Condiciones al ELN | El Nuevo Siglo
Domingo, 29 de Mayo de 2016

·        Con secuestros es imposible el diálogo

·        No más atentados a la libertad de prensa

 

Aplazada y al parecer por término indefinido habría quedado la instalación de la mesa de negociación con el ELN, luego de que el presidente Juan Manuel Santos fijara como condiciones para la misma que esa guerrilla libere a todos los secuestrados y ponga fin a esa práctica, en pronunciamiento hecho tras conocerse la liberación de la periodista Salud Hernández, quien estuvo seis días retenida contra su voluntad en la zona del Catatumbo.

 

“Como lo dije cuando se hizo pública la agenda de negociaciones con el ELN, y lo reitero ahora con más razón: no activaremos ninguna mesa de negociaciones mientras el ELN no libere a todos los secuestrados y renuncie definitivamente a este crimen de lesa humanidad”, expresó Santos el viernes en Tibú, Norte de Santander, a donde se desplazó a presidir un Consejo de Seguridad tras conocerse que esa guerrilla había sido la responsable de la desaparición de Hernández, así como de dos periodistas de RCN que, finalmente, también regresaron al seno de sus familias.

 

Sostuvo que “el ELN  tiene la obligación de liberar a todos, repito, a todos los secuestrados de manera inmediata, y abandonar definitivamente este crimen atroz. El secuestro, bajo ninguna circunstancia, puede ser justificado. Es un crimen de lesa humanidad”.

 

Al celebrar el regreso sana y salva de Hernández, el Jefe de Estado también reiteró su “rechazo  a cualquier atentado contra la libertad individual o contra la libertad de prensa” y  tras responsabilizar al ELN del secuestro de los periodistas, recordó que para el Gobierno la prioridad es la vida y la integridad física de las personas y que por ello desde el mismo momento en que se conoció inicialmente como “desapariciones” de los tres comunicadores, ordenó una intensa pero prudente búsqueda de los mismos.

 

“Firmeza para encontrarlos, y precaución para no poner en riesgo sus vidas”, recordó que fue su perentoria orden.

 

Con el pasar de los días y tras la confirmación de que el ELN los tenía en su poder, se activó la habitual mediación humanitaria de la Iglesia Católica y la Defensoría del Pueblo, que permitió poner fin a la pesadilla que vivieron los periodistas.

 

El presidente Santos tuvo palabras de agradecimiento para la Iglesia Católica, la Fuerza Pública que realizó una gigantesca operación rastrillo en la zona donde ocurrieron los plagios y para las autoridades municipales que contribuyeron al feliz desenlace de los acontecimientos.

 

La periodista Salud Hernández, con la combatividad que la caracteriza, narró lo que vivió durante estos seis días. Dijo que inicialmente iba a realizar un trabajo periodístico en la zona de El Tarra y que para ello se desplazó con unos guerrilleros quienes le retuvieron sus equipos. Una vez cumplido su trabajo de campo, quiso regresar pero éstos no se lo permitieron por lo que siempre les dejó en claro que esa situación se convertía en un secuestro.

 

“No sentí miedo, pero hubo momentos difíciles, especialmente cuando se escuchaban los helicópteros de las Fuerzas Armadas”, narró la periodista colombo-española, quien agregó que en todo momento recibió un buen trato.

 

Visiblemente cansada porque la trasladaron varias veces de lugar, sus primeras declaraciones fueron un claro mensaje a los grupos armados que atentan contra la libertad de prensa y un rechazo a ser utilizada como “correo” por parte del ELN.

 

“No pueden poner obstáculos a la labor de la prensa del país, nos tienen que dejar informar bien, porque uno aquí no puede informar bien si no va a las zonas apartadas”, manifestó Hernández, al tiempo que dijo que con ella habían mandado una carta al Gobierno, la cual no “pienso entregar porque no soy mensajera de nadie”.

 

Finalizó diciendo que “lo mío no fue nada… mi percepción del secuestro no ha cambiado y tras vivirlo lo que sí tengo claro es que no hemos valorado en toda su dimensión lo que viven esos héroes que han estado meses y hasta años privados de la libertad”.

 

Y precisamente porque nadie debe pasar por la pesadilla del secuestro y ser víctima de ese crimen de lesa humanidad es que el presidente Santos fijó como  estos inamovibles para instalar la mesa de negociación con el ELN. El proceso con las Farc inició en octubre de 2012, pero en febrero de ese año ya ese grupo guerrillero había renunciado al plagio como fuente de financiación y arma política. Si no lo hubiera hecho, las tratativas no habrían llegado al nivel en que hoy están, cuando incluso en La Habana ya se habla de recta final. Por más que se dialogue en medio del conflicto, el secuestro es intolerable para el Gobierno y, sobre todo, para todos los colombianos. Si el ELN no lo entiende así, la posibilidad de una salida negociada con esa facción insurgente será imposible.