¡Inaudito! | El Nuevo Siglo
Miércoles, 30 de Junio de 2021

Toda persona que aclamó alguna vez la violencia como su método debe inexorablemente escoger la mentira como su principio”. 

 Alexander Solzhenitsyn. 

¿Cuándo se había visto un helicóptero presidencial baleado? La repuesta es nunca. El Black Hawk del Ejército colombiano tuvo por lo menos seis impactos de bala de gran calibre. Fue en la ciudad de Cúcuta, capital del Norte de Santander, en donde ocurrió el atentado, del cual sale como sobreviviente el presidente y los dos ministros, Diego Molano -Defensa- y Daniel Palacios -Interior-.

El país no se asombra de nada, incluso hay quienes festejan semejante hecho de cobardía, orquestado en la vecina Caracas. Pero, el más grave acaecimiento es que podría repetirse. Es inaudito, pero estamos de cara a una situación que Colombia no había vivido, más por la impunidad de toda clase de actos barbaros, atroces, vandálicos, etc., que por los mismos hechos. 

Con respecto al atentado, la policía de Cúcuta encontró en el barrio La Conquista, cercano al aeropuerto Camilo Daza, dos fusiles de combate: un AK-47 y un FAL 7-62, este último perteneciente a las Fuerzas Armadas de Venezuela. Seguro habrá quienes digan que todo es un montaje. Esos mismos que se hacen llamar colombianos, pero que desde sus entrañas acaban día a día con la nación.  

Agnotología es el estudio de la ignorancia. En Colombia en la actualidad hay un estallido de ignorancia colectiva, de posverdad (mentira emotiva) y de “lugares comunes” bastante vagos. La agnotología es el estudio de actos premeditados para propagar la confusión y el engaño, con fines arbitrarios y subrepticios. 

Así bien, como escribió Gregorio Caro Figueroa en el Clarín (Post-verdad, nueva forma de la mentira) “el que algo aparente ser verdad es más importante que la propia verdad”. Y cuando la mentira se convierte en la verdad y los hombres la creen, su destino es bien sabido. Son “idiotas útiles”, que son ignaros de los motivos reales de quienes se aprovechan de ellos, y que incluso, terminan favoreciendo causas adversas a ellos mismos y a sus propias creencias. 

Entre la agnotología y ante la ignominia de quienes luchan a diario contra la mentira emotiva, que se ha disparado en la era de la internet, es inminente que la sociedad política tiene grandes retos. Exacerba ver como las bestias humanas destruyen las ciudades colombianas. Recrudece, asimismo, escuchar discursos de pseudopolíticos que se hacen llamar “humanos”; y que solo buscan su beneficio personal. Pero, es inaudito intentar siquiera entender como hay quienes apoyan las marchas, sin entender su razón de ser. Ya está bueno, Colombia llego a dos meses no de protesta, sino de hechos vandálicos, criminales, violentos y anárquicos.  

Además, es un ultraje la posición de los organismos internacionales (permeadas de intereses subrepticios) con respecto a la situación en Colombia. No deja de ser hipócrita y oportunista su posición.  

El “estallido social” es inaudito. No han hecho nada más que destruir la infraestructura nacional, atacar a la policía y al Esmad, propagar el covid-19 sin piedad, y lo peor de todo, intentar dejar a Colombia sin Gobierno, cumpliendo con los planes gestados entre La Habana y Caracas. 

@rosenthaaldavid