¡Vamos Colombia! | El Nuevo Siglo
Martes, 19 de Junio de 2018
  • Tenemos con qué avanzar en el Mundial
  • Sin confiarse, ya no hay rival pequeño

 

La selección Colombia de fútbol debuta hoy a primera hora en el Mundial de Rusia. Lo hace frente a Japón, un equipo aguerrido, experimentado y más fuerte que aquel al que los nuestros enfrentaron hace cuatro años en Brasil, también en primera fase, goleándolos con evidente superioridad.

Si algo ha quedado demostrado en las primeras fechas de la cita mundialista es que muchos de los equipos que, en el papel, aparecen favoritos para ganar en su debut, han terminado empatando o, incluso, perdiendo. España, Alemania, Argentina y Brasil son prueba de ello. Incluso, Inglaterra sólo consiguió ayer el triunfo en el último minuto ante una débil Túnez. Está visto que cada vez son más pequeñas las distancias en el fútbol, evidenciando que este es un deporte en donde nada se puede dar por descontado. Las sorpresas siempre están a la orden del día y eso, precisamente, es lo que lo hace más emocionante. La aplicación del videoarbitraje está dando mucho de qué hablar en estos primeros cotejos, reduciendo sustancialmente el riesgo de los errores insalvables de los encargados de impartir justicia dentro del campo de jiego.

En ese orden de ideas, hay que tener cautela. Japón, Polonia y Senegal son equipos fuertes cada uno en su estilo, con jugadores que se destacan en las principales ligas europeas y asiáticas. Hay que desterrar, entonces, cualquier asomo de triunfalismo. No hay rival fácil ni dispuesto a regalar nada. Son tres partidos para clasificar a la segunda fase y si bien es cierto que lo mejor es empezar ganando, debe primar la cabeza fría para ir cotejo tras cotejo.

Sin lugar a dudas, Colombia tiene un equipo maduro, experimentado, que combina madurez y juventud, liderados por un técnico que como José Pekerman ajusta su tercera cita mundialista y sabe que lo más importante es mantener el control en todo momento, sean cuales sean las circunstancias de los partidos. Obviamente las esperanzas están puestas en el rendimiento de todo el equipo pero, sobre todo, de sus dos máximas estrellas: James Rodríguez y Radamel Falcao. Son jugadores de élite y se espera que marquen la diferencia. Sin embargo, anoche no era seguro que el 10 colombiano pudiera jugar hoy o mantenerse en el campo de juego los 90 minutos. Si algo pasara, hay jugadores como Cuadrado o Quintero que puede cumplir la labor de creativos con suficiencia, como lo han demostrado en la Juventus y el River Plate, respectivamente.

Por lo pronto, lo primero es que todo el país rodee a la selección. Está comprobado que el fútbol es una buena terapia para superar ese clima de tensión y resquemores dejado por la larga y desgastante campaña electoral que acaba de terminar. Una campaña altisonante que se convirtió en tema central y de polémica en muchas familias, sitios de trabajo y actos sociales. Sin embargo, conocido ya el dictamen de las urnas, hay que desarmar los espíritus y apostar por recuperar la concordia dentro de la tolerancia y el respeto por quienes piensan distinto. Total en la democracia siempre hay ganadores y perdedores, y los elegidos gobiernan para todos y no solo a sus parciales.

En el debut de nuestra selección en Rusia, aquello de que este equipo representa y encarna al país, a todos, no debe ser tan solo una frase de cajón o un desgastado lema publicitario. Todo lo contrario, es momento de vestirse de amarillo, azul y rojo; de cantar con orgullo y sentimiento el himno y de lucir la bandera. Clasificar a Rusia no fue nada fácil y ahora que llegó la hora del primer partido, Colombia debe volcarse a respaldar al equipo. Claro que hay distintos conceptos sobre táctica, nóminas y cambios. Total somos un país futbolero y pareciera que en cada aficionado hay un técnico en potencia. Sin embargo, no es momento para debates divisivos, sino para unirnos en torno a un solo objetivo: llegar lo más lejos posible en el este mundial. Es obvio que repetir lo de Brasil, en donde se finalizó en la quinta casilla, es muy complicado. Pero la selección tiene calidad y oficio. Que ruede, pues, el balón. ¡Vamos Colombia! ¡Se puede!