Ante “Confesiones de un penalista” | El Nuevo Siglo
Jueves, 3 de Noviembre de 2022

Llegó a mis manos el libro con este sugestivo título Confesiones de un penalista”, del profesional Horacio Gómez A. Chispeantes expresiones y anécdotas fui encontrando en esas páginas llenas de sabias reflexiones. Con el propósito de grabar en mi mente, y en la de generosos lectores, pensé que podía ordenar un poco los principales temas de ese valioso arsenal, y, a modo de antología, ofrecer presentación de ellos.  En cuatro grandes Secciones está repartido este libro, lleno de definiciones oportunas y presentación de personajes de fama mundial y regional, que este libro destaca.   

 En distintos apartes el autor destaca salvadores principios y actitudes cristianas, como base de una sociedad estable y prospera. Presenta a Jesús de Nazaret cómo “excelso dialogante”, que lleva a la meditación y enriquece las ideas. Son varias las referencias del Dr. Horacio, a la solidez de sus principios, y al éxito en su vida y actuaciones, por la base cristiana recibida en su hogar con esos graníticos fundamentos.   

 Es de recordar página de antología, con valor jurídico–religioso escrita en 1987, como Defensa jurídica de Cristo”, presentada por RCN. Hay allí aseveraciones apodícticas que sepultan a los falsos testigos contra Jesús, como que “solo el testigo veraz, moralmente insospechable, puede considerarse como los ojos y los oídos de la justicia”, con Cristo con su ejemplo y con su palabra, que no ha hecho más que revelar principios nobilísimos.  

 Para realizar la lectura de las 388 páginas del autor, tuve el estímulo de líneas suyas como imaginarse su posible actitud ante Satanás y ante Dios. “Satanás, con mirada ceñuda, y actitud implacable, al verme frente suyo erguido e impávido, que de mala gana expresaba aspectos intolerables por él, que, ante tantos aspectos en contra de él, Concluía: “¿Cómo le permito su ingreso en mi imperio?”  Pasando a su presentación ante Dios, es como la de “hombre limpio…que cometía pecados, pero, que, en resumen, en el balance final, superó con lo positivo lo negativo. No se atreve, el autor, a que se pronuncie una sentencia divina, sino, que deja estas preguntas: “¿Si Satanás me considera su enemigo, ¿qué tan cerca puedo estar de Dios? ¿Qué hará Dios conmigo?”.  

 Es rico el libro de reconocimientos más que en frases pulverizantes. Habla de su familia y de sus paisanos con especial aprecio, porque se lo merecen, y porque “lo más hermoso de la Patria grande es la Patria Chica”. Es fino en sus apuntes como cuando dice que hay “algunos más peligrosos de amigos que de enemigos”. Ágil contrincante ante ofensas, como la de que, en una audiencia, alguien le arrojo una herradura, y, exclamo: “¡El dueño de ese calzado, que venga a recogerlo!” 

 Es de anotar cómo se refiere el penalista Horacio, con respeto y consideración, a tantas grandes personalidades como Napoleón y Bolívar, Rojas Garrido y Juan Montalvo, Laureano Gómez y Gilberto Álzate, Bertha Hernández y su hija María Clara, aludiendo al valioso libro de ésta: “Doña Bertha”.  También a distintos meritorios ciudadanos (as), siendo propio de él destacar lo positivo, y no hundirse en revivir lo vil y despreciable. 

*Obispo Emérito de Garzón   

Email: monlibardoramirez@hotmail.com