El tráfico con el sexo | El Nuevo Siglo
Sábado, 8 de Abril de 2017

Poderosas razones y coyunturas difíciles de erradicar total­mente, explican la prostitución o el llamado "trabajo sexual”. La campesina y la joven marginada del sector urbano al buscar un oficio que le permita subsistir, se ve obligada, ante el rechazo laboral, a vender su cuerpo. Los malos tratos sociales y familiares, la actitud agresiva de los familiares ante un embarazo inesperado de una adolescente inexperta la hacen caer en la prostitución. La trabajadora doméstica, temerosa de perder el puesto, es fácilmente embarazada y luego injus­tamente despedida. Las sin techo, las abandonadas por padres alcoholizados y paupérrimos, terminan en burdeles o en la mendicidad. Multi­tud de jóvenes impreparadas, sin ninguna clase de recursos económicos, sin ambiente para la superación personal, son candidatas para el comer­cio sexual. El o la "proxeneta" se constituyen en alimentadores de la trata de personas. Esta actividad es muy lucrativa. No paga impuestos, trafica con la necesidad de la mujer empobrecida y desamparada, extor­siona y explota sin compasión un sector de la población, permanente­mente olvidado y menospreciado.

“La prostituta”, anota Melba Arias Londoño es la mujer más duramente golpeada. Su existencia está llena de humillaciones. Se le oprime en lo sexual y en lo económico por los empresarios de la trata de personas por los dueños de bares, burdeles y sitios de mala vida.

La Policía persigue ferozmente a estas adoloridas ciudadanas. No cuentan con asistencia médica. Sufren enfermedades terribles como la sífilis y el sida. Los usuarios las miran como "cosas despreciables”. A veces niegan lo pactado, después del servicio prestado. A los 7 años una mujer en este oficio se odia a sí misma, piensa que es una basura social y no tiene a quién acudir. Su vejez prematura es triste y lamentable. Los abortos clandestinos en este medio son catas­tróficos.

EI talentoso senador Armando Benedetti y expresidente del Congreso tuvo la oportuna idea de presentar un proyecto de ley sobre este gravísimo problema social. EI asunto ofrece miles de aspectos. Prevención, reha­bilitación, salubridad, seguridad y culturización.

Claro que sufrimos de "fetichismo legal" y pensamos que todo se co­rrige con leyes y más leyes. A esta costumbre se ha contestado con el cínico aforismo de que "se obedece pero no se cumple". En España se oye en cualquier esquina aquello de que hecha la ley, hecha la trampa o que las "mujeres y las leyes se hicieron para violarlas".

Se estimula en Colombia la prostitución con la aplaudida poliga­mia, el machismo, el alcoholismo, la droga, el paganismo y la elimina­ción de los principios y de los valores. A pesar de todo, es mejor tener códigos y normas, que carecer de ellos.

En realidad hace falta legislar sobre esta cuestión. Se trata de una actividad cuestionada éticamente, pero tolerada por la ley y la cos­tumbre.