Las compañías aseguradoras que se encuentran en el negocio del SOAT, están a punto de naufragar debido a las millonarias pérdidas reportadas en el 2016, que ascendieron a $ 218.000 millones.

La directora de la Cámara Técnica de Fasecolda, Ángela Husgame, afirmó que la situación es tan compleja que ya dos compañías salieron del negocio y 12 siguen vendiendo el SOAT con un alto riesgo.

Afirmó que a mediano y largo plazo el modelo no es viable pero estimó que la idea es adoptar varias acciones para salvar el modelo que es necesario para atender a las víctimas de los accidentes de tránsito.

Dijo que el problema radica en la alta accidentalidad que se viene presentando con las motos y debido a los fraudes registrados con el seguro por parte de algunos colombianos.

De acuerdo con la directora de la Cámara Técnica de Fasecolda las motos participan en un 88% de los accidentes de tránsito con víctimas con cargo al SOAT.

“Nuestras cifras muestran que de cada $100 que reciben las aseguradoras en primas se están pagando $ 170 en siniestros de las motos con un hueco de 70 pesos”, comentó.

Aseguró que ante este panorama se hace imperativo establecer condiciones más drásticas para la expedición de las licencias de conducción de los motociclistas.

Fraudes

A esto se suma los fraudes como por ejemplo las personas sufren un accidente casero e indican que fue en un incidente de tránsito y también los excesos de protocolos médicos con cobro al SOAT.

Esta situación ya había sido puesta en conocimiento público en el marco del Congreso Internacional de seguros 2017, de la Federación de Aseguradoras Colombianas (Fasecolda), por el presidente de la organización, Jorge Humberto Botero, quien expresó que entre las principales preocupaciones que agobian al sector de seguros en Colombia, son las consecuencias de las altas tasas de accidentalidad en las vías del país.

Calamidad pública

Para Botero, la seguridad vial en Colombia es un tema de calamidad pública, pues según información proporcionada por las aseguradoras, con base en las reclamaciones al Soat, las víctimas de accidentes fueron 697.619 personas en 2016, con un aumento de 4,8% anual.

Al respecto, Botero afirmó que el crecimiento de la accidentalidad corresponde también al crecimiento del parque automotor de motocicletas, más propensas a siniestros, y a la excesiva expedición de licencias.

“Expedimos licencias como si fueran boletas para un concierto gratuito de la alcaldía”, aseveró. También, aseguró que cambiar la forma en la que se calculan las tarifas de SOAT, a una que tenga en cuenta el récord de comportamiento de un propietario de un vehículo beneficiaría a los empresarios y reduciría la accidentalidad y el fraude, uno de los problemas que aqueja a las aseguradoras.

Los aprietos

Según la Organización Mundial de la Salud, en Colombia fallecen por accidentes de tránsito 16,8 por cada 100.000 habitantes, lo que ubica al país en situación similar a la de India, Nepal o China. Para Botero, es importante preguntarse qué están haciendo mejor otros países de la región como México, Chile o Argentina, en relación al tema, para registrar menores tasas de mortalidad en accidentes de tránsito. Además, explicó que las motos aportan 88% de las víctimas de accidentes de tránsito, pues el número de estos vehículos pasó de 2,4 a 7,5 millones en los últimos 10 años.

De otra parte, Eduardo Visbal, vicepresidente de Comercio Exterior y Sector Automotor de Fenalco, ha dicho en varias oportunidades que “el 98,56 % de los motocicletas del país pertenece a los estratos 1, 2, 3 y 4. De este total, el 53,8 % se localiza en los niveles socioeconómicos 1 y 2”.

Explicó, además, que las motocicletas enduro son las más usadas en zonas rurales y en el campo, mientras que las de tipo deportivo ganan terreno en todo el país, puesto que presentaron un incremento del 16,6 %, al pasar de 30.477 unidades matriculadas en 2016 a 35.545 en lo que va de 2017.

Los datos entregados por Visbal, según el cual las motos constituyen “un pilar de desarrollo económico que apoya a la subsistencia de 7,8 millones de familias populares del país”, también conducen a otras reflexiones.

La primera es que, si se tienen en cuenta las cifras de la Asociación Colombiana de Vehículos Automotores (Andemos) que calcula que en Colombia en 2016 se vendieron 574.481 motos y para 2017 se estima que sean 597.500, el mercado de esos vehículos sigue una línea ascendente.

Pero de ahí se desprende otra reflexión que tiene que ver con la accidentalidad de los motociclistas, cuya tendencia es bastante alta y también muestra una trayectoria en ascenso. Datos de la Agencia Nacional de Seguridad Vial  dan cuenta de que en 2016 murieron 2.873 motociclistas en Colombia, mientras que otros 18.288 resultaron lesionados.

“Un escenario que se vuelve todavía más preocupante cuando las cifras de decesos se comparan con las de 2015, cuando fueron 2.544 personas”, agregó el diario bogotano en su informe de marzo pasado, en el que también señala que además de los motociclistas fallecidos, también murieron 570 acompañantes y otros 5.714 resultaron lesionados.

“Además, los accidentes protagonizados por estos vehículos de dos ruedas causaron el 42,8 % de las muertes de peatones el año pasado y el 38,1 % de los 8.309 peatones lesionados”, agrega el periódico. “A partir de una muestra significativa de los casos ocurridos en todo el territorio nacional, se encontró que la invasión de carriles es la causa en el 34,7 % de los siniestros, seguida por la pérdida de control del vehículo ‘por deficiencias de maniobrabilidad del conductor’, que se presentó en el 23,8 % de las ocasiones”.

La seguridad y la responsabilidad de los motociclistas deben estar en el centro de las preocupaciones de las autoridades si, además de lo anterior, se tiene en cuenta que “en el país se han matricularon 367.929 motocicletas a corte de septiembre de 2017. Solo en este mes, los colombianos compraron un total de  42.809 unidades”.

La atención tal vez se deba centrar en las ciudades con mayor número de motocicletas nuevas registradas: Bogotá (14,7 % de participación en el mercado), Medellín (11,1 %) y Cali (9,8 %), seguidas de los departamentos de Cauca y Nariño (6,6 %) y Montería (5,2 %), de acuerdo con Fenalco y la Andi, citados en el mismo boletín.

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