A pesar de que los puertos fluviales y marítimos le pagan una contraprestación a los municipios donde operan, con los aeropuertos no sucede lo mismo. La mayoría de los aeropuertos en Colombia están ubicados en ciudades intermedias que, si bien se benefician con dinámicas positivas como mayor empleo y más turistas, no reciben compensación directa de manera que el territorio pueda mitigar los impactos negativos de albergar un aeropuerto y en especial mejorar las vías de acceso a los mismos.
Por ejemplo, las contraprestaciones de los puertos marítimos concesionados van 80% para el Gobierno Nacional y 20% para el municipio en donde el puerto se encuentra ubicado, esto con el fin de realizar inversión social. No nos vamos a engañar diciendo que en todos los casos ha funcionado como debería ser, Buenaventura es un lamentable ejemplo de ello. Pero sí podemos asegurar que es un modelo que hace posible que los municipios o distritos que albergan aeropuertos cuenten con recursos adicionales.
Contrasta con Buenaventura el caso del aeropuerto El Dorado en Bogotá. Si bien la Aerocivil recibe aproximadamente medio billón de pesos anuales por efecto de la contraprestación, el Distrito no recibe contribución monetaria directa para mejorar vías de acceso para sus ciudadanos y visitantes.
Lebrija, en Santander; Soledad, en Atlántico; Rionegro, en Antioquia; y Palmira, en el Valle del Cauca, son algunos ejemplos de municipios que no reciben ni un centavo para mejorar su infraestructura y las vías de acceso al aeropuerto.
Por eso estamos complacidos de que en la reforma tributaria se haya oído nuestro llamado para igualar las condiciones de los aeropuertos a la de los puertos marítimos o fluviales y brindar recursos a los municipios que hoy carecen de ellos para la inversión en infraestructura y conectividad que le permita a la ciudad donde opera el aeropuerto mejorar las condiciones de sus habitantes y conectarse mejor.
Los aeropuertos concesionados deberán destinar el 20% de la contraprestación que recibe Aerocivil al municipio o distrito en donde se encuentre ubicado el aeropuerto y así brindar recursos adicionales que podrán ser utilizados en inversión en infraestructura y conectividad.
Aerocivil ha puesto el grito en el cielo por el mandato de compartir recursos. El llamado es a que se alíe con los municipios, que sea más eficiente con los recursos, haga un mejor manejo financiero, pero no interfiera con la oportunidad justa y sana para que los municipios con aeropuertos los atiendan mejor en beneficio de todos los ciudadanos.
El balón ahora está en la cancha del Gobierno Nacional que es el que debe reglamentar la forma en que se dará esta contraprestación. Lo cierto es que en hora buena le llegó el turno a los aeropuertos de compensar a sus municipios.