversos lenguajes, haciéndonos partícipes de sus ideas y su identidad.