El lenguaje de Petro | El Nuevo Siglo
Lunes, 6 de Marzo de 2023

Petro llamó “retención” (el Mininterior Prada la llamó “cerco humanitario”) a la privación de la libertad de policías y empleados de Emerald Energy, hecha por la guardia indígena y campesinos en San Vicente del Caguán, Caquetá, donde murieron un policía y un campesino. Los indígenas y campesinos exigieron a la compañía un millón de dólares y, como ésta se negó, quemaron sus instalaciones.  Eso no es retención (según el DRAE “acción y efecto de retener; parte o totalidad retenida de un sueldo o marcha muy lenta de los vehículos”), sino secuestro, que es “detener indebidamente a una persona para exigir dinero por su rescate” y es un delito.

Petro usa como presidente el lenguaje que se usa en privado, con malos resultados porque ofende a las víctimas y aminora su gravedad. Petro ha usado la palabra “genocidio” para referirse a las muertes ocurridas en el paro de mayo/junio de 2021 y recientemente en Lima con ocasión de la destitución de Pedro Castillo.

En 1933, el judío polaco Rafael Lemkin propuso la creación de los crímenes de “vandalismo” y “barbarie”, propuesta que entonces fue rechazada. Más adelante, los Aliados incluyeron conceptos similares en los “crímenes contra la humanidad”, que comprendían “exterminación” y “persecución por razones políticas, raciales o religiosas”. Durante la Segunda Guerra Mundial, Lemkin acuñó la palabra genocidio para llamar así “un plan de diferentes acciones enderezadas a la destrucción de las bases esenciales de la vida de grupos nacionales, con el propósito de aniquilar a los mismos grupos”.

Según la jurisprudencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) la Convención sobre el Delito de Genocidio se refiere a la “matanza de miembros de un grupo o a la lesión grave a la integridad física o mental de sus miembros”. Aunque la Convención se refiere a Estados (como Alemania con los judíos) es claro que un grupo también puede cometer genocidio respecto de otro.  Según la Corte “el grupo” tiene que tener “características positivas, nacionales, étnicas, raciales o religiosas” y “la intención debe ser la de destruir al menos una parte substancial del grupo particular”.

En mi opinión, el único genocidio ocurrido en Colombia ha sido el de la UP porque se trataba de eliminar, por razones políticas, a los miembros de ese partido. Pero ¡ojo! ese genocidio no fue cometido por el Estado sino por las propias Farc y paramilitares.

Petro ha hablado varias veces de los “esclavistas” para referirse no solamente a los colonizadores españoles sino a las “oligarquías” contemporáneas colombianas. La esclavitud es tan antigua como la humanidad, pero en América los esclavos negros fueron traídos por los colonizadores, en una época en la que sus países dominaban en África. En el caso de las colonias españolas, los esclavos negros eran suministrados por los portugueses. La esclavitud de los indígenas fue prohibida por las Leyes de Burgos ya en 1512, aunque las encomiendas de la época incluían de alguna manera el trabajo forzoso.  Carlos I (V) en 1542 suprimió las encomiendas y el trabajo forzoso de los indígenas, aunque éstas continuaron clandestinamente hasta ser definitivamente abolidas en 1791. La esclavitud fue formalmente prohibida en 1851. Es claro que tener trabajadores bien pagados en los cañaduzales no es esclavitud, como cree Petro.

El presidente debe tener cuidado en su lenguaje. Ya le ha creado problemas internacionales con el Perú (donde lo declararon persona non grata) y El Salvador donde lo mandaron a gobernar Colombia, que bastantes problemas tiene, para andar metiendo las narices en campo ajeno, violando, de pasada, el principio de no intervención en los asuntos internos de otros Estados.