PIB en cámara lenta | El Nuevo Siglo
Domingo, 5 de Junio de 2016
Economía sigue bajo pronóstico reservado
Principales indicadores se contraponen
 
El rumbo de la economía colombiana en este 2016 no es el mejor, por lo menos si se analiza objetivamente la evolución de la mayoría de los indicadores sectoriales y se deja de lado la recurrente estrategia de comparar los rubros de nuestro país con los del resto de la región, que obviamente terminan siendo más bajos, dada la recesión brasileña, la crisis sin fondo de Venezuela y los problemas que la desaceleración mundial está provocando en el continente.
 
El pasado viernes el DANE informó que durante el primer trimestre el Producto Interno Bruto (PIB) colombiano creció apenas 2,5%, una cifra inferior al 2,7% que se había alcanzado en igual período del año anterior. Si bien es cierto que entre enero y marzo los desempeños de la industria, la construcción y los servicios financieros jalonaron la economía, no se puede negar que hubo un retroceso en el sistema productivo, más aún porque el último trimestre de 2015 había crecido a un 3,1%.
 
Sin embargo, no es solo ese indicador el que tiene prendidas las alarmas a nivel interno. La inflación, con corte de abril, se situó en un 7,93% en los últimos 12 meses, y las previsiones en torno a que la tendencia alcista del costo de vida se revertiría a partir de ese cuarto mes, terminaron siendo fallidas. A ello se suma que el dólar después de que hace dos meses se descolgó al punto de ubicarse por debajo de los $2.900, ahora volvió a retornar a su senda revaluacionista, llegando a los $3.100 por divisa, aunque al cierre de la semana retrocedió la cotización y cerró sobre los $3.000. Ese fortalecimiento del dólar se dio pese a que el Banco de la República intervino el mercado por algunos días, pero sus operaciones de venta de  divisas no estabilizaron la tasa de cambio como se pensaba inicialmente.
 
Otros analistas suman a este panorama preocupante que los déficit de balanza comercial y de cuenta corriente, así como el fiscal, no han evolucionado positivamente y ya las firmas calificadoras de riesgo han advertido nubarrones sobre el panorama económico colombiano, a tal punto que consideran inaplazable el trámite y aprobación de una reforma tributaria estructural, que se supone deberá llegar al Congreso en julio o agosto próximos.
 
No menos inquietud genera el hecho de que el Banco de la República haya profundizado su política de aumento de intereses con el fin de atajar la escalada inflacionaria. En su última reunión de mayo pasado  incrementó sus tipos en 25 puntos básicos, lo que implica que de septiembre a hoy los ha pasado de 4,5% a 7,25%. Esta política, como se sabe, obviamente busca encarecer el costo del dinero para disminuir la demanda y el consumo de los hogares, pero ya los gremios de la producción, en cabeza de la ANDI, advirtieron que el Emisor debería buscar otra alternativa para controlar la inflación pues está limitando la dinámica del sistema productivo en un momento ya de por sí complicado.
 
El Gobierno, sin embargo, considera que el rumbo de la economía es positivo y que prueba de ello no solo son el repunte de la construcción, la industria y otros sectores, sino que el desempleo volvió a colocarse en un dígito al cierre de abril, en tanto que el petróleo ha venido recuperándose en su cotización y lleva dos semanas muy cerca a los US$50 el barril. Por lo mismo, para el Ejecutivo, en este segundo trimestre el desempeño del PIB será mejor, pues ya no se tendrá la disminución de la actividad productiva que se registró por la Semana Santa, sino que el agro empieza a evolucionar con mayor eficacia, en tanto que el aporte de las obras civiles y los proyectos de infraestructura de las 4G serán determinantes para una mayor dinámica económica.
 
En conclusión, la economía colombiana continúa en una situación, no crítica, pero sí delicada, por lo que apostar que al final del año el PIB crezca por encima del 3% es un pronóstico todavía riesgoso debido a la variabilidad de los factores internos y externos.