Ser un gran líder exige una amplia visión que lo inspire y le permita inspirar a su nación, pero ¿Quién nos inspira?, ¿Quién puede ser la musa de los jóvenes que se manifiestan sin tener claras sus propias ideas, particularmente en tiempos de crisis? Además de inteligencia, se requiere disciplina, laboriosidad infatigable y arraigada confianza en sí mismo, así como ser un líder transformacional; también, que sea coherente y congruente, gozando de la sindéresis para que exista unidad en los discursos, en los proyectos, en las políticas y en las metas del equipo que lidera, siendo fomento y ejemplo de vida para otros.
El liderazgo debe estar en cada uno de nosotros, en alzar la voz, con respeto y ecuanimidad para presentar propuestas, pero no para proseguir con las críticas. “Los pasos de los grandes líderes son como truenos que hacen retumbar la historia”; con esa frase, el cuestionado presidente norteamericano Richard Nixon comenzaba su libro “Líderes” y, aunque el 37 presidente de los Estados Unidos salió por la puerta de atrás, esa frase nos lleva a pensar acerca de lo que debe ser y hacer un buen líder.
Ad portas de un debate democrático, que no electoral, de ahí la gran diferencia entre sufragante (el que sólo va a la urna por el certificado electoral) y elector (el que quiere decidir o incidir, es decir votar por alguien o en blanco), Por otro lado, tenemos la abstención que sigue siendo un fenómeno recurrente en el mundo y en Colombia, donde se acerca al 56,1%, entonces, ¿somos verdaderamente una democracia? Todos los gobiernos necesitan legitimidad para sobrevivir. Pero ¿cómo logran los gobiernos la autoridad? ¿Qué hace que los ciudadanos obedezcan o se sientan leales a sus gobiernos? ¿Unos resultados como los que se prevén, harán que nuestra democracia sea sólo de un puñado de extremistas?
Todas las democracias, en teoría, deberían proporcionar cuatro cosas básicas. Seguridad: como todos los gobiernos, una democracia debe proteger a sus ciudadanos del peligro y las amenazas, tanto nacionales como extranjeras. Libertad: una democracia otorga a sus ciudadanos el derecho de hacer ciertas cosas sin interferencia.
La mayoría de los gobiernos democráticos son limitados, es decir, hay derechos fundamentales que el gobierno no puede tomar de sus ciudadanos, ni las Cortes abrogarse como legisladores complementarios. Igualdad política: Todos los ciudadanos deben ser tratados de la misma manera. Cada persona obtiene un voto en las elecciones, y la ley es la misma para todas las personas. Soberanía popular: en una democracia, el poder supremo reside en el pueblo.
La gente elige su gobierno, pero, en realidad, estas características no siempre encajan bien, y las democracias deben trabajar para crear un equilibrio. Pero el equilibrio cambia a medida que las personas deciden que quieren enfatizar una característica sobre otra. A veces, reforzar una característica hace que otra característica disminuya o desaparezca. ¿Será que continuaremos con la creencia de que el mejor gobierno es absolutamente ningún gobierno, lo que se conoce como anarquismo?