La crisis y la defensa de los valores | El Nuevo Siglo
Sábado, 31 de Diciembre de 2016

Valor es todo lo que exalta al ser humano como el amor, la lealtad, la solidaridad, la virtud, la fortaleza. Antivalor es lo que degrada y deteriora a una persona o a un objeto. Por vía de ejemplo, antivalor es la mentira, la hipocresía, la inequidad y la explotación del débil.

El valor moral es lo que nos lleva a ser solidarios, justos, transparentes, desprendidos y buenos patriotas o cristianos ejemplares. Dios es la perfección suma y el valor máximo a que puede aspirar un ser humano.

Lo ideal ahora es construir, no pisotear o derribar valores. Hay mucho que hacer en el campo moral, social, cívico, religioso.

La moda es satanizar las buenas costumbres cristianas. Hay que tener el coraje decir “no", o decir “si”, no interesa que se nos desconceptúe o se nos critique. Hay que mantener en alto nuestra personalidad y nuestras creencias. Los grandes principios fortalecen la sociedad. La virtud embellece al hombre. Y si esto es claro, hay que dar ejemplo con el comportamiento.

Si la corrupción, el vicio y la injusticia es lo que domina el ambiente, hay que denunciar, corregir y actuar con limpieza.

El llamado siglo de “Las Luces” o de la “ilustración” endiosó a la “razón" y persiguió al “cristianismo”. Por fortuna la Iglesia Católica sigue invicta. La Revolución Francesa cometió muchísimos errores. Elevar al máximo la libertad del fuerte y aplastar al débil. El capitalismo salvaje o el zorro libre en el gallinero libre, ha sido fatal para los pobres y los marginados. El odio a la fe ha contribuido al debilitamiento religioso.

Nietzche con su panegírico de la fuerza política y los estudiantes de París en los 60's hicieron circular el slogan de “Prohibido, prohibir”.

Los grupos musicales como los hippies y otros similares con sus costumbres, vestimentas y temas siempre hablaban del placer por el placer mismo. El rompimiento con la tradición fue catastrófico.

La cultura del dinero fácil ha causado daños impresionantes al país.

El tema de los deberes y derechos es como una moneda. Tiene dos caras básicas.

Mi derecho es la obligación de mi semejante. Cuando exijo una pensión o una prestación cualquiera, otro está obligado a pagar o a responder por este derecho. Mi deber es el derecho de mi semejante.

Los seres humanos dependemos los unos de los otros. En nuestros semejantes tuvo origen nuestra vida. Niños indefensos, fuimos criados, formados y educados por otros.

Si preguntamos de dónde venimos, quiénes somos, para dónde vamos, cuáles san nuestros fines observamos qué tenemos desde que nacemos derechos y obligaciones, privilegios y deberes.

Los griegos sostuvieron que el hombre es un ser social: necesita de los otros; y estos necesitan de él.

El hombre aislado, separado en forma absoluta del mundo es un imposible físico y moral.

En su narcisismo el hombre con frecuencia piensa que él y solo él, constituye el eje del mundo. Grave error. Querámoslo o no, nacemos para dar y recibir, para ayudar y ser ayudados, para ser solidarios.