¡En vos confío! | El Nuevo Siglo
Jueves, 15 de Junio de 2023

Son tantos los momentos desesperantes que hay en la vida, cuando se oscurecen horizontes y no se ve la senda que lleve a real salida. Estrechamos la mente con sereno discurrir, y, a uno y otro, hay muros que atajan o senderos que a pocos metros se encierran, o desembocan en abismos insondables. Ese es el “homo sapiens” que no se sabe con certeza, desde cuantos milenios ha estado en el planeta tierra. Sabemos si que un Ser infinito en poder y existencia ha sido su Hacedor, que lo ha invitado a perfeccionar lo creado, y le ofrece ayuda para ello, y para llegar, él mismo a un fin acorde con la naturaleza racional con la que lo ha dotado. 

Pero no está ese ser humano para unirse, como algunos pesimistas escritores han pensado, y dejarlo sumido “en el mal horrible del pensar”. El Ser Supremo ha creado a los humanos “a su imagen y semejanza” (Gen. 1,27), sin desesperantes incertezas para esa “milicia” que es su vida (Job. 7,1), para que utilizando bien los dones recibidos e invocando su poder, “todo lo pueda en Aquel que lo conforta” (Filp. 4,13). 

¡Pobrecitos los que no tiene fe!, decimos no con desprecio sino con deseo fraterno de que se salven de tal situación, en la que solo en desesperantes circunstancias acudan a Dios. Felizmente, según encuestas aparece la realidad de que son muy pocos en el mundo los humanos que de verdad no crean en ese Ser Supremo, que hace sentir su voz en lo íntimo del alma. 

Acabamos de pasar, en semanas anteriores por la prolongada y dolorosa incertidumbre de la perdida de cuatro hermanitos entre ellos, y con nosotros, en las selvas colombianas. Por fin aparecen, y estamos altamente conmovidos y seguros que, finalmente, hubo múltiples milagros. Allí la admirable solidaridad espiritual, y la de tantas personas dedicadas a su búsqueda. Milagro de la edificante dedicación de la hermanita mayor de tanta humanidad, milagro la resistencia física de esos pequeños en un medio inhóspito y sin recursos. Milagro porque desde la distancia muchos oramos por ellos, y se vio papable, favor en tantos detalles.  

No está de más advertir que ese poder de la oración depende de la fe con que se invoque a Dios, a la Virgen y los Santos. Poder de la oración de los creyentes en Cristo, sin distingo de sus seguidores, y de nuestros indígenas, que, convertidos a la fe cristianas, mantienen sus ritos tradicionales, dirigidos al único verdadero Dios. Aleccionador el caso de la abuelita de los niños en mención al saber que la “Madre del Cielo”, es la misma Señora del Carmen o María Auxiliadora, o la Inmaculada, y aquella a quienes invocan en su fe tradicional. Cuando celebramos la festividad de “Corpus Christi”, que es “Milagro de la bondad divina”, el encuentro con vida de estos hermanitos de oriente colombiano en palma admirablemente. 

Estamos, también, en el mes dedicado a honrar y pedir favores al Sagrado Corazóna quien acude confiado el pueblo colombiano. Hemos acudido en tantos momentos a su celeste protección, y lo necesitamos ahora cuando los caprichos políticos, de todos lados nos están sumergiendo en graves incertezas. Es el momento de creer en su mano protectora, y decirle desde todos los rincones de Colombia, ciertos eficaz respuesta: “Sagrado Corazón en vos confiamos”

    

*Obispo Emérito de Garzón 

Email: monlibardoramirez@hotmail.com