Gente: Desde labrar la tierra a crear un café con sello de mujer | El Nuevo Siglo
La caficultora Aneth Chocontá fue premiada en Oslo, junto a la asociación Café Sello Mujer, por producir uno de los mejores bebestibles con alta calidad. / Yara
Sábado, 25 de Noviembre de 2023
Redacción Economía

Desde hace ocho años, el Yara Champion Program, que se desarrolla en Oslo, Noruega, tiene como principal objetivo reconocer el esfuerzo y las buenas prácticas de los caficultores, que logren cosechas de la mejor calidad y, sobre todo, generen un menor impacto en la huella de carbono que genera su cultivo.

En este se ha premiado a las mujeres productoras del grano más destacadas. A la fecha han participado más de 300 y fueron capacitadas cerca de 18.900 en actividades como e-learning de café o en días de campo con asociaciones de mujeres. 

Dentro de este apoyo está la Asociación Café Sello Mujer, una organización conformada por un grupo de mujeres dedicadas a la producción de café sostenible y de alta calidad, acompañada del empoderamiento femenino.

La Asociación fue fundada hace 10 años y actualmente está compuesta por 39 caficultoras en el municipio de Caicedonia, en el Valle del Cauca. Su actual presidenta y representante, Aneth Chocontá, es cafetera colombiana de cuarta generación y ganadora del Yara Champion Program edición 2020.

Esta caficultora fue invitada a las oficinas centrales de Yara en Oslo para que, en compañía del CEO de Yara, Svein Tore; la embajadora de Colombia en Noruega, Paola Bernal; Chrytsel Monthean, EVP de Américas de Yara; Carolina Castañeda, representante de la Federación Nacional de Cafeteros en Europa, y otros invitados especiales, compartiera su historia de inspiración basada en su café y su liderazgo frente a la Asociación.

De oficio

Aneth Chocontá dice a EL NUEVO SIGLO que “represento a 39 mujeres caficultoras de oficio, sí, son de oficio porque labramos la tierra, recolectamos nuestro café y le damos una importancia fundamental”.

Sobre la Asociación, dice que “nacimos en 2017 como un sueño y para 2018 habíamos hecho nuestra primera exportación”.

Señala la caficultora que “nuestras fincas están ubicadas entre 1.800 y 1.900 metros sobre el nivel del mar, son de difícil acceso, como casi todas en Colombia. La distancia es compleja y reunirnos es difícil, pero lo hacemos porque sabemos que asociadas tendremos más protagonismo”.

Respecto a la idea de producir no solo café, sino uno de mejor calidad y que fuera especial, dice: “Para producir un café de calidad sabemos que también debemos proteger la tierra; además, somos madres cabeza de familia, por lo que somos mujeres protectoras. Nuestras prácticas también protegen el suelo y las fuentes de agua que nacen de nuestras propias fincas. Esa oferta ambiental le da a nuestro café ese valor especial”.

Manos de trabajo

Sostiene la productora de café que “mis manos representan las manos de miles de caficultoras campesinas que cosechan y procesan el café. Entendimos que nuestros sellos no solo hablan de nuestro buen trabajo, nuestras alianzas también son fundamentales. En este caso, con Yara ha sido fundamental, ya que nuestras labores en las fincas hacen posible que nuestras mujeres puedan mostrarse ante el mundo”.

Asegura que “empezamos siendo cinco mujeres, pero queríamos que otras entraran en esta economía familiar, pero teníamos dudas sobre si hacerlo solas o con nuestros esposos. Decidimos incluir a aquellos que nos excluyeron, hoy trabajamos con nuestros esposos y son nuestros primeros aliados”.

Asimismo, destaca que “las alianzas con nuestra cooperativa, con la Federación Nacional de Cafeteros, con Yara y con el Gobierno han sido fundamentales para nuestro crecimiento”.

Explica que “no es posible dar a conocer esta historia de resiliencia y de empoderamiento si nuestros aliados no hacen parte del trabajo. La caficultura está en riesgo, pero puede persistir si estas alianzas son visibles y se promocionan aún más”.Rol clave

Ejemplos como el de Aneth Chocontá son muestra de la participación y el liderazgo de las mujeres en el desarrollo económico de Colombia, sobre todo en actividades agrícolas, donde el papel femenino ha cobrado mayor relevancia en los últimos años. Esto lo demuestran las más recientes cifras de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra), ya que afirman que la población de mujeres en el campo es de 5,8 millones.

