Causas y enfoques del problema de armas en EU | El Nuevo Siglo
Foto AFP
Viernes, 16 de Febrero de 2018
Pablo Uribe Ruan @UribeRuan
En sólo 2018 se han presentado 18 tiroteos en este país, 13 de ellos en escuelas. Las autoridades, sin embargo, no toman acciones contundentes, por los intereses que hay de por medio. . Los expertos proponen enfrentar la problemática copiando el modelo de los carros, exitoso por más de 100 años
__________________________

EN SU DISCURSO de posesión, Donald Trump prometió que “la carnicería” -la oleada de masacres- se detendría durante su gobierno. “Se detiene aquí y en este momento”, dijo, sin calcular lo difícil, sobre todo en términos políticos, que representa frenar al gran lobby de la Asociación Nacional de Rifles (NRA, en inglés) y luchar contra la idea de  que cargar un arma es un derecho consagrado en la segunda enmienda; es inamovible, entonces.

Tras el ataque en Parkland, Florida, donde murieron 17 jóvenes, las preguntas han sido las mismas. ¿Por qué, cada tanto, hay un tiroteo en Estados Unidos? ¿Por qué, además, ese  tiroteo suele tener como blanco a las escuelas públicas? Estas preguntas, como muchas otras, parecen obvias, pero década tras década la sociedad norteamericana se ha planteado lo mismo, sin llegar a una respuesta contundente que permita enfocar la problemática a partir de una política pública generalizada.

Esta vez, fue un joven adoptado, Nikolaz Cruz, por una familia de origen latino quien ingresó a la escuela Stoneman Douglas con rifle AF-15 y activó el arma contra varios jóvenes, dejando un saldo catastrófico. Las miradas reduccionistas dicen –ya lo están diciendo- que Cruz era inmigrante, por tanto, tenía una tendencia a cometer esta clase de delitos.

Las estadísticas, sin embargo, contradicen esa teoría. Sea inmigrante o nacido en un familia que lleva décadas en este país, es claro que en Estados Unidos hay un problema con las armas que deja, año tras año, cifras alejadas de un país desarrollado.

Disparar números

Es difícil enfrentar esta problemática en Estados Unidos. Representando sólo el 5% de la población mundial, este país posee casi la mitad de las armas del mundo en manos de civiles.

Se calcula que hay cerca de 300 millones de armas en las calles. La mayoría de ellas cumplen los requisitos legales para ser tenidas, aunque potencialmente pueden ser usadas por sus dueños para cometer actos en contra de su vida o contra los demás. Tener un arma en la casa, según la revista Annals of Internal Medicine, genera una mayor posibilidad de morir por suicidio o por homicidio. 

Esa posibilidad de morir en un acto violento también incrementa en escenarios públicos, como una escuela. En sólo un mes y medio de 2018, se han registrado 18 tiroteos  -incluyendo el de la escuela Marjory Stoneman-, un dato que desvirtúa por completo la promesa de Trump de “acabar con la carnicería”.

Las escuelas, particularmente, han sido foco de intentos o acciones con armas. En 2018, año que comienza con el precedente de lo que pasó en Las Vegas –nunca se supo nada-, van 13 tiroteos en la escuelas, de acuerdo a la revista Time, en una cita de la organización Every Town for Gun Safety. Hay, inclusive, estados como Texas, California y Michigan, que ya han tenido al menos dos tiroteos en lo que va del año.

Pero, ¿qué pasa en esos estados? El porte legal de armas se ha flexibilizado y los ciudadanos pueden portarlas sin casa ninguna restricción. Mientras, en Connecticut, un estado cerca de Washington D.C, se han endurecido las leyes, generado una caída del 40% en la tasa de homicidios, según The New York Times.

Culpas

Una vez más, tras la masacre en Florida, se señalan los mismos culpables. De un lado, la NRA, la principal asociación de financiamiento de congresistas en Estados Unidos (es permitido), es vista como la principal culpable. Pero de otro, se dice que los republicanos, e incluso los demócratas, no han abordado la problemática como se debe.

Entre muchos culpables, lo claro es que el gobierno -a nivel local, estatal y nacional- ha fallado reiterativamente en proteger a sus ciudadanos. El deber de garante, consagrado en la constitución norteamericana, se contrapone, en este caso, a los intereses del lobby de las armas conectado con la agenda legislativa, en especial, de los republicanos.

Este partido ha promovido la inacción frente al control de armas. Con dilación y poco interés, no ha presentado en la agenda legislativa una ley que permite regular al menos el control de antecedentes de los compradores.

Aunque ellos son los únicos culpables. En el gobierno de Obama, teniendo mayorías en el Congreso, los demócratas no tomaron las medidas suficientes para frenar “la carnicería” de la que tanto habla Trump. Las medidas que en este tiempo se pedían con urgencia -y tienen vigencia- eran la verificación de antecedentes y la prohibición de las armas de asalto, punto que había sido aprobado en la administración de Bill Clinton, pero expiró en el gobierno de George W. Bush.

Los carros, un ejemplo

Además del lobby del NRA y la inacción que produce en el legislativo norteamericano, hay otra explicación que siempre es puesta en el debate: la Segunda Enmienda. Este texto, uno de los fundacionales de Estados Unidos, protege y permite que los ciudadanos puedan tener armas. Por su alto rango, los derechos que conceden son casi inamovibles.

Pero ya, siempre se habla de estas tres. La problemática de las armas merece enfoques, más que el recuento de las mismas explicaciones. Nicholas Kristoff, analista de The New York Times, ha propuesto copiar un modelo que fue exitoso a mediados del siglo XX.

Dice Kristoff que los defensores de las armas siempre dicen, “ah, pero si los carros matan más gente”. Eso es cierto, pero la política pública frente a ellos ha sido regularlos y limitar el acceso. Tras la implementación de estas medidas, la tasa de mortalidad en Estados Unidos, tomando un periodo de casi 100 años, ha sido exitosa.

“Un mejor encuadre es seguridad con pistolas o reducción de la violencia con pistolas y utilizar la seguridad automotriz como modelo”, propone el analista.

Usando el enfoque de los carros, se pueden limitar el acceso a las armas. Pero se necesita, además de plantear este tipo de modelos, una reflexión a fondo de lo que representa la sociedad norteamericana, enferma por la violencia.