El primer café | El Nuevo Siglo
Jueves, 2 de Agosto de 2018

DESDE la ruptura del pacto mundial de la OIC con franja de precios y sistema de cuotas, en julio de 1989, el mercado cafetero no registraba una crisis tan severa como la actual.

En consecuencia, es urgente que el electo Presidente, Iván Duque Márquez, se tome un primer tinto con el zar del café, Roberto Vélez Vallejo, en procura de encontrarle una salida oportuna a la difícil coyuntura de esa industria.

El nuevo Gobierno deberá tomarse varios tintos con el comité directivo del gremio cafetero antes de que el drama de las familias cafeteras sea peor.

El primer café entre el nuevo primer mandatario y el comité nacional de cafeteros permitirá conocer de primera mano el sabor amargo que experimenta hoy la caficultura.

Los precios internacionales escasamente hacen equilibrio entre ingreso real del productor y los programas esenciales de la Federacafé.

Apenas hay punto de equilibrio entre lo que le ingresa al Fondo Nacional del Café y lo que requiere la organización cafetera para mantener a flote la institucionalidad del gremio.

El consumo mundial no es suficiente para respaldar una estructura financiera y de precios que permita capitalizar la industria y darle ‘respiro’ al cultivador.

Habría que contar con un nuevo revés climático en Brasil -heladas- para que por reducción de la producción, las cotizaciones repunten y compensen en parte la pérdida ocasionada por cuenta de la tasa de cambio.

Pese a que el gerente de la Federacafé, Roberto Vélez, es optimista por naturaleza, la crisis de la caficultura lo obliga a declarar lo difícil del momento y lo insostenible que resulta la política cafetera.

En fincas, en cafetales, en surcos del grano, donde se siembra, recoge y beneficia el grano, hay ansiedad y angustia porque los precios no dan y el diferencial cambiario le resta plata al cafetero.

El libre mercado global cafetero se mueve entre oferta y demanda. De ello depende la evolución de las cotizaciones y por ende, el precio de sustentación y las finanzas del Fondo del Café, un ‘colchón’ de garantías que sirve para atenuar las épocas de vacas flacas.

Importante que los programas de renovación, tecnificación y productividad sigan adelante, de la mano de los comités departamentales del grano.

Mantener el fortalecimiento de la Federacafé como mano amiga de los caficultores y que en el seno del comité de cafeteros donde tienen asiento Gobierno y gremio, se adopten acciones audaces e inmediatas que permitan aguantar y dar aliento financiero a los productores.

Cualquier cafetero podría señalar este jueves que su cafetal no es viable.

Algún líder cafetero bien podría afirmar hoy que su actividad no tiene presente ni futuro.

La dirigencia cafetera no estaría equivocada al señalar que el café dejó de ser negocio para convertirse en un dolor de cabeza para productores y exportadores.

El café está amargo y amenaza con arruinar la actividad de 550 mil familias cafeteras.

El Presidente Duque no debería dejar enfriar su primer tinto con el gremio cafetero.