En una decisión sin precedentes, mañana 27 de julio se dará inicio, en la Ciudad del Vaticano, al juicio del excardenal diácono de San Lino Giovanni Angelo Becciu, nacido el 2 de junio de 1948 y ordenado sacerdote en 1972. Habiendo ingresado a la Academia Pontificia Vaticana (antes Academia para Nobles Pontificios), prestando servicios en la República Centroafricana, Nueva Zelanda, Reino Unido, Francia y Estados Unidos, para luego ser consagrado como Arzobispo Titular de Rusellae en 2001, al tiempo de ser designado Nuncio Apostólico en Angola y, posteriormente en Cuba, siendo llamado a ser el Sustituto de la Secretaría de Estado (el tercer cargo del Vaticano) el 10 de mayo de 2011, oficio que ocupó hasta el 1 de septiembre de 2018, cuando fue elevado a la dignidad cardenalicia y nombrado Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y Delegado Especial ante la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta., título y cargos, que le fueron retirados por el Santo Padre el 24 de septiembre de 2020.
Becciu, quien estuvo acompañando la visita del papa Francisco a Colombia en 2017, tiene hoy en día una condición sui generis, pues es Cardenal, pero tampoco lo es para efectos de un cónclave o de participar en los consistorios, que con frecuencia cita el Papa; tampoco es ya Arzobispo Titular, pues esas nominaciones se dan a los Nuncios para que estén al nivel de los jerarcas en los países ante los cuales ejercen su tarea diplomática.
La corrupción en la Sede Apostólica llevó a que la Policía italiana, por orden de la Interpol, arrestase en octubre del año pasado a Celia Marogna, alias "la dama del cardenal" y ex mano derecha de Becciu, por un presunto desvío de medio millón de euros para la creación de una red diplomática, encargada en negociar los secuestros de religiosos y misioneros en África y en Asia, mientras que ella adquiría bienes de lujo con ese dinero.
Junto a Becciu y Marogna, otras ocho personas, ante el ex fiscal de Roma y presidente del Tribunal de Primera Instancia de la Ciudad del Vaticano, Giuseppe Pignatone, los enjuiciados, tendrán que responder, por abuso de poder, extorsión, peculado, corrupción, lavado de dinero, estafa, falsedad material en acto público, apropiación indebida y violación del secreto de oficio, así como por distintas operaciones financieras que generaron grandes pérdidas a la Santa Sede, entre ellas, una operación inmobiliaria en Londres, en Sloane Avenue, donde Becciu adquirió un edificio, así como por corrupción con los fondos de Caritas y concederle las remodelaciones de las nunciaturas apostólicas en diversos países a su hermano Tonino.
Aunque Becciu ha expresado que es un complot y agregado que "El Papa ya no tiene fe en mí", pero "renuevo mi fidelidad al Santo Padre y seguiré siendo fiel a él", el juicio promete ser una “bomba”, pues solo si el ex Cardenal logra demostrar su inocencia, sería rehabilitado por Francisco, o llamado a ocupar las celdas de la gendarmería Vaticana.