Gente. Diana Gamboa, la arquitecta del origami | El Nuevo Siglo
Diana Gamboa, escultora de papel, origamista, diseñadora, artista plástica. / Foto: Cortesía Diana Gamboa
Jueves, 29 de Febrero de 2024
Redacción Cultura

Diana Gamboa tenía apenas tres años cuando sus pequeñas manos empezaron a doblar papel. Lo hacía por instinto. Aprendió la técnica japonesa del origami viendo a su papá, Gonzalo Gamboa, quien a su vez aprendió de japoneses que llegaron al Valle del Cauca hace más de 70 años. El artista ha cultivado este aprendizaje a tal punto que hoy en día es uno de los diez mejores origamistas del mundo.

Y su hija le sigue los pasos. Convertida en una artista performática, Diana ha logrado cumplir sus sueños a través de sus creaciones en papel, un oficio que comenzó en el año 1996 y con el que ha podido representar al país en importantes escenarios artísticos de ciudades como Tokio, Los Ángeles y París.

“Mi papá me dice que desde los 3 años comencé a plegar, pero creo que tengo noción desde los 11 años. Yo lo confirmé en el momento en que comencé a ser madre; hoy en día tengo tres hijos: Oliver, Ilona y Fiorella, con ellos entendí que se puede empezar a aprender este arte desde muy temprana edad. En mi caso es una herencia familiar, a mis 45 años no he parado un solo día de plegar”.

Lo primero que recuerda haber hecho con sus manos es la grulla, luego surgieron un sinfín de figuras de su propia autoría. “Lo mío se dio por una experiencia emocional e intuitiva, más que por un conocimiento adquirido. Después me enteré de qué es el origami y de dónde viene”.

Haga clic aquí para seguirnos en WhatsApp

Así, doblar la página de una afición a otra le fue naciendo, a medida que se le ocurrían nuevas posibilidades de aplicación de su oficio: "Los vestidos de origami son geometría, matemática pura. A través del origami encontré mi disciplina, y diría que la mayor virtud de hacer lo que hago es que le pongo mucho amor".

Influencias

Nació influenciada por el arte. Su mamá, Diana Murra, de origen árabe, solía viajar con baúles en los que guardaba de todo. Esculcándolos, Diana encontró un tesoro a sus ojos de niña: retazos de paño lency y de otros materiales con los que se puso a hacer muñecas. La progenitora la introdujo en prácticas como pintar porcelana, tejer, bordar y hojillar en oro.

“He convertido el papel en mi principal herramienta de expresión. Llevo más de 30 años plegando, gracias a mi padre. Mi búsqueda a través de este oficio está relacionada con una naturaleza interior, tiene un trasfondo transformador que conduce a reflexionar sobre la forma como se teje una sociedad o comunidad de pensamientos y la relación que tenemos con el espacio y el tiempo, el cual trasciende la técnica milenaria y me sumerjo en una esencia para poder crear una búsqueda que conecta áreas, como el dibujo, la escultura, arquitectura efímera y la pintura tejida a mano. Desde 1996 me encuentro activa en el medio del arte nacional e internacional”, refiere la artista.

Las proporciones de su trabajo son de gran tamaño: más de cinco mil piezas dobladas forman la gran cola de un vestido que hizo, y mil metros de papel doblados mil veces se invierten en un traje que nunca va pegado con goma, sino únicamente ensamblado.

Apasionada

Diana ha presentado sus creaciones en países como Inglaterra, México, España, Francia y Japón, las cuales están impregnadas de su esencia, descrita por el medio como “sensible, activa, apasionada y cálida”.

Gamboa cuenta con una reconocida trayectoria como diseñadora, en la que ha realizado trabajos para firmas como Luis Vuitton y participado en eventos como la Bienal Internacional de Diseño de Madrid.

“Desde la performance me conecto con el oficio de la pasarela, con mujeres vestidas en origami, que son las grandes esculturas efímeras que se construyen sobre un vehículo que en este caso son las mujeres que van en pasarela con los diseños.

A lo largo de su trayectoria, Diana ha logrado abrirse camino en el mundo del arte. Antes plegaba en su hogar, rodeada de su familia, pero se vio en la necesidad de abrir su propio taller en la antigua Estación de la Sabana, una escuela-taller donde se reúnen varias artistas artesanas, cada una con una experticia diferente.

“Luisa Fernanda Mejía es nuestra directora de Escuela-Talleres y con Jeisson Alba son las personas encargadas de este espacio. Hacen una labor rigurosa, ardua, bella y disciplinada para que cada día sea importante a nivel cultural en nuestro país. Tejiendo conocimiento de técnicas ancestrales, uniendo experticias para construir país, a través de comunidades artesanas y artísticas que están marcando la diferencia”, relata la artista.

Dimensiones

Sus obras tienen un tamaño de dos metros y utiliza pliegos de papel de gran tamaño. Incluso, llegó a representar a Colombia en la Semana Internacional de la Moda en el Carrusel del Louvre en París, con una colección de trajes hechos en papel. Viaje realizado con el apoyo de la Alianza Francesa en Bogotá.

“Con mis vestidos me dicen: 'Diana, son vestidos de novia', y yo les digo: '¿Quién se casa con una obra que pesa más de 30 kilos?'. Es un papel muy alto, tengo rollos de 3 metros de alto por 100 metros de largo; son rollos muy grandes y nosotros tenemos la máquina que los convierte en pliegos, porque el origami se reduce con los pliegos y las mujeres que empleo son muy altas, miden 1,85. Generalmente busco mujeres que estén conectadas con el arte, con la herencia, entonces mis modelos son bailarinas, pianistas, ellas son el complemento perfecto para darles cuerpo a mis historias de amor, que realizo junto con mi esposo Luis Fernando Bohórquez, quien es actor, escultor, tiene experticia para entrenar a las modelos y cuenta con un conocimiento muy bueno de dirección, de la puesta en escena, que es muy importante para los proyectos que hacemos juntos. Él hace animales gigantescos en metal que acompañan a cada una de estas mujeres, es como la energía masculina dentro de esta obra de arte”, relata.