Al Partido Liberal | El Nuevo Siglo
Domingo, 24 de Septiembre de 2017

Día tras día se corrobora el argumento de Álvaro Gómez H.: en Colombia hay más conservatismo que partido conservador. Pero también hoy día - cuando las ambiciones de poder político se exacerban por las campañas que prenden motores- va quedando claro que en el país también habría más liberalismo que partido liberal.

En realidad, es mucho más. Estamos frente a una crisis cultural expresada, entre otras, en el vacío tanto ético como de ideas edificantes en la política. Y ante esto muchos de los jefes políticos no hacen más que tratar de paliar las consecuencias, pero sin ir a sus raíces para superarla.

Dicha crisis queda por demás retratada en la entrevista de Alfonso Gómez M. en El Tiempo, y de manera más cruda en la de Viviane Morales con Claudia Palacios en Citynoticias. ¿Cómo entender que quien aliada con Serpa liderara desde el Congreso (1994-98) la maniobra jurídica para evitar que la Corte Suprema enjuiciara a los congresistas que “liberalmente” votaron por absolver a Samper en el ocho mil-, esté siendo víctima de una encerrona para sacarla de la escogencia de la candidatura a la presidencia?

Nunca he pertenecido al partido liberal, entre otras razones por su “administración” del ocho mil, pero como colombiano que procura contribuir al bien de nuestra democracia, transcribo unas frases de un liberal de toda la vida: Francisco José Contreras, profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad de Sevilla (España).  

- “El liberalismo clásico no concibió la libertad como un fin en sí mismo, sino como un instrumento para la realización de los verdaderos fines del hombre, identificados con la práctica de la virtud, el cultivo de la “areté” o excelencia, la ‘vida buena’, el cumplimiento de las mejores potencialidades contenidas en la naturaleza humana”.

- “En una sociedad liberal, la virtud personal es más imprescindible que en una autoritaria, para que los ciudadanos hagan uso responsable de su libertad. Así pues, los liberales clásicos creían en la virtud y le concedían una extraordinaria importancia. No sólo porque el sentido último de la libertad estriba en la elección voluntaria del bien (una libertad dedicada al vicio es una libertad fracasada). También porque los primeros liberales supieron que una sociedad libre sólo es sostenible si la mayoría de sus ciudadanos son virtuosos…”.

- “El libertario de guardia dirá que todas esas son ‘virtudes cívicas’, distintas de las virtudes privadas, e insistirá en que todo verdadero liberal debe respetar ‘el derecho de cada uno a conducir su vida privada-familiar como crea oportuno’. Pero los liberales clásicos no habrían admitido esa separación estricta entre la esfera privada y la pública. Ellos sabían que las virtudes cívicas se aprendían en la familia: daban por supuesto que la sociedad libre requiere familias sólidas, capaces de cumplir adecuadamente su función provisora y educativa…”.

En fin, se acabó el espacio ¿Será que el partido liberal se sigue apretando la soga al cuello?

@CarlosAlfonsoVR