Las mujeres tienen un rol clave para lograr cambios económicos, sociales y ambientales que contribuyan a un adecuado desarrollo sostenible. Por ello es fundamental apoyar y reconocer su liderazgo y su labor en el campo, su capacidad de formar y desarrollar entornos, su sentido de familia, su visión de agroempresarias y su aporte a la economía del país.

Incluso, la misma Federación Nacional de Cafeteros registra que el 30 % de los caficultores en el país son mujeres. Este cultivo es estratégico para la economía nacional y cada día gana mayor terreno gracias a la producción de cafés de especialidad.

Para considerar que un café es especial debe tener una calificación de 86 puntos o superior, según el sistema de evaluación internacional SCAA (Specialty Coffee Association of America). Lo anterior ratifica la posición de Colombia con el mejor café suave del mundo.

Uno de los actores claves para la visibilidad y el apoyo a la mujer en el campo es el sector empresarial. Yara, por ejemplo, ha impulsado la transformación hacia sociedades más justas, equitativas e integradas, a través de programas de capacitación y acompañamiento que tienen el objetivo de incentivar su trabajo en el sector agrícola, ya sea como empresarias o parte de la población rural.

Además, ha ofrecido soluciones que contribuyen a la prosperidad de sus cafetales y proyectos como la reducción de emisión de gases de efecto invernadero en la planta de Cartagena, que a inicios del 2024 reducirá en un 60 % la huella de carbono, y que permitirá tener mayor descarbonización en la producción final para el grano de café, contribuyendo a cumplir con estándares internacionales.

Justamente pensando en esto, Aneth Chocontá expuso en Oslo su historia de inspiración basada en su café y su liderazgo frente a esta Asociación y dijo que “desde hace 22 años soy caficultora y trabajo en las montañas de Caicedonia (Valle del Cauca), de las cuales vivo orgullosa. Quiero llevar el café de nuestra cooperativa y de nuestras mujeres a todo el mundo, por ello estoy muy agradecida con la alianza estratégica entre nuestra cooperativa y Yara, que nos ha dado la posibilidad de abrir nuestro horizonte y poder ofrecer el mejor grano”.

 

El respeto al género femenino

Yara también fortalece la presencia femenina en el agro por medio de iniciativas como el apoyo al capítulo en Colombia de la Alianza Internacional de Mujeres Cafeteras (IWCA, por sus siglas en inglés), cuyo objetivo ha sido empoderar y conectar el trabajo de diversas mujeres cafeteras del país. Asimismo, ha respaldado el programa Mujeres en Agronomía, que busca aumentar el desarrollo de las mujeres profesionales en el sector por medio de la transferencia de conocimientos. Desde el programa se espera motivar a más mujeres a que continúen trabajando en el campo, generando un impacto en la industria alimentaria y agrícola local, mientras se contribuye a la igualdad en el ámbito laboral.

“En Yara estamos comprometidos con generar un impacto positivo hacia la igualdad de género en la industria agrícola local y en empoderar a las mujeres en el ámbito laboral. Ya sea con las mujeres que se dedican profesionalmente a la agricultura, o con las mujeres rurales que con su apoyo como parejas, madres o productoras contribuyen al bienestar de ellas y sus familias, además del gran aporte que hacen a la seguridad alimentaria”, aseguró Chrystel Monthean, EVP de Américas de Yara.

En definitiva, las mujeres son pioneras del cambio en el campo, transformando su entorno para hacerlo más sustentable. Ellas han cumplido un rol fundamental en toda la cadena de producción de alimentos, por su gran aporte y generación de bienestar social. El propósito de compañías como Yara está enfocado en dar mayor visibilidad a las mujeres y aportar a su formación, al desarrollo de sus entornos y empoderar las comunidades donde operan.

La Asociación Café Sello Mujer ha ganado varios galardones por su calidad. / Yara