Ceños fruncidos | El Nuevo Siglo
Jueves, 12 de Julio de 2018

MUY seguramente la próxima semana ya tendremos conformada mayoría del equipo de colaboradores del Presidente electo, Iván Duque. 

Conocer el gabinete ministerial en pleno dará certidumbre al rumbo del Estado.

El sector privado requiere conocer el estilo y enfoque de quienes serán los ministros del nuevo Gobierno.

Es importante tener esa información para evitar especulaciones y saber los derroteros a seguir.

Colombianos están ansiosos de un nuevo mejor comienzo de la mano del Presidente Duque.

Respirar un nuevo ‘aire’ caerá bien a todos, a ricos y pobres, a trabajadores y desempleados, a empresarios e inversores.

Un nuevo aliento con el oxígeno que genera la expectativa del entrante Gobierno le vendrá bien a la confianza nacional.

Ojalá termine pronto la pesadilla, la confrontación y la polarización que marcó la ruta del Gobierno Santos durante ocho complicados años de travesía.

No podía ser peor la despedida. La historia tal vez no lo recordará. Excepto porque obtuvo el Nobel de paz en Noruega.

En las regiones, recorriendo, escuchando y preguntando en pueblos, caseríos y ciudades intermedias, el descontento es general y hay ceños fruncidos.

Gentes de pueblos y del sector rural sienten que van a salir de un trago amargo y confían en que el futuro les cambie para mejor la vida.

Tienen desesperanza e incertidumbre. Creen que acaba un Gobierno que no tuvo cercanía y que empeñó su poderío y arrogancia en un acuerdo con bandoleros que salieron del monte sin ser condenados ni privados de la libertad.

No perdonan a este Gobierno que haya preferido poner todas sus cartas sobre la mesa de un proceso de paz que no sometió ni reparó.

Cuestionan que mano tendida del Ejecutivo no se vio en regiones olvidadas, pobres y llenas de miseria, hambre, desnutrición y corrupción.

Los que tienen un empleo saben cuidar el trabajo porque la economía anda floja.

Quienes siguen desempleados se lamentan de su suerte y no entienden las cifras del Dane que hablan de más empleos a granel y menos informalidad.

Los hogares estiman que el país anda ‘patas arriba’ y que va a ser muy difícil recobrar el optimismo.

Los consumidores consideran que va a ser necesario un cambio radical en la estrategia social del Presidente Duque para volver a creer.

A las familias les causa asco el saqueo a la salud pública y la pesadilla que padecen usuarios cuando solicitan cita médica o demandan un medicamento que no reciben, y por el cual, ya pagaron como cotizantes o beneficiarios.

Les aburre el pésimo nivel de la educación y los altos costos de universidades privadas que incrementan pensiones sin mejorar calidad de clases y docentes.

Campesinos se ven obligados a trabajar en manada sin posibilidad de mandar a sus hijos a estudiar porque el ingreso del campo no les alcanza.

El Presidente Duque recibe una nación cansada y una sociedad desanimada.