Primarias en Argentina | El Nuevo Siglo
Viernes, 12 de Agosto de 2011

La ley del péndulo
*Las alianzas decidirán

EN  Argentina desde ayer, y hasta el 21 de agosto, rige la veda electoral para la propaganda y actos de proselitismo político, cuando finalicen las elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias, donde los militantes de los partidos elegirán sus respectivos candidatos a la Presidencia. Un poco más de 28 millones de argentinos habilitados para votar en las primarias del domingo podrán designar candidatos a Presidente, senadores y diputados nacionales, mientras en cuatro provincias las elecciones servirán para votar precandidatos a gobernador y cargos locales.


Los augurios electorales parecían hasta hace unos meses favorecer de lejos a la actual gobernante Cristina Fernández de Kirchner, para proseguir la hegemonía que se instauró desde cuando su esposo Néstor capturó el poder en 2003 y ella lo sucedió a partir de 2007. Algo similar a lo que ocurrió cuando murió el general Juan Domingo Perón y lo sucedió Isabelita, con la diferencia de que la inexperiencia de ésta en tiempos turbulentos la precipita a caer en las garras del nefasto brujo López Rega, un oscuro ex sabueso policial que la lleva a cometer tales errores políticos que es llevada a prisión y defenestrada por un golpe militar. Es de anotar que la señora Cristina de Kirchner, a diferencia de Isabelita, tiene una dilatada experiencia política, lo que le ha permitido superar diversas crisis. Así sus adversarios políticos, como el ex presidente Eduardo Duhalde, sostengan que no está capacitada para gobernar su país. Sin que ese tipo de críticas, que ya le hicieron en el pasado, cuando ganó las elecciones presidenciales hicieran mella entre sus seguidores, agrupados en el formidable aparato político justicialista y favorecida por la política y propaganda oficiales.


Lo que sorprende en estos momentos es que el favoritismo mayoritario que llevó a los analistas políticos a suponer que la Presidenta ganaría en la primera vuelta, ya no existe. Las cosas han cambiado: el triunfo de Mauricio Macri, un empresario conservador, que ya había obtenido por vía electoral la gobernación de Buenos Aires, quien, en duro pulso con el gobierno nacional, demostró que ni la aceitada maquinaria electoral, ni el populismo, ni la propaganda oficial, ni los esfuerzos de la Casa Rosada, consiguen conmover a los porteños cuando se da la ley del péndulo. Macri es un político independiente, hijo de un empresario multimillonario, vive rodeado de lujos y es famoso por la pulcritud con la que maneja sus negocios y participa en política. Estuvo secuestrado y sus captores lo liberaron a cambio de un multimillonario rescate en los años 90. El pueblo le tiene simpatía desde que se convirtió en presidente del club de fútbol Boca Juniors, de cuya jefatura salió a la política. Los votantes que hicieron posible el triunfo de Macri, no solamente refrendaron su ejercicio en el gobierno local, sino que están por el cambio. Macri, al obtener el 64 por ciento de los votos, dejó tendido en el campo al candidato oficialista que apenas obtuvo un poco más del 35 por ciento de sufragios. Expertos afirman con los números a mano que con tan pobre votación le será literalmente imposible al oficialismo ganar en primera vuelta. Así en las primarias de su partido el 13 de agosto la señora Kirchner salga electa como candidata a la Presidencia por su partido. Y lo más delicado es que a la derrota en Buenos Aires se suman otros descalabros en Estados en donde tradicionalmente venía ganando el partido de gobierno.


Fuera de la señora Kirchner se postulan para ser candidatos por sus respectivos partidos a la Presidencia de la República, Eduardo Duhalde, disidente justicialista, y Raúl Alfonsín, por la Unión Cívica Radial, el primero ya gobernó el país y el segundo es el heredero político del ex presidente y jefe radical del mismo nombre. Entre las agrupaciones de izquierda hacen campaña Elisa Carrió y el socialista Hermes Binner.


Llama la atención entre las alianzas que se han forjado con miras a las primarias la de Alfonsín con Francisco de Narváez, puesto que éste es otro acaudalado heredero al estilo de Macri, que goza de gran popularidad y suele moverse en el centro de la política, mientras los radicales juegan por lo general con la socialdemocracia. Alfonsín sostiene que no ha virado al centro, mas todo indica que desde ese escenario aspira a moverse con miras a llegar al poder.