Sería feliz tocando conciertos de Mozzart, uno tras otro: Bashkirova | El Nuevo Siglo
Foto cortesía Elena Bahkirova
Domingo, 22 de Octubre de 2017
Cindy Serrano y Pablo Uribe
Considerada como una de las mejores pianistas del mundo, Elena Bashkírova, la rusa casada con el director argentina Daniel Barenboim, habló con EL NUEVO SIGLO a su paso por Bogotá

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ELENA Bashkirova, una rusa amante se Mozzart, Schubert y Schuman, desde su infancia supo que la música clásica era una obsesión que debía ser interpretada en las teclas del piano.

Influenciada por su padre, Dimitri, director y pianista, en plena Unión Soviética creció escuchando sonoras armonías que iban desde los vals de tchaikovsky hasta las introspectivas sinfonías de Beethoven.

Con casi tres décadas de carrera, donde ha tocado en los principales escenarios del mundo, la clave del éxito de Bashkírova radica en que evalúa, con anticipación, el país y el público al que se va a presentar. Ello le permite, acorde con sus concepciones culturales y musicales, establecer una “partitura” que impacte. Ejemplo de ello es que para su concierto en Colombia escogió composiciones o piezas de un compositor “fresco” como Bartók.

Bashkírova es una convencida de que la música no solo crea fuertes lazos de hermandad y reconciliación, sino que es una propulsora del desarrollo y la educación en los niños, desde sus primeros pasos.

Como parte de su activismo musical, hace dos décadas dirige el Festival de Música de Cámara de Jerusalén, cuya acogida y positivo impacto ha llevado a que sea calificado como una “isla de paz” en medio de la violencia.

Todo alrededor de esta maestra rusa gira en torno a la música. Desde ser hija de uno de los más grandes músicos, hasta tener dos hijos dedicados a este arte y  estar casada con uno de los grandes directores de orquesta, Daniel Barenboim. EL NUEVO SIGLO habló con la pianista rusa.

EL NUEVO SIGLO: ¿Por qué Mozart es su compositor favorito?

ELENA BASHKÍROVA: No tengo dificultades con él. Mucha gente tiene dificultades para tocar Mozart, y es más difícil cuando uno se hace adulto. Tengo suerte. Me encanta interpretarlo. Sería feliz tocando los conciertos de Mozart, uno tras otro,  y todo lo de la música alemana. También me encantan las  óperas de Mozart. Considero que sus piezas son una gran combinación. Siempre, cuando tocas los conciertos de Mozart, incluso si los interpretas cientos de veces, encontrarás algo nuevo. Es como un misterio que siempre te trae algo.

ENS: ¿Qué influencia ha tenido Gidon Kremen en usted?

EB.- Empecé a tocar con él y me dio la oportunidad de probarme a mí misma. Él abrió mis oídos a la música moderna. Él abrió mis horizontes musicales.

ENS. Hablemos un poco de su administración en el Festival de Música de Cámara de Jerusalén, ¿qué enseñanzas le ha dejado?

EB.- He aprendido mucho. Han sido los últimos veinte años de mi vida en los que me he dedicado enteramente a este proyecto, así que lo que he aprendido es mucho. He aprendido a hacer programas, cómo combinar a los músicos con lo que se va a tocar. También he aprendido lo que es es importante para el público y cómo podemos educar a la gente. Esto es una sinergia porque al mismo tiempo que estas enseñando te estás educando. Es la experiencia humana musical más increíble.

ENS: Entonces, se podría decir que, ¿la música clásica sana las almas de las personas?

EB: No, no puede sanar el alma. Pero ciertamente creo que a las personas que les gusta, la música clásica les da una base y creo que cuando los niños se  ponen en contacto con la música clásica desde el principio, son mucho más felices que la gente a su alrededor. Pero es muy difícil que una persona grande entienda la música clásica.  No quiere decir que no ocurra, pero casi nunca pasa. En cambio, un niño tiene la posibilidad de interiorizarla en su cerebro y en su alma. La música debería ser una parte importante de la educación de los niños.

ENS.- ¿Es verdad que quería ser actriz?

EB: Sí, siempre quise ser actriz, yo quería estar en un escenario al frente de un público, ese era mi sueño original.

ENS.- ¿Qué pasó entonces?

EB: En ese tiempo mi padre estaba enseñándome y me dijo que si quería hacerlo bien, sólo podía hacerlo si me dedicaba por completo.

ENS: ¿Cuál fue la influencia de su padre en su música?

EB: Muchísimo, él fue mi profesor principal. Todo lo aprendí con él, todo lo que sé de la música lo sé por él, compositores, obras, las bases en piano, todo.

ENS: ¿Por qué escogió a Bartók para su presentación en Bogotá?

EB: Es un compositor muy interesante. Creo que es un reto para la Orquesta Filarmónica de Bogotá tocar esas piezas, pues aunque no son las más complejas, el verdadero éxito está en la técnica, ya que cada vez se va volviendo más complicado. Es un poco Mainstreim, pero no tanto. Además quería traer algo que también fuera fresco para el repertorio.

ENS: Ya había tocado a Bartok en Colombia antes, ¿cómo fue esa experiencia?

EB.- Fue maravillosa, con grandes piezas. No sabíamos que estaba esperando el público, pero cuando lo interpretamos impactó a los asistentes y amaron esta música. Así que en verdad fue una experiencia fantástica.

ENS.- ¿Y por qué no escoger uno artista ruso?

EB.- Dejé Rusia cuando era joven, a los 19 años. Así que he podido conocer más sobre otros artistas como los franceses. En mi infancia, mi repertorio si estaba lleno de compositores rusos, ya casi no.

 

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