El trino, Personaje del 2023 | El Nuevo Siglo
Miércoles, 27 de Diciembre de 2023

* Altibajos de una corriente comunicacional

* El vaivén fraseológico de la política menuda

Varios son los puntos que podrían servir de hito de estos doce meses en Colombia. Aunque, bajo esa lupa, no dudaríamos en poner el “trino” de Personaje del Año. Comenzando, en efecto, porque fue durante 2023 cuando el presidente Gustavo Petro impuso esta “cultura”, que se extendió y consolidó en el país. Tanto por su propia iniciativa como por la rutina que suscitó entre quienes adoptaron el mismo recurso para situarse de contraparte. Así, pues, se produjo una avalancha de trinos: bien para intentar dar fuerza a una, por lo general, impotente o inaudible posición oficial; bien para derivar una oposición en no poca medida amorfa y, en lo común, apenas reactiva.

No menos podría decirse que el flujo de trinos también sirvió de insumo para los medios de comunicación, incluso a la zaga del vaivén fraseológico de la política menuda, como de apetitoso plato de redes y memes que fueron la constante diaria. Y corriente que acaso también se consagró de mecanismo informativo al interior de un gobierno en que el primer mandatario poco comparte personalmente con sus subordinados.

Para bien o mal, entonces, los trinos presidenciales hicieron las veces de una ingente actividad gubernamental cuando, sin embargo, también fue característico que el jefe de Estado incumpliera la agenda oficial. Lo que, pese a esta presencia virtual de los trinos, llevó al país a preguntarse constantemente dónde estaba el primer mandatario frente a sus sorpresivas y sorprendentes ausencias habituales, tanto en la arena nacional como en la internacional. Porque si al mismo tiempo fue un año de viajes al por mayor, cualquiera fuera la más mínima justificación para hacerlo, en no pocas ocasiones lo más notable, ya en el exterior, fue su incumplimiento en citas o eventos previamente acordados con dirigentes mundiales.    

Por su parte, los trinos también fueron de utilidad a la Casa de Nariño cuando se necesitó distraer a la opinión con anuncios de política pública, muchas veces sin piso ni estudio previo y, en consecuencia, sin desarrollo a la vista, aunque por el prurito de crear debates y oleaje mediático. O trinos que, de otra parte, tan solo actuaron de pantalla frente a grandes decisiones que, en vez de una explicación profunda y necesaria, fueron cobijadas bajo este sistema expeditivo a la mano. Y que en no pocas oportunidades apenas sirvieron para salir del paso, en lugar de complementarse con ruedas de prensa y superar los interrogantes normales.

En todo caso, hubo días de veinte o más trinos por parte del primer mandatario. Fue por esta vía que se informó al país de los remezones ministeriales o del rompimiento de la coalición. También se tramitaron por esta herramienta desde las grandes polémicas políticas y partidistas, pasando por las refriegas derivadas de los graves escándalos que rodearon al sanedrín y entorno familiar presidencial, hasta las discusiones sobre asuntos de alto calado en materia geopolítica, como las reacciones a los procesos electorales suramericanos, la confusa y cuestionada postura de la Casa de Nariño frente al ataque terrorista contra Israel y los vaivenes en las relaciones con Estados Unidos…

Desde el punto de vista político, una usanza de este estilo posiblemente aparezca, en la actualidad y en otros países, de instrumento extemporáneo y superado. O cuando menos, de dispositivo insuficiente. Por ejemplo, varios presidentes cerraron hace tiempo sus cuentas electrónicas, desde épocas de Barack Obama (el primero en hacerlo), o usan los trinos tan solo de abrebocas para llamar la atención de un tema que después se explica a profundidad. Por supuesto, personajes poco efectivos o balbuceantes en la explicación y pedagogía de sus políticas, como Joe Biden, tienen en esta herramienta una alternativa de oro que les permite evadir el fogueo ante periodistas y escudarse en la plataforma electrónica. En tanto, para otros, como Donald Trump, el trino es esencial para su supervivencia política. Y si bien fue proscrito de la plataforma electrónica por algún tiempo hoy aparece de candidato presidencial principal en Estados Unidos.

Actualmente resulta claro que tal vez sean Petro y Bukele, en el Salvador, los más adictos al sistema de los trinos en América Latina. Hicieron de esta plataforma su principal canal comunicacional, con todas las ventajas y riesgos que ello conlleva. De hecho, estos últimos se han potenciado este año a partir de la masificación de las herramientas de Inteligencia Artificial y su capacidad para generar modelos algorítmicos capaces de viralizar contenidos falsos o imponer artificiosamente tendencias.

Por todo lo anterior, el “trino” es el Personaje del Año en Colombia. Pese al cambio de dueño de la plataforma, su nuevo nombre y las modificaciones en cuanto a su uso y comercialización, la hoy red X se erigió, para bien o para mal, como el escenario principal de los debates y la interacción política, económica, social e institucional en nuestro país. Debates ruidosos pero poco profundos, con más emocionalismo que capacidad neuronal, muy al estilo de lo que el filósofo Zygmunt Baum llamará acertadamente en su momento la sociedad líquida.