Este 11 de octubre conmemoramos el Día Internacional de la Niña, cumpliéndose 25 años desde la adopción de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing: la agenda global para promover los derechos y el empoderamiento de las mujeres y las niñas a nivel mundial.
Los Días Internacionales, declarados por la ONU, permiten reflexionar acerca de los derechos humanos, el desarrollo sostenible o la salud y pretenden llamar la atención de los medios de comunicación y los Gobiernos para dar a conocer problemas sin resolver que precisan la puesta en marcha de medidas políticas concretas.
Según las cifras de Naciones Unidas, En todo el mundo, una de cada 4 niñas de entre 15 y 19 años no está empleada ni estudia o recibe capacitación, en comparación con 1 de cada 10 niños de la misma edad. Para el 2021, alrededor de 435 millones de mujeres y niñas vivirán con menos de $1,90 al día, lo que incluye a 47 millones empujadas a la pobreza como resultado del Covid-19.
Todos los días, las niñas están rompiendo fronteras y barreras, abordando problemas como el matrimonio infantil, la desigualdad en la educación, la violencia, la justicia climática y el acceso desigual a la atención médica. Las niñas están demostrando que son imparables, un ejemplo, puede ser la cuenta en Instagram “La papaya morada”, que promueve el empoderamiento y el cumplimiento de los derechos humanos de las adolescentes.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) adoptados por los líderes mundiales en 2015, incorporan una hoja de ruta para que el progreso que sea sostenible y no deje a nadie atrás, ni a los niños, ni a las niñas.
Si vamos a hablar de feminismo, no podemos ignorar a Edith Stein, también conocida como santa Teresa Benedicta de la Cruz. La historia la recuerda como una eminente filósofa y sus conferencias, artículos y ensayos sobre las mujeres entre 1928 y 1932 son imprescindibles. Puso énfasis en que “ninguna mujer es solamente una mujer”.
Hoy en día se considera a Edith Stein una precursora del nuevo feminismo que Juan Pablo II delineó brevemente en la encíclica Evangelium Vitae, “El Evangelio de la Vida”, en la sección 99.
Ese no es el único documento papal que habla sobre la mujer. El primero fue la carta apostólica Mulieris Dignitatem, “Sobre la Dignidad y la Vocación de la Mujer”, publicado en 1988 durante el Año Mariano. Juan Pablo II también escribió sobre feminidad en la carta apostólica Ordinatio Sacerdotalis, “Ordenación sacerdotal”, en 1994 y en la carta A Ciascuna di Voi, “A cada una de vosotras”, dirigida a todas las mujeres del mundo con motivo de la Conferencia Mundial sobre la Mujer de la ONU en Pekín en 1995.
El “nuevo feminismo” por el que abogó Juan Pablo II, si se entendiera bien, no crea divergencia entre ser feminista y ser católico. Finalmente, un homenaje a una niña huérfana: Mafalda.