OCDE, sello de calidad | El Nuevo Siglo
Martes, 29 de Mayo de 2018
  • Colombia ingresó a un club exclusivo
  • Punto de inflexión en políticas públicas

 

La confirmación del ingreso de Colombia a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es una gran noticia para el país, pero su dimensión quedó eclipsada porque el país estaba inmerso en los resultados de la jornada electoral.

Sin embargo, conocidos ya los candidatos que clasificaron a la segunda y definitiva ronda en la contienda por la Casa de Nariño, el país debe sopesar, ahora sí, los beneficios que le traerá hacer parte de este club exclusivo de 35 naciones que se rigen por marcos regulatorios muy precisos en la aplicación de las llamadas “buenas prácticas de Gobierno”. Estas se convierten en un “sello de garantía” en torno a que las políticas que aplica determinado Estado son serias, modernas y transparentes. Por igual que se exigen los más altos estándares sociales y ambientales a los inversionistas nacionales y extranjeros. Todo ello aunado a la disposición de someterse constantemente a la evaluación de indicadores de rendimiento y su comparación con los de los países con mejores niveles de calidad de vida en el planeta. Igualmente es mayor la posibilidad de compartir experiencias exitosas con esas naciones así como de incidir en la agenda global. De otro lado, en un mundo en donde la información se convirtió en el nuevo factor de poder, la OCDE les permite a sus asociados acceder a valiosas fuentes de datos estadísticos, económicos y sociales, así como a los principales centros de pensamientos y expertos de primer nivel. Incluso los altos funcionarios de cada nación miembro tienen la oportunidad para aprender de experiencias de otros países y participar en el diseño de los nuevos estándares de políticas públicas a nivel global en materia de gobernanza, agricultura, competencia, estadística, protección al consumidor, mercados financieros, salud, educación, ciencia y tecnología, política regulatoria, política territorial, anti-soborno, asuntos fiscales, política digital, pesca, inversión, laboral, gobierno corporativo, seguros y pensiones, política ambiental, comercio y otras más.

Contrario a quienes sostienen que entrar a la OCDE podría traerle complicaciones al país, lo que en realidad pasará es que Colombia se somete voluntaria y conscientemente al cumplimiento de unos estándares de calidad multisectoriales que han dado resultados positivos en esas 35 naciones que hoy hacen parte de la organización y cuyas metodologías son hoy ejemplo para muchos otros países que tratan de encauzar sus modelos de desarrollo políticos, económicos, institucionales y sociales hacia los que han dado resultados en potencias consolidadas y emergentes.

La alta exigencia para entrar a este club exclusivo de naciones y el hecho de que el cubrimiento de requisitos -no solo en el caso colombiano sino para otras naciones aspirantes- requiera mucho tiempo y reformas de distinta índole legal, reglamentaria y hasta constitucional de amplio espectro, ponen de presente que se trata de un proceso muy serio y con muchas implicaciones que actúan como elemento diferenciador.

Estar en la OCDE es una carta de presentación muy importante ante el concierto internacional. Muchas empresas multinacionales y fondos de capitales sólo destinan capitales a países de la organización porque los estándares de seguridad jurídica, gobernanza y reglas claras multisectoriales son una garantía frente a otras naciones en donde las coyunturas gubernamentales y crisis sobrevinientes pueden cambiar en cualquier momento el clima de negocios e inversión. Por igual, el acceso a créditos multilaterales es más rápido y en mejores condiciones de tasas y tiempos. Es muy diciente, entonces, que naciones que han tratado de hacer parte de la misma han fracasado en su intento porque no pueden cumplir con los altos estándares y exigencias en materia de buenas prácticas de políticas públicas, modernas y efectivas. Colombia, después de un largo proceso de más de cuatro años, sí pudo hacerlo y ese logro tiene una importancia significativa, a tal punto que no muy pocos expertos hablan de un punto de inflexión estructural en materia de desarrollo nacional, en pos de mejor calidad de vida, más inversión, desarrollo sostenible, empleo y bienestar.

Como bien lo dijo un alto funcionario gubernamental, ser país miembro de la OCDE es como llegar a conseguir un trabajo con la ventaja de haberse graduado de la mejor universidad en ese campo de conocimiento. Esa ventaja, en un mundo globalizado, es muy importante.