El fantasma de Canterville ronda las tablas del Teatro Libre | El Nuevo Siglo
Foto cortesía Teatro Libre
Viernes, 16 de Febrero de 2018

El clásico de Oscar Wilde pero con una adaptación muy singular, El fantasma de Canterville, la pone en escena el Teatro Libre de Bogotá para celebrar sus 45 años de aporte a la cultura nacional, conmemoración para la que también tiene preparados otros estrenos así como una temporada de teatro infantil.

Esta obra, que se estrena este sábado y estará en temporada hasta el 1 de abril, es dirigida por Julie Cuéllar y Miguel Diago y adaptada por Julie Cuéllar y Patricia Jaramillo. Cuenta la historia de un fantasma que después de 400 años de estar asustando a las personas y disfrutando de su castillo, se ve enfrentado a una familia que no cree en espíritus ni en cuentos de terror, pues para ellos lo único real es el dinero con el que todo se puede lograr.

La obra es mucho más que una anécdota cómica sobre un fantasma que ya no asusta a nadie: el fantasma es un héroe fracasado, pero que reivindica la solidaridad y la generosidad como virtudes que deben triunfar sobre el egoísmo y los intereses mezquinos que convierten la vida en una aventura sin sentido. Sobre esto recalca Patricia Jaramillo, quien ya había hecho para el grupo la adaptación de Los hermanos Karamazov y Los demonios de Dostoievski, entre otras: “¿Quiénes sino los niños pueden ser capaces de entender que ninguna riqueza puede remplazar la amistad, la alegría, el amor?”

La directora, Julie Cuéllar, quien ha actuado en varias obras infantiles, sabe que los niños son un público muy difícil: “El juego es nuestra herramienta más poderosa para la interpretación de esta obra, nos dirigimos a un público que juega todo el tiempo y lo disfruta con todos sus sentidos, es el lenguaje con el que se comunican y se expresan, entonces es con juegos como les queremos llegar”.

Por eso, el montaje incluyó clases de clown para los actores, una exploración musical pensando en el público infantil y una escenografía, el castillo encantado, llena de efectos para sorprender al público: “La escenografía es vital, ya que la mansión Cantervillle es un personaje que habita de comienzo a fin durante la historia, entonces las propuestas de dirección y actorales partieron de esta herramienta, dejando que la imaginación arrollara a rienda suelta por los muros, escalones, muebles y utilería llenando la obra de magia y juego”, dice la directora.

La idea de los directores no era utilizar los elementos que ya son comunes en las obras infantiles, como los medios audiovisuales, sino acercarse a los niños con los recursos más sorprendentes de un teatro de sala: juegos con iluminación, con puertas o con títeres.

Jaramillo recuerda: “Los personajes que aparecen en esas historias son muy parecidos a personas que conocemos hoy en día, porque Wilde hacía reír a sus hijos –y a nosotros- con situaciones muy familiares, pero la gracia está en que los impregnaba con la belleza, el humor y, sobre todo, la compasión por las personas que sufren convirtiéndolos en una enseñanza inolvidable”.

Temporada 2018

Además de El fantasma de Canterville, el grupo va a estrenar este año La evitable ascensión de Arturo Ui (del 5 al 21 de abril) de Bertolt Brecht en la versión y dirección de Diego Barragán e Historia de Navidad (del 27 de septiembre al 3 de noviembre) de Juan Diego Arias, dirigida por Ricardo Camacho, y va remontar la versión de Ricardo Camacho de El idiota de Fedor Dostoievski. Fieles a su filosofía, el grupo va a montar obras del repertorio universal (como Arturo Ui), de los principales autores de la literatura occidental (como Óscar Wilde o Fedor Dostoievski) y de dramaturgos jóvenes colombianos (como Historia de Navidad).

A las temporadas de estas obras se le suman las de Crimen y castigo (del 5 al 21 de abril), Los hermanos Karamazov (del 7 de junio al 14 de julio) ambas versiones de las novelas de Fedor Dostoievski dirigidas por Ricardo Camacho y Romeo y Julieta (del 8 de noviembre al 15 de diciembre) de William Shakespeare en la versión y dirección de Diego Barragán.