La cizaña | El Nuevo Siglo
Martes, 12 de Septiembre de 2017

“Es cierto que en este enorme campo que es Colombia todavía hay espacio para la cizaña. Ustedes estén atentos a los frutos, cuiden el trigo y no pierdan la paz por la cizaña. El sembrador, cuando ve despuntar la cizaña en medio del trigo, no tiene reacciones alarmistas. Encuentra la manera de que la Palabra se encarne en una situación concreta y dé frutos de vida nueva, aunque en apariencia sean imperfectos o inacabados”, con esas palabras dichas en el encuentro con las víctimas en Villavicencio, Su Santidad Francisco, encendió el debate político en medios y redes sociales.

La reacción política probablemente no haya sido un efecto buscado por Su Santidad, pero la sola mención de la palabra “cizaña” contra la paz, era suficientemente poderosa para alborotar el cotarro. Paradójicamente los primeros en reaccionar fueron los de aquella agrupación política a la que todos creímos automáticamente  que el papa se refería. Todos saltaron a twitter a defender a su jefe único y eterno. Sin que nadie lo hubiera mencionado, ya todos lo daban por aludido. Nunca ha sido mejor escenificado en el mundillo de esa baja politiquería aquel dicho popular de “al que le caiga el guante que se lo chante”.

Probablemente haga parte de la vanidad de los de ese grupo político creer que Su Santidad se tomó el trabajo de mencionarlos sin nombrarlos en su homilía; o, es otra opción, sea su propia mala conciencia la que les hace confesarse aludidos de haber actuado como la cizaña, esa gramínea que se camufla en medio del trigo para confundir al campesino con su fruto venenoso.

Es obvio que en ninguna expresión pública del papa se deja algo librado al azar. Cada frase escrita, cada palabra dicha, es sopesada cuidadosamente en su precisión y alcance que naturalmente no se puede desligar del contexto en el que la expresa.

En ese orden de ideas, la metáfora de la cizaña y las alusiones a la paz no pueden desligarse del proceso de paz liderado por el presidente Santos. El papa hablando de paz en su visita apostólica a la República de Colombia y advirtiendo que no “la pierdan por la cizaña”, necesariamente lo hace con referencia al acuerdo firmado con las Farc o al proceso en curso con el ELN. Que está hablando de una paz celestial que no tiene nada que ver con la muy terrenal e imperfecta que negociaron el Estado y la guerrilla es un grandísimo invento de esa oposición que no ve ni quiere ver.

Bien les haría a todos esos opositores leer en las aventuras de Asterix y Obelix una titulada “La Cizaña”. Con ese magnífico libro dibujado por Uderzo con guion de Goscinny, se divierten un rato y ven como funciona ese veneno para desbaratar cualquier acuerdo o cualquier consenso. Les puede servir como libro didáctico o para reflexionar sobre lo que no se debe hacer y, tal vez hasta descubran a quién de nuestro espectro político se parece el cizañero que protagoniza ese comic: “Perfectus Detritus”.

 

 

@Quinternatte