¿Cadena perpetua en Colombia? | El Nuevo Siglo
Domingo, 7 de Octubre de 2018
  • El referendo respectivo se abrirá paso
  • Hora de aterrizar un debate inconcluso

 

Dos casos aberrantes de violencia contra los menores de edad que impactaron esta semana a todo el país volvieron a poner sobre la mesa la propuesta de imponer en Colombia la cadena perpetua a los culpables de delitos atroces y de lesa humanidad contra niños y niñas. En Fundación (Magdalena) un desquiciado secuestró, violó e incineró a una menor de nueve años, en tanto que un niño de cinco, hijo de un Alcalde de la zona del Catatumbo, en Norte de Santander, fue secuestrado.

De inmediato la opinión pública reaccionó indignada y se urgió a las autoridades a aplicar las más drásticas penas a los responsables de tan graves casos. Como era de esperarse, la primera propuesta fue la de revivir la ya muchas veces debatida idea de modificar la Constitución y crear la cadena perpetua para esta clase de delincuentes. Se trata de un debate cíclico e inconcluso en nuestro país que toma vigencia cada vez que se suceden casos aberrantes de ataques contra menores de edad. Incluso en 2010 se alcanzaron a recoger firmas para impulsar un referendo al respecto, pero la iniciativa se truncó en el Congreso. Desde entonces en repetidas ocasiones se han presentado proyectos de acto legislativo en la misma dirección en el Parlamento sin que ninguno de ellos haya salido avante. Incluso hubo otras recolecciones de firmas con el mismo objetivo pero no prosperaron.

Los elementos de la polémica entre partidarios y contradictores de la prisión de por vida en Colombia no han cambiado con el transcurso de los años. Los primeros sostienen que si los delincuentes saben que asesinar, violar, secuestrar, torturar o cualquier otro atropello grave contra un niño o una niña los puede llevar a que pasen el resto de su existencia tras las rejas, entonces se producirá un efecto disuasivo y se abstendrán de perpetrar el crimen. Los segundos, a su turno, replican que la cadena perpetua no es la panacea que algunos sugieren, en gran parte porque hoy la legislación colombiana contempla que una persona que cometa un crimen atroz contra con menor de edad puede ser condenada a la máxima pena, que son 60 años de cárcel, tiempo que, en la práctica, conlleva a que difícilmente el delincuente pueda salir de prisión con vida. Además, está reglado que los culpables de estos crímenes no pueden recibir beneficios, rebajas penales ni flexibilidades penitenciarias.

Incluso esa reiterada polémica ha tenido variantes, algunas sólidas en materia de argumentación y otras no tanto. Por ejemplo, para el caso de los agresores sexuales de menores de edad ya se han escuchado propuestas para aplicarles un procedimiento de castración química. Igual se ha planteado que se cree una especie de registro nacional de personas con antecedentes penales por esta clase de delito, de modo que toda la ciudadanía pueda consultarlo y estar atenta a potenciales riesgos en su vecindad. Asimismo no faltan los que consideran que podría pensarse en la pena de muerte, sin embargo es casi imposible avanzar en esta dirección cuando en el resto del mundo son cada día menos los países en que se aplica la pena capital.

Pero más allá de toda esta discusión, lo que parece claro es que ahora es alta la posibilidad de impulsar un referendo que abra paso en Colombia a que la ciudadanía decida en las urnas si quiere que se imponga la cadena perpetua a los autores de delitos graves contra los niños y niñas. Tanto el Gobierno nacional como los distintos partidos y otros sectores de la sociedad ya se mostraron a favor de la iniciativa e incluso el Jefe de Estado ha pedido a varias colectividades políticas que empiecen a recoger firmas con ese propósito.

Ello implica, entonces, que al debate gaseoso que se ha dado en los últimos años llegó la hora de aterrizarlo con argumentaciones objetivas y desterrando los mitos que hay entre partidarios y opositores. Si el país decide avanzar en esa ruta penal, entonces hay que dar una discusión de fondo, analizando todas las aristas y, sobre todo, sin perder de vista que una vez se abra esta puerta de la cadena perpetua en poco tiempo se estará pidiendo que la misma se aplique a otros delitos como el feminicidio, los asesinatos en estado de indefensión y otros más.