Guterres en Colombia | El Nuevo Siglo
Viernes, 12 de Enero de 2018
  • Difícil escenario en visita del Secretario de ONU
  • Demoras con Farc, crisis con Eln y CPI a la vista
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Si bien es cierto que la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha sido protagonista de los procesos de paz que ha adelantado el actual gobierno, la visita este fin de semana del secretario general del ente multilateral, António Guterres, se da en un momento a todas luces delicado.

Como se sabe, frente al proceso con las Farc el Consejo de Seguridad de la ONU autorizó dos misiones. La primera para verificar el cese al fuego y desarme de los contingentes subversivos. Y, la otra, con el objetivo de supervisar la implementación de lo pactado. Y, en cuanto al Eln, una misión del ente multilateral venía participando, junto a los delegados de esa guerrilla, el Ejecutivo y la Iglesia Católica, de la instancia de verificación del cese el fuego bilateral y temporal negociado en Quito, que estuvo vigente entre octubre y el pasado 9 de enero.

El aterrizaje de Guterres en Bogotá se da en momentos en que tanto el Gobierno como las Farc han emitido partes contradictorios sobre el cumplimiento del acuerdo, ya que mientras para el primero se ha avanzado sustancialmente en la implementación, para las segundas -hoy convertidas en partido político- hay grandes fallas del Estado, ya sea por los ajustes hechos por el Congreso y la Corte Constitucional al sistema de justicia transicional o por la demora en los procesos de reincorporación política, económica, social y laboral de los excombatientes. Incluso, el propio jefe de la misión de la ONU en Colombia, Jean Arnault, expresaba el miércoles ante el Consejo de Seguridad su preocupación por los problemas en la reintegración de los desmovilizados, la  frustración de éstos, el crecimiento de las disidencias y la racha de asesinatos de líderes sociales. Todo ello para recalcar que los próximos dos meses deberían ser la oportunidad para dar la vuelta a la página y otorgar una base duradera a lo que es aún un proceso frágil.

En el otro flanco, el del proceso con el Eln, el panorama es aún más crítico, ya que esa guerrilla se negó a discutir en diciembre una prórroga del inédito cese el fuego, por lo que este venció el martes y ya en la madrugada del miércoles lanzó una ofensiva de hostigamientos a la Fuerza Pública y la población civil así como atentados a la infraestructura petrolera, dejando como saldo en pocas horas un soldado asesinado, otros dos uniformados heridos y millonarias pérdidas económicas. Tras esa escalada violenta, el Gobierno ordenó de inmediato el regreso de su delegación negociadora para analizar el estado del proceso y ayer reiteró no sólo su condena a la reactivación terrorista del Eln, sino la urgencia de negociar una nueva tregua. Incluso el Ejecutivo llamó la atención sobre la necesidad de definir rápidamente el tema, ya que la ONU, que hizo votos porque las partes vuelvan a la mesa, pidió claridad sobre si mantenía o no en Colombia los componentes extranjeros que hacen parte de la misión de verificación del cese el fuego bilateral y temporal.

Como se ve, el panorama que encontrará Guterres este sábado y domingo es muy complejo. Las falencias y crisis en ambos procesos serán tema central de su reunión con el presidente Santos, el jefe negociador gubernamental con el Eln,  delegados de la ahora organización política de las Farc, representantes de la Iglesia Católica y la sociedad civil,  así como de los componentes de las misiones de la ONU que han actuado en los mecanismos de verificación. Es claro que en cada uno de esos encuentros, más que un ambiente festivo y de felicitaciones cruzadas, la preocupación será la nota predominante.

Debe entenderse que el Secretario General de la ONU no tiene mayor margen de acción para determinar rutas de acción para acelerar la implementación del acuerdo con las Farc o restablecer la negociación con el Eln. A lo sumo puede llamar a las partes para que trabajen, en el primer caso, en la búsqueda de consensos para cumplir lo pactado y, en el segundo, para que priorice la discusión de una nueva tregua que corrija las falencias de la anterior, bajo la tesis de que buscar la paz en medio del conflicto siempre es más complicado que hacerlo con el silencio de sus fusiles de por medio.
Pero quizá uno de los temas de mayor trasfondo en la visita de Guterres sea el análisis sobre cuál será la postura de la Corte Penal Internacional (tribunal creado al amparo de la ONU) sobre la justicia transicional en Colombia, frente a la cual ya la Fiscalía de esa instancia ha dado muchos campanazos de alerta en torno a posibles vacíos en el castigo a los culpables de delitos de lesa humanidad. Ese es el asunto más importante de todos, por sus altas implicaciones para las Farc, el Eln y el Gobierno.

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