Atajar el desempleo | El Nuevo Siglo
Miércoles, 2 de Marzo de 2016

*Enfriamiento económico pasa factura

*Urgen medidas de choque más audaces

 

LA economía se está desacelerando. Esa es una verdad innegable, como también lo es el hecho de que esa situación está afectando con especial énfasis a las personas de los estratos medios y bajos, que en meses recientes no sólo han tenido que soportar la escalada inflacionaria más drástica de los últimos años, sino que se obligaron a un recorte de gastos a todo nivel para poder sobrevivir a esta dura época de vacas flacas. Es ese marco el que hace más alarmante el último informe del Dane sobre el desempleo, según el cual en enero pasado la tasa de desocupación llegó a un 11,9 por ciento,  superior casi en un punto al 10,8 por ciento del mismo mes de 2015.  Esto implica, entonces, que de los 2 millones 554 mil personas sin trabajo que existían en el primer mes del año pasado, se pasó a 2 millones 891 mil en el arranque de 2016.

 

Si bien al medir la tasa anualizada ésta continúa en un dígito (9 por ciento), siendo la más baja en los últimos 16 años, es innegable que el ejército de desempleados viene creciendo de manera lenta pero progresiva como resultado de un menor dinamismo industrial, comercial y de consumo de los hogares, lo que lleva a muchas empresas a congelar nóminas en el mejor de los casos o proceder, en no pocas ocasiones, a suprimir plazas.

 

Aunque el Gobierno admite que hay señales de alerta en el mercado laboral, considera que la situación es manejable no sólo porque el mismo Dane indicó que en enero pasado 265 mil personas encontraron trabajo, a lo que se suma que las peticiones de seguro de desempleo no han crecido en el arranque de este año, sino porque pese a la estrechez fiscal no se han recortado las inversiones públicas en sectores como el de la infraestructura y la construcción de obras civiles, que son intensivas en demanda de mano de obra calificada y no calificada. No tan optimistas los voceros gremiales y de los sectores productivos, quienes advierten que el proceso de desaceleramiento económico apenas va a mitad de camino y podría profundizarse en los próximos meses, presionando al alza el número de personas despedidas o que no conseguirán fácilmente trabajo. De allí que considere el sector privado que es urgente redoblar los alcances de los Planes de Impulso a la Productividad y el Empleo (PIPE), en sus versiones I y II, así como proceder a desmontar la pesada carga de impuestos y contribuciones que arrastran las empresas, algo que, se supone, está previsto aterrizar en el marco de la proyectada reforma tributaria estructural, hoy con un cronograma bastante incierto.

 

Los sindicatos, a su turno, alegan que el Ejecutivo y los gremios no quieren admitir la realidad de la crisis económica que está atravesando el país y que golpea con mayor rigor a las familias de ingresos medios y bajos, que cada día tienen que sobrevivir con menos recursos y apretándose más fuerte el cinturón. Al tiempo que urgen que se cumpla la promesa gubernamental de que se reverse el recorte aplicado años atrás al pago de horas extras y festivos, los líderes de las centrales obreras recalcan que en semejante escenario de enfriamiento productivo, desempleo creciente e inflación disparada, pensar en una reforma pensional y laboral a fondo es ilógico.

Particular preocupación genera Bogotá en cuanto al número de desempleados en las 13 ciudades y áreas metropolitanas más importantes del país. La capital incidió de forma sustancial en el aumento de desocupados a nivel nacional, fenómeno del que desde el Ejecutivo se culpa a la anterior administración distrital que bloqueó muchos proyectos en el campo de la construcción de vivienda e infraestructura, sin duda los rubros más dinamizadores del mercado laboral en otra regiones. El propio Ministerio de Trabajo admite que de los 60 mil empleos que se perdieron en el sector de la construcción, 55 mil se registraron en la ciudad, lo que es a todas luces un dato muy diciente. Se espera que ahora, con el cambio de titular en la Alcaldía, y los compromisos ya firmados por el Distrito y la Nación para edificar más de 80 mil viviendas en los próximos años, se pueda revertir esa negativa tendencia.

 

Como se dijo, el panorama laboral está complicándose cada día más y es necesario que el Gobierno entienda que la dimensión de la crisis económica avanza lenta pero progresivamente, requiriendo medidas de reacción audaces y, sobre todo, efectivas.