Córdoba: un recorrido por la orilla del rio Sinú | El Nuevo Siglo
La etnia Embera Katió realiza cestería en palma como fuente de ingreso económica.
FOTO: Mayra Baquero
Miércoles, 27 de Marzo de 2024
Mayra Baquero

La entrada a Montería, capital del departamento del Córdoba, está acompañada por cientos de sandías y productos elaborados con madera, un recorrido que, para muchos, podría definirse como una de las entradas más lindas de Colombia.

 

EL NUEVO SIGLO, en compañía de Anato, Fontur y el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo pudo recorrer la ciudad, que en 2014 recibió el premio internacional de sostenibilidad, un reconocimiento otorgado por el respeto que los pobladores le tienen al rio Sinú, pese a que este pasa por la mitad de la civilización en lo que se hace llamar el parque lineal (una construcción de más o menos cuatro kilómetros considerado el más largo de Suramérica), siempre procuran guardar una distancia entre la corriente de agua y la arquitectura, según explicó Enobiz Zapata, nieta de Manuel Zapata Olivella y promotora de turismo en el departamento.

Árboles caminantes, semillas, granos, insecticidas, fertilizantes y otros elementos llaman la atención en la plaza ubicada al frente de la catedral de San Jerónimo, no obstante, sus antiguas casas hechas con bahareque, barro, cal y estiércol de vacas, son sin lugar a duda, un arte que merece detenerse a admirar.  

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Sin embargo, la capital de Córdoba cuenta con otro atractivo: sus planchones. Una gigantesca estructura de madera que soporta cerca de 12 toneladas, no tiene riesgo de hundirse, no hace ruido, es ecológico y económico, un antiguo sistema de transporte que ya es denominado patrimonio cultural.

Pinceladas de arte

Siguiendo por la orilla del rio Sinú nos encontramos con el Parque Solar y la central hidroeléctrica de Urrá. Un depósito de agua artificial que también cuenta con un embalse eco eléctrico llamado AQUASOL, el cual tiene una capacidad instalada de 1,53MWp.

Unos kilómetros más adelante la comunidad indígena Tuis Tuis, de la etnia Embera Katío, se encarga de ponerle color y alegría al recorrido con sus bailes, tejido en chaquira, cestería en palma y pintura corporal, dibujos o también llamados ‘tatuajes’ naturales, que niños y jóvenes hacen con una tintura negra, obtenida de una planta llamada jagua.

El pincel, unos palitos de madera y el lienzo, la piel de cada persona que los visita y quiere sentirse como uno de ellos durante unos días, pues el pigmento tarda en desaparecer de 10 a 12 días.

De estas actividades, ahora disfrutan con mayor tranquilidad nacionales y extranjeros, ya que Tierralta es considerado territorio de paz, tras la firma del acuerdo entre el Gobierno y las Farc.

Con una sonrisa en su rostro, Jaime Bertel, representante legal del operador turístico Sinú Travel, indicó que dicho acuerdo ha sido beneficioso para el turismo, pues ahora los espacios ya están disponibles para que las personas puedan conocerlos. Así mismo, aseguró que ahora lo que queda es diseñar con creatividad una hoja de ruta que exalte las riquezas de su territorio.

Turismo religioso

De camino a la ruta del sombrero vueltiao, hay una parada imperdible y es en Ciénaga de Oro, único municipio de Córdoba con turismo religioso.

En el Museo de Tradiciones Populares y Religiosas, ubicado en este caluroso departamento, reposan varios monumentos, que durante la Semana Santa son cargados por feligreses frente a la mirada de los visitantes, una tradición que tiene más de 200 años de existencia y anualmente reúne a centenares de personas.

Dentro de esta misma institución también hay espacio para las artesanías locales, la joyería en filigrana, los accesorios tejidos, el arte en madera y los dulces típicos.

La llegada al Cabildo indígena Zenú en el municipio de Tuchín está acompañado por la carrera de niños que esperan con ilusión la llegada de nuevos amigos, no obstante, tras saludar, toman asiento y sus manos empiezan a tejer algunas partes de lo que será un sombrero vueltiao.

En la construcción de esta prenda típica colombiana participa toda la familia, los más pequeños se encargan de un tipo de trenzado, mientras los experimentados dan los toques especiales.

El sombrero de quinciano (15 pares de trenza en cañaflecha) es de los más comunes; sin embargo, en este cabildo también tejen de 21, 27 o 31 pares, siendo este último el más fino, precisamente por su suavidad, flexibilidad y elaboración.

El 80% de esta población vive de las artesanías, razón por la que sombrero vueltiao puede costar hasta 215.000 COP, no obstante, el precio también depende del estilo y del requerimiento del cliente. 

De otro lado, la gastronomía de Lorica, denominado pueblo patrimonio, hace que la parada para degustar de su comida indígena, española, libanesa y afro, sea todo un suceso, una mezcla ganadora entre la calidez de su gente y las historias que tienen para contar.  

Luego, San Antero recibe a sus visitantes con la celebración del Festival Nacional del Burro, mismo que este año llegó a su edición número 34, honrando la labor de este noble animal. Cabe resaltar que, esta fiesta llena de color donde los asnos son disfrazados de maneras creativas para desfilar por las calles del pueblo, premia económicamente a quienes dejan volar su imaginación y se hacen parte activa del festival, que ya es patrimonio cultural inmaterial.

El recorrido por el rio Sinú termina sobre una lancha y en medio de la bahía Cispatá, único lugar de Córdoba donde se dan las cinco especies de manglares: negro, blanco, rojo, Zaragoza y bobo.

Para Ramón Hernández, estudiante de biología y guía turístico en la Bahía, visitar el Cispatá es una experiencia de otro nivel, pues su naturaleza es especial ya que es “una de las reservas más cuidadas del país, pues fue la primera parte donde se implementó el plan de manejo integral, para empezar a proteger 17 hectáreas de manglar”.