Jaime Pinzón López | El Nuevo Siglo
Miércoles, 22 de Junio de 2016

Suenan timbres

 

Al concluir los diálogos de La Habana entre  voceros del Gobierno y las Farc,  pasaremos a la ratificación del “acuerdo especial,” cuyo contenido pleno desconocemos. 

   

Radicada la ponencia favorable para el plebiscito  por  el magistrado Luis Ernesto Vargas,  se inicia su discusión en la Corte Constitucional, - extraño que las ponencias se  publiquen antes de los fallos,  que la Constitución sea  el baúl de la abuela adonde todo cabe-. Es hora de  reflexión y  contraproducente el debate electoral bajo el esquema del  Gobierno y las Farc enfrentados al resto de la Nación con  umbral  del trece por ciento y uso indiscriminado de recursos presupuestales.

 

Hay  temas sensibles, menciono el de entrega de las armas, el establecimiento de las zonas de concentración, la presencia en la campaña  de las fuerzas armadas. ¿Qué acontecerá si miembros de éstas se apartan del voto afirmativo y deciden apoyar el no o abstenerse? ¿Solamente podrán participar quienes estén de acuerdo con la refrendación del Acto Legislativo y su  desarrollo? ¿Hasta dónde llega el narcotráfico como delito político conexo, a quienes cobija, los ciudadanos  votarán en conciencia  simplemente porque se pactó en el convenio? 

 

El interés de las Farc por la paz,  la  tregua, la desvinculación de los niños de sus cuadros, son  actitudes positivas; la mayoría de sus peticiones entendemos que se ha atendido, nos  preparamos  para trabajar con estos compatriotas;     sin embargo, útil  es valorar planteamientos que desde diversos ángulos se expresan y disipar dudas, urge abrir puertas, no construir muros.    

 

Es comprensible la preocupación ante el clima de pugnacidad política,  el lenguaje ha subido de tono y el  presidente de la República enuncia, sin necesidad, conceptos desafortunados.  El ejercicio de la autoridad en Colombia depende del funcionamiento de las instituciones, si estas continúan fisurándose, la gobernabilidad  con  democracia se hará imposible. ¡Ojo con esto!     

 

El perdón es un hecho,  el cumplimiento de la palabra empeñada  requiere de leyes y actos administrativos que aseguren lo pactado, no obstante es peligroso descuadrar la estructura del Estado por vía excepcional con alcance internacional de manera impositiva, introduciendo  un bloque torpedo porque el posconflicto no puede ser otro conflicto.  La igualdad, la defensa del mar, la protección del medio ambiente, la calidad y cubrimiento de la educación, la seguridad, la pronta y cumplida justicia, la salud, la movilidad,  la vida mejor, se  vinculan con la paz, pero no se avalan al  sufragar sí en el plebiscito. La pedagogía democrática se está confundiendo con la adhesión  a un texto de pocas líneas, que sin incluir el fondo, se presenta a consideración de los ciudadanos.  Como en el libro del  poeta  Luis Vidales ¡Suenan timbres!