Pensaría uno que no puede referirse a los tesoros artísticos patrimoniales, porque, podrían ser objeto del vandalismo que busca acabar con cualquier rastro de civilidad en el país; sin embargo, la Sociedad Geográfica de Colombia -Academia de Ciencias Geográficas, bajo la presidencia de Augusto Bahamón Dussán-, acaba de producir el pasado mes de abril, un maravilloso libro de la académica Mercedes Medina de Pacheco, bajo el extenso título: “La Sede de la Academia Colombiana de la Lengua y sus maravillas artísticas”, que en 216 páginas y gran formato, con fotografías de Gonzalo Garavito Silva, se presenta como homenaje en el sesquicentenario de la Institución correspondiente de la Real Academia Española.
La Sede de la Academia Colombiana de la Lengua, como lo manifesté igualmente en mi discurso de posesión como Individuo Correspondiente en 2014, es un edificio, obra del arquitecto español Alfredo Rodríguez Orgaz, nacido en Madrid el 2 de febrero de 1907, el cual, tras estudiar en el Liceo Francés se graduó en la Escuela de Arquitectura de Madrid. Sus vínculos con el Partido Republicano lo llevaron al exilio y, por eso vivió en Colombia entre 1939 y 1961, fecha en la cual se inauguró el edificio sede de la corporación académica, inspirado en el de la Real Academia Española. Rodríguez Orgaz también erigió en el Parque Nacional de Bogotá el monumento a Uribe; construyó el edificio del Banco de la República y el del Palacio Arzobispal, entre otros.
Nuestra Academia Colombiana de la Lengua, cuerpo consultivo del Gobierno Nacional en materia idiomática, posee una pinacoteca de óleos y fotografías de sus integrantes, un jardín que incluye a nuestro árbol nacional; un conjunto escultórico, comenzando por la del Señor Caro, seguida de la de otros bardos de la palabra; el gobelino de la unidad: “una estirpe, una raza, un destino”; un vitral parisino; así como los murales del maestro Luis Alberto Acuña Tapias: “El Castellano Imperial” en su vestíbulo, “Apoteosis de la Lengua Castellana” en su paraninfo y, los bellos frisos de la Sala Rafael Maya, que incluyen a Bochica, Quesada, Castellanos, Zamora, Rodríguez, Gumilla, Rodríguez Freyle, Fernández Piedrahita, Domínguez Camargo, Ladrón de Guevara, Álvarez de Velasco, la Madre Castillo, Nariño, Zea, Caldas, Torres, Bolívar, Vargas Tejada, J.J. Ortiz, Santander, Restrepo, José Eusebio Caro, Arboleda, Gutiérrez González, Núñez, Pombo, Fallon, Vergara y Vergara, Cuervo, Caro, Marroquín, Díaz, Isaacs, Suárez, Silva, Casas, Valencia, Sanín Cano, Barba Jacob, Rivera, Gómez Restrepo y Carrasquilla, todos ellos, figuras importantes de las letras clásicas de nuestro país. Otro capítulo requeriría el conjunto escultórico del Paraninfo, que preside Jesucristo, el Verbo Divino.
Don Marco Fidel Suárez, dijo en su discurso de posesión ante esta Academia el 17 de julio de 1910, titulado El castellano de mi tierra: “si los pueblos no acaban sino cuando su lengua acaba, podemos decir que el pensamiento es el alma, la palabra es el hombre y la lengua es la patria”. Gracias Sociedad Geográfica de Colombia – Academia de Ciencias Geográficas y Mercedes Medina de Pacheco por Hacer patria con esta obra.