Candidatos | El Nuevo Siglo
Martes, 19 de Diciembre de 2017

El año que empezará apenas en 13 días es electoral por partida doble. Parlamentarias y Presidenciales. De estas últimas ya han empezado a sacar la cabeza los candidatos más visibles. Fajardo por el extremo centrismo, Duque por la extrema derecha, Petro por el petrismo que se anuncia como de izquierda democrática pero se porta como de derecha totalitaria, Vargas, por la centro derecha, De La Calle por la extrema decencia y Ramírez por lo que sea el Uribopastranordeñizmo.

El país parece que va mal, pero la economía va peor, según los índices estadísticos, que tal parece funcionan mejor que las encuestas preelectorales. Y en semejante escenario ningún candidato tiene una propuesta concreta para alcanzar un desempeño económico no solo mejor, sino que contribuya a sacarnos del vergonzoso lugar que ocupamos en todos los índices de desigualdad.

Puras frases de cajón. Que hay que reducir la corrupción –¿a sus justas proporciones como dijo J.C. Turbay?— la elusión y la evasión de impuestos y que hay que producir empleo formal. Pues claro, eso lo sabemos todos. El problema real no es qué hacer, sino cómo hacerlo. ¿Cuál es la fórmula, estructurada y con cifras reales que cada candidato tiene? Ninguna. Todos por las ramas.

Pero si por los lados de las cifras llueve, por el de los índices sociales no escampa. El tema del asesinato de los líderes sociales no parece interesarle a ningún candidato. Ni a los autodenominados de izquierda. Todos parecen cómodos con la ignominiosa y ofensiva tesis del Ministro de Defensa. Líos de faldas y problemas personales. La tesis no es nueva. Sobre el asesinato de Gaitán llegaron a decir lo mismo.

Que a los líderes sociales y reclamantes de tierras los matan por razones personales, es obvio. Es porque ellos se toman personalmente la tarea. Y por eso los matan. Porque mientras ellos empeñan hasta su vida en sus causas, haciéndolas muy personales, para sus victimarios es apenas un asunto de negocios. Es un negocio para el sicario que los ultima. Es otro para el que los contrata. Y sobre todo lo es para los dueños de esos grandes negocios agrícolas, mineros, ganaderos o ilegales para los que los líderes se convierten en un gran estorbo.

No sé si los asesinatos de líderes sociales inciden a la baja o al alza en los indicadores de Standard & Poor´s. Allí no les interesa, obviamente, la suerte de su sigla final. Pero deberían ser sujetos de interés específico en las propuestas de los candidatos. Por ejemplo, cuántos de los líderes sociales han sido asesinados por organizaciones criminales que ocupan amplias porciones del territorio nacional con actividades ilegales que no solo no le producen ninguna renta al Estado, sino que las saquean.

 

No debería el Estado colombiano respaldar, como decisión estratégica, todas las denuncias de esos líderes para la recuperación del territorio y su “reinserción” a la economía legal. No es acaso más barato hacer eso y notoriamente más rentable que empezar a responder y a pagar demandas administrativas por haber abandonado esos líderes con la peregrina tesis de los líos de faldas.

@Quinternatte