Aturdimiento estratégico | El Nuevo Siglo
Jueves, 30 de Marzo de 2023

Estaba tan abrumada por lo compulsivo de las noticias sobre el asalto a la democracia colombiana que tomé la suficiente distancia, física, mental y emocional durante un mes para poder ver las fotografías de la realidad en sus justas proporciones y analizar la imagen que tengo magnificada en la retina emocional del intento de rendición forzada al que se quiere llevar al Estado de Derecho.

 Recordé una clase sobre qué es el estrés postraumático, dictada por una sicóloga israelí, que me dio mucha claridad pedagógica para poder ayudar a las víctimas. Aseguraba que la vida es una sucesión de hechos que se pueden visualizar como fotografías contiguas del mismo tamaño (como se apreciaban en el pasado las tirillas de los negativos antes de revelar una fotografía). Según la especialista, cuando sucede el hecho violento, la fotografía de ese momento adquiere un tamaño desproporcionado que ocupa todo el campo visual e impide ver la vida en su conjunto. Es como un fogonazo que obnubila. Esa fotografía se sucede una y otra vez durante largos períodos de la vida y como consecuencia lleva a una visión distorsionada de la realidad que impide ver el todo.  Se revive el hecho violento como si estuviera sucediendo.

 Según el sicólogo y médico de familia chileno, Felipe Quiroz, “el estrés postraumático produce un estado de inmovilidad frente a situaciones que recuerdan o se asemejan al trauma, distorsiona e impide ver los hechos tal y como son. Cuando se trata de dominar masas, se busca INMOVILIZAR.... y tener a la gente en inercia.  Es etimológicamente tenerla detenida, sin movimiento... sin pensar, sin cuestionarse… y eso es perfecto para quien quiera dominar o someter a otro".

 Uso este ejemplo porque me es útil para describir el estado al que me condujo la sucesión de anuncios públicos del gobierno Petro. Fogonazos que, al mantenernos obnubilados, obstaculizan y paralizan una reacción organizada y efectiva.

 Han sido anuncios de tinte antidemocrático, provocadores y con frecuencia descabellados. La reforma a la salud, la reforma pensional, la deslegitimación sistemática de las fuerzas militares, la intromisión de gobiernos extranjeros en temas de seguridad nacional, la instrumentalización de las bases para la destrucción y amenaza de la empresa y la animadversión enfermiza, mediante un lenguaje efectista, a los colombianos que no votaron por él, entre otros. Mientras tanto, por contraste, se privilegia a los grupos delincuenciales con el atractivo encubierto de un posible blanqueo de capitales.

Es como si intencionalmente la estrategia gubernamental fuera lograr el aturdimiento de los colombianos pensantes, generarles confusión y convertirlos en reactivos inmediatistas.

Mantenerlos conmocionados, improvisando respuestas, sin saber cuál frente atender primero.

Visto en la distancia, es claro que se trata de un aturdimiento estratégico. Es inevitable la pregunta: ¿quién está tras los hilos del poder? ¿Quién está diseñando el caos al que nos conducen? ¿Es producto del pensamiento único de un presidente auto referido? O, ¿nos necesitan dispersos y distraídos mientras se apropian del Estado por caminos no visibles?

 Es tiempo de ESCUCHARNOS con mucha atención unos a otros para dilucidar cuál es la salida democrática. Habría que tener claridad sobre sí, como creen algunos, es posible detener la debacle con los instrumentos que dan la Constitución y la ley o sobre cuál sería la salida si el Presidente, al verse cercado por la oposición a sus proyectos, acude a todo tipo de estrategias "insurreccionales" desde la jefatura del Estado, como se empieza a vislumbrar.