¿Sombra de trampa en fútbol criollo? | El Nuevo Siglo
Miércoles, 21 de Febrero de 2024

Una vez más hay denuncias sobre presuntos actos de corrupción en el fútbol colombiano, sobre todo en lo relacionado con sospechas de arreglos de partidos derivados acciones de redes de apostadores. Se sabe que tanto la Dimayor como la Federación Nacional tienen la lupa puesta sobre algunas acciones al parecer anómalas, en tanto que dirigentes de varios clubes han puesto sobre la mesa situaciones arbitrales y actuaciones de jugadores que generan muchas suspicacias. Incluso se afirma que hay señalamientos muy concretos sobre ofrecimientos irregulares a integrantes de algunos equipos…

La Fiscalía ya estaría detrás de algunas de estas acusaciones con el fin de establecer la veracidad de las mismas y, sobre todo, verificar si existen actuaciones irregulares por parte de apostadores. Ya en otros países latinoamericanos se han dado escándalos similares en donde queda claro que se mueven grandes sumas de dinero alrededor de resultados e incidencias de juego que van de penales, faltas, número de goles e incluso soborno a los cuerpos arbitrales… Por lo mismo, es necesario que se establezca de forma clara y contundente si las actuales sospechas en el fútbol colombiano tienen alguna dosis de realidad o simplemente hacen parte del alud de versiones e interpretaciones que suelen surgir en un deporte con el nivel de apasionamiento como lo es el balompié.

De hecho, no se puede perder de vista que la existencia del videoarbitraje ha permitido darle una mayor dosis de transparencia al fútbol, no solo en cuanto a verificar las acciones de juego, sino que permite detectar de forma más eficiente cualquier tipo de actuación fraudulenta, si es que llegara a presentarse.

Es claro que se trata de una situación complicada que requiere una clarificación urgente, sobre todo porque no es la primera vez que se habla de esta clase de trampas en el rentado nacional, tanto en la primera categoría como en la liga de ascenso. Sin embargo, esos señalamientos siempre han quedado en el limbo, sin que las pesquisas que se anunciaron hubieran terminado en algo concreto, ya fueran confirmando alguna irregularidad o descartándola de plano.

En este caso, con señalamientos y denuncias tan directas, es claro que el escándalo no puede quedar en el limbo y se exige a las directivas del fútbol la máxima diligencia para esclarecer este enrarecido ambiente.