La coyuntura peruana | El Nuevo Siglo
Sábado, 12 de Marzo de 2016

*Se enturbió la campaña presidencial

*Salen dos candidatos, Keiko imparable

LA campaña presidencial en el Perú se venía desarrollando en paz, pese a las naturales tensiones que tiene la lucha por el poder entre diversas fuerzas que, en general, han derivado al centro del espectro político. Lo mismo que  Ollanta Humala, quién en sus inicios parecía moverse en los parámetros del llamado “socialismo del siglo XXI”, pero que ya en el gobierno hizo un giro pragmático al centro, que en lo económico en algunos aspectos le ha salido bien, pero sin dejar de mantener buenas relaciones con la izquierda de la región, que finalmente aceptó su estilo de gestión.

Sin embargo, los puntos positivos de su gobierno se han visto empañados por los diversos escándalos provocados por las intrigas y negocios de su esposa, que aspiraba a sucederle. Y el panorama también se le complicó por cuenta de las investigaciones de la Fiscalía de Brasil, en donde el nombre del Jefe de Estado inca apareció mencionado en la operación “Verdad”, en donde lo salpican de un presunto soborno de tres millones de dólares y lo relacionan ahora con los líos judiciales que tienen al borde de la prisión al expresidente Lula da Silva.

En Perú, el jefe de la izquierda revolucionaria armada, Abimael Guzmán, líder de Sendero Luminoso, sigue en prisión. Lo mismo que el ex presidente Alberto Fujimori, quien había derrotado militarmente a los alzados en armas.

Ese es el escenario en el que la campaña presidencial se venía realizando con relativa calma, pero el ambiente comenzó a cambiar a raíz del reciente fallo del Tribunal Electoral que dispuso que dos candidatos, Julio Guzmán (segundo en las encuestas) y César Acuña que según su criterio violaron las disposiciones legales en materia de gastos y otras disposiciones, salgan de la contienda, pese a faltar escasas semanas para la cita en las urnas. La tensión por estos hechos ha llegado a tal punto que el pasado jueves un piquete de agitadores en el aeropuerto de Arequipa agredió verbalmente a la candidata que lidera los sondeos, Keiko Fujimori, dando lugar a una riña entre los bandos. La aspirante del partido Fuerza Popular lamentó los enfrentamientos y llamó a que la campaña se desarrolle en un clima de paz, dejando de lado actitudes antidemocráticas e intolerantes. Sin embargo sí advirtió que esos actos violentos evidencian la “actitud nerviosa de los opositores al ver que estamos avanzamos en las encuestas”.

Lo cierto es que la salida de Guzmán, en especial por ser quien figuraba segundo en las intenciones de voto,  modificó todo el panorama proselitista, siendo la mayor beneficiada Fujimori, quien subió un par de puntos en las encuestas, llegando a un 37 por ciento, alejándose aún más de sus contendores, dado que el segundo en la contienda apenas su cuenta con el 14  por ciento.

Por el momento, pese a la ventaja de la hija del condenado expresidente, se calcula que se irá a una segunda vuelta electoral, el 5 de junio. Sin embargo, frenar a Keiko parece improbable. No hay que olvidar que ella inició su carrera política como primera dama en el gobierno de su padre y es la segunda vez que se lanza en busca de llegar al Palacio Pizarro. La vez pasada perdió con Humala pero estuvo cerca.

Keiko es licenciada en Administración de Empresas por la Boston University y tiene  una maestría MBA en la misma especialidad en la Universidad de Columbia. Su defensa ardorosa de la gestión de su padre, le ha permitido atraer a las viejas huestes del fujimorismo, aunque sabe que proponer siquiera la excarcelación de su progenitor no le es rentable políticamente. Hoy por hoy los expertos consideran que tendría que ocurrir algún fenómeno inesperado para que le barajen la Presidencia a una  candidata cuyo carisma ha calado hondamente entre los sectores populares y la clase media.

Es claro que su campaña se destaca por manejar un sistema de comunicaciones emocional con las clases más pobres y los indígenas, en contraste con los académicos y veteranos políticos que le compiten por el poder, como es el caso del expresidente Alan García, muy rezagado en las encuestas.

Aunque algunos analistas indican que sería inconveniente para el Perú revivir el fujimorismo, otros sostienen que Keiko tiene un programa e ideario que va mucho más allá de lo que en su momento le sirvió a su padre. Se trata, en todo caso, de dos países muy distintos. Más allá de eso, lo cierto es que los peruanos se jugarán mucho en su cita en las urnas en abril y, posiblemente, en junio.