¿Por qué pasaron Duque y Petro a vuelta de junio? | El Nuevo Siglo
Lunes, 28 de Mayo de 2018
Redacción Política
Hubo récord de asistencia a las urnas y pesó mucho el voto de opinión, el joven, el ‘anti-sistema’ y el de castigo al Gobierno. Las maquinarias partidistas indisciplinadas determinaron la derrota de Vargas Lleras y la debacle De la Calle. Divorcio total entre mapa político parlamentario y puja por Casa de Nariño. Tercería de Fajardo derrotó clima imperante de polarización.

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El resultado de la votación ayer durante la primera vuelta presidencial, que dejó a los candidatos Iván Duque y Gustavo Petro clasificados al balotaje final, fue la consecuencia de un cuadro circunstancial que a lo largo de la campaña se fue configurando y que desde semanas antes ya mostraba un desenlace difícil de modificar.

En primer lugar es claro que lo más importante que ocurrió en la jornada democrática fue el récord de votación que se registró. Según el último boletín anoche de la Registraduría Nacional, contabilizado el 100 por ciento de los votos depositados en las 97.663 mesas, se registró un total de 19.636.714 ciudadanos asistieron a las urnas, sobre un universo de 36.783.940 de personas habilitadas para sufragar. Esto quiere decir que hubo una participación de 53,38%, lo que implica una disminución sustancial de la abstención electoral, ya que hace cuatro años, en la primera vuelta, sobre un censo electoral por entonces de 32.975.158 ciudadanos, sufragaron 13.222.354   , lo que significa que la participación fue de 40,09% y la abstención estuvo por los lados del 59%.

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Es más, en las elecciones parlamentarias del pasado 11 de marzo votaron 17.818.185 personas sobre un censo electoral de 36.493.318 personas habilitadas. Esto quiere decir que el índice de participación fue de 48,82%, es decir cinco puntos por debajo del registrado ayer.

Otra de las grandes novedades fue la composición de la votación. Ya que hubo 18.995.047 votos por candidatos, 341.087 en blanco (para un total de 19.336.134 votos válidos), con apenas 56.935 no marcados y  243.645 nulos. Muy distinto a lo ocurrido en los comicios para Congreso, en donde se registraron 14.474.450 votos por lista o partidos, 835.445 en blanco, 871.444 no marcados y 1.137.133 nulos.

Voto joven

Otro tema que explica los resultados de ayer fue la gran participación de los jóvenes en las urnas. Los analistas venían advirtiendo que una de las incógnitas a resolver era, precisamente, si la significativa actividad proselitista y de debate político de los jóvenes en las redes sociales se vería reflejada en la votación.  No pocos expertos recordaban que en la primera vuelta de 2010 la “ola verde” que apoyaba al entonces candidato Antanas Mockus era muy activa en internet, sobre todo en Facebook, pero que luego esa efervescencia política no se trasladó a las urnas.

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Ayer ocurrió lo contrario. Parecería claro que una gran cantidad de personas jóvenes, en especial estudiantes universitarios o recién graduados, se lanzaron a votar, en gran parte por candidatos de opinión o “anti-sistema”, resultando Petro y, sobre todo, Fajardo como los más beneficiados con esta circunstancia política.

Consultas mandaron

Un segundo elemento determinante de la votación de ayer fue que los resultados estuvieron marcados por lo que pasó en las consultas interpartidistas del pasado 11 de marzo, en las que Duque y Petro ganaron sus respectivas coaliciones. El aspirante uribista logró entonces 4.044.509 y el exalcalde