¡No más Paro! | El Nuevo Siglo
Miércoles, 5 de Mayo de 2021

El martes 14 de julio de 1789, con la caída de la fortaleza de la Bastilla Saint-Antoine a manos del movimiento republicano francés, dieron paso a la Revolución francesa. Este conflicto político y social que dio fin al Antiguo régimen en Francia, significó el inicio de una nueva era, que dio entrada a la Edad Contemporánea.   

Aunque el mayor logro y en absoluto orquestado fue el reemplazo de la clase dirigente. La tradicional aristocracia francesa fue llevada a la guillotina y advenedizos mercaderes, líderes gremiales, comerciantes y demás “burgueses” se convirtieron en la clase dirigente. El juego de poder no era más que un cambio en quien gobernase. Sin embargo, la situación de la media continuaría siendo similar, aunque ahora con la ilusión que dan las utopías, como “la libertad, igualdad y fraternidad”.  

Asimismo, el rey Luis XVI, creyó que la situación de su entonces era de solo manifestaciones sociales sin importancia alguna, pero cuando las manifestaciones se acentuaron y no tuvieron fin, su fin fue la revolución.  

Así bien, la situación en Colombia presupone el intento real de un Golpe de Estado - “coup d'État”- promovida por sectores de extrema izquierda nacionales e internacionales. Su plan es el de establecer un estado títere de la nueva internacional socialista, en donde participan todo tipo de actores intergubernamentales, esos mismos que se acaban de pronunciar en contra del gobierno colombiano y de las fuerzas de defensa. 

Ahora bien, el monopolio de la violencia es del Estado, así que, quienes intenten promover el levantamiento armado, de inmediato son grupos insurgentes y beligerantes, sin legalidad ni legitimidad. Y no cesan en pedir el desmantelamiento de las autoridades que con valentía enfrentan a estos apátridas que a la final están afectando es a los colombianos más vulnerables.  

En Colombia, se ha estructurado desde el año 2019 un macabro plan, que tiene la venia de Nicolás Maduro y de Gustavo Petro, por ejemplo. Y claro está de la “extinta guerrilla de las Farc”. Su fin es el de destruir a la sociedad y el mecanismo ha sido utilizar a la pandemia para concretar los oscuros planes. Al igual utilizan a los desadaptados para que creen el caos.  

En Bogotá, Claudia López disfruta imponiendo de forma autoritaria cuarentenas que han “matado” la economía de los bogotanos, sin embargo, no habrá toque de queda ni ninguna otra medida real en el marco de los nuevos paros, pues le interesa que haya desmanes, vandalismo y desorden, o al menos eso es lo que parece. Al igual, el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, hijo del fundador del M-19, Iván Marino Ospina, ha permitido que en esa ciudad la situación se haya salido de las manos y no ha movido ni un dedo.  

El Estado debe salvaguardar la vida de sus ciudadanos, es decir el gobierno Duque debe dar fin a estos vergonzosos desmanes y sin importar lo que la hipócrita comunidad internacional piense, ni mucho menos lo que JMS -verdadero culpable de la situación- diga. Además, la situación sanitaria causada por el Covid-19 parece que ya no existiera, pues los barbaros en las calles y sin mascarillas están acabando con lo que queda del país.  

@rosenthaaldavid