Los retos ministeriales | El Nuevo Siglo
Lunes, 2 de Mayo de 2016

* Desafíos son tan urgentes como complejos

* Hora de archivar las polémicas partidistas

 

La posesión esta semana de siete ministros sin duda alguna marca un punto de inflexión sobre la gestión gubernamental que, según las encuestas, no tiene la mejor de las lecturas por parte de la opinión pública. De allí que hay mucha expectativa alrededor de los retos de corto y mediano plazos que cada nuevo titular del gabinete tendrá que abocar.

El de Justicia es uno de los sectores que más preocupa, no sólo por el ambiente de incertidumbre institucional que rodea a esta Rama del poder público, debido a que la Corte Constitucional aún no se pronuncia sobre la exequibilidad de la reforma de equilibrio de poderes, sino porque en el entretanto la implementación de la misma se ha visto muy truncada, como lo prueba la demora para reglamentar el Tribunal de Aforados y el todavía más accidentado proceso para la confección y el arranque del Consejo de Gobierno Judicial. A esto se suman las alertas que existen sobre una posible excarcelación masiva,  problemas presupuestales de la Rama, tensiones entre las altas Cortes, aumento de la extensión de narcocultivos,  auge de las Bacrim y crecientes niveles de inseguridad urbana y rural. Todo ello sin contar el desafío que implica la eventual estructuración del marco de justicia transicional en caso de que se firme el proceso de paz.

En la cartera de Trabajo, por ejemplo, es claro que entre las prioridades debe estar cómo romper la tendencia alcista del desempleo, que ya va en 10,1 por ciento y afecta especialmente a la población juvenil. No menos urgente será enfrentar el siempre complejo tema de la reforma pensional y laboral que organismos como la OCDE están pidiendo a Colombia.

En Ambiente la agenda de pendientes es muy amplia. De entrada debe terminar la delimitación de los páramos, el ajuste a todo el sistema de autorización de licencias para proyectos productivos y de infraestructura, mayores protecciones a ecosistemas y reservas, el aterrizaje de los compromisos sobre combate al cambio climático, la reforma a las corporaciones autónomas regionales y la reformulación del esquema normativo que equilibre el cuidado del entorno y el progreso económico.

En Minas y Energía, como lo indicáramos días atrás, la lista de tareas es muy intensa. No sólo debe revisarse toda la legislación e institucionalidad del sistema energético para aumentar sus estándares de confiabilidad, sino redoblar la lucha contra la minería ilegal. Con una industria de hidrocarburos y extractiva afectada por distintas circunstancias, que van desde los altibajos en precios y coletazos negativos en rentabilidad, crecientes controversias por impactos ambientales y problemas al por mayor en materia contractual y de concesiones, se pone en evidencia que las políticas de este ministerio requieren una completa reingeniería.

Por los lados de la cartera de Transporte, los desafíos también son de alto calado. En primer lugar está la continuación de todos los proyectos de infraestructura vial, portuaria y aeroportuaria que están en marcha. A ello se suma la definición de las reglas del juego de una vez por todas de los servicios de taxis de lujo y los que se prestan con base en aplicaciones tecnológicas. Otras ‘papas calientes’ serán las problemáticas con las fotomultas, sistemas de transporte masivo o el mototaxismo, entre otras.

En Vivienda el desafío principal es mantener la dinámica en la construcción de soluciones habitacionales dentro de las distintas modalidades que se han venido aplicando en los últimos años. No hay que olvidar que este sector se ha convertido en una de las tablas salvavidas de la economía en estas épocas de vacas flacas. A ello se suma que hay problemas muy puntuales en materia de acueducto y alcantarillado en varias regiones, como en La Guajira, Chocó y San Andrés.

La cartera de Comercio Exterior tiene como principal reto aumentar la competitividad de nuestros industriales, sobre todo en momentos en que la balanza comercial se continúa desequilibrando. Es evidente que mientras no se incrementen los estándares de innovación y valor agregado en nuestras exportaciones, será muy poco lo que se pueda aprovechar de un dólar que empieza a devaluarse de forma más sostenida, lo que debe redundar en una mayor rentabilidad de las ventas externas.

Este breve repaso por algunos de los más grandes desafíos de los ministros que empiezan a despachar esta semana pone en evidencia que no es momento de seguir pensando en pulsos partidistas y milimetrías burocráticas, sino de concentrarse en las tareas urgentes de gobierno.