El país entra en la recta definitiva, entre lo imaginado para ver caer pronto el virus, gracias a medicina sapiente, o lo peor, siguiéndole la carrera loca y siniestra, contra mentes y corazones de gran vida, con origen celestial.
Los calendarios en distintos países en el mundo subrayan, para 2021, como dos meses, en primer semestre con luces para el posible terminal de cuarentenas y aislamientos, al derrotar el virus enemigo sin rostro.
Es una predicción más, con deseo de mayorías para vivir, compartir y disfrutar naturaleza, por encima de desprecios y amenazas, ante reiteradas advertencias para no quedar contaminado o contaminar a los suyos.
Los períodos establecidos para reactivar actividad económica y laboral despertaron choques de criterio, sobre la ruta para sobrevivir hacia la segunda mitad de año; Bolsillos y carteras, también están atacadas por la pandemia.
El manufacturero sin dinero, o el constructor de vivienda, que se las conoce todas, han ganado batalla, sin verdaderos bancos cooperativos como debe ser; Dinero han obtenido sorteando, el muro de créditos e intereses que, parecen jugando -Yo-Yo.
Al cooperativismo social verdadero hay que regresar si el país decide seguir adelante, produciendo legal, sin corrupción, sin tumbes ni mentiras. Ahí esperan los otros mercados, no solo para almorzar, también el efectivo para producir y, dar empleo.
Una plataforma activa es la experiencia científica, sobre virus, pruebas y medicamentos para vacunas, que urge Colombia; Y, otra, es que la ciudadanía negativa con pesimismo margina, además, la posibilidad de ganarle, al coronavirus.
La realidad es viva y creativa: Por eso el país, con criterio ´berraco´ sigue adelante, como han vivido millones de personas en campos agrícolas, en fábricas urbanas, en oficios diferentes y, muchos como profesionales, con acierto y éxito.
Corresponde destacar el grado de responsabilidad observado en Minsalud y su sector, donde los héroes, por su meritorio trabajo en clínicas y hospitales, construyen camino con pacientes recuperados; de hecho, el buen aporte es el seguimiento a la curva de Colombia, en el gráfico del estado del virus, según explica el Ministerio de Salud al comparar con otros países.
Ciudadanía, autoridades nacionales, alcaldías, gobernaciones y centros universitarios en salud han fortalecido refuerzo con análisis de pruebas sobre presuntos contagios y, tratamientos con protección en casas de los afectados.
Cuando predominan las dificultades se traslucen episodios siniestros, con cara de acabose; en contraste, una persona o muchas, podrán afirmar, que esta guerra tiene contendores en favor de 50 millones de colombianos.
Este enfoque abierto deja al columnista grato sabor solidario al promover con tiempo, el mensaje que toma fuerza, porque el optimismo ganará, por encima de una de las más graves contingencias del país en este siglo.
La buena onda, sin virus, ni pesimismo, pero con salud, inspira optimismo triunfal con ilusión y sin fatalidad en las gestiones que realice la persona, la familia o el grupo empleado en una empresa. Basta subrayar que asumir labores o compromisos comunitarios son acciones que reclaman optimismo para alcanzar el mejor de los resultados en todo.