Estamos a un par de días de la primera vuelta presidencial y con el alboroto de las más recientes encuestas me pongo a recordar, sobre ellas, la simpática pero enfática frase del estadista Álvaro Gómez: “son como las morcillas, muy ricas, pero es mejor no saber cómo las hacen”. Tengo una enorme familia y casi un millón de amigos -como Roberto Carlos- y a nadie que conozca- casi todos sintonizados con Federico Gutiérrez- los han llamado para adelantar el sondeo.
¿Quién las financia y bajo qué circunstancias y condiciones? Mejor no saber. Lo que sí sé es que al meterme en el Parque de las Banderas de Santiago de Cali el sábado anterior y al ver los videos de las plazas llenas a reventar por cuenta Fico (Cúcuta, Santamarta, Bucaramanga, Ibagué, Eje Cafetero, Montería, Medellín, etc.) he llegado a la conclusión de que las verdaderas encuestas no están manipuladas ni enredadas en las líneas telefónicas, sino en la calle, firmes.
Todo lo cual nos llena de optimismo, porque quiere ello decir que en segunda vuelta la gente, ya consciente del enorme riesgo que implica el cambio hacia el vacío -que tiene programado la extrema izquierda, aunque quieran negarlo- va a reflexionar, a pensar en su familia, en su vida, honra, bienes, en la seguridad de sus actuales o futuras pensiones, en el valor inconmensurable de una economía de mercado productiva que garantice el desarrollo y el empleo y, sobre todo, en la continuidad y fortalecimiento de la democracia que, como diría en su más célebre frase Winston Churchill, “es el peor de los sistemas, con excepción de todos los demás”.
De nada valdrá el enorme capital disponible para inversión electoral en caja del Pacto Histórico (según El Tiempo) $ 19 mil 400 millones, mientras Federico apenas supera los 6 mil millones, porque la gente ya no come los cuentos de la “Colombia humana” -que en Bogotá lideró el más perverso de los gobiernos- del “pacto por la vida”, del “gobierno para vivir sabroso”, sencillamente porque de eso tan bueno no dan tanto, ni con morcilla, cuando el ególatra candidato y sus más fieles escuderos- casi todos rayando los linderos del código penal- son los personajes llamados a liderar el tal salto, el mismo que dieron en Venezuela y Nicaragua, el que están intentando en Chile, en medio del espanto de la gran mayoría de los buenos ciudadanos que creen en la democracia y en el sistema capitalista de mercado y que ya están empezando a reaccionar antes de que el cambio hacia la vía del infierno no tenga reversa.
Post-it. El “Fenómeno Rodolfo” está por verse, por si acaso la realidad del próximo domingo coincide con las últimas encuestas, cosa que no creo. No se entiende cómo un hombre rudimentario y pendenciero, que no conoce el país, con varias investigaciones a cuestas y sin más programa que “darle en la jeta a los corruptos” pueda acostarse bueno y sano en Piedecuesta y amanecer en la cresta del sistema, como presidente de la República, como si fuera fácil acabar con una corrupción endémica, que no tiene partido político ni color de piel, a menos de que lo intente, en vez de cachetadas, con bomba de neutrones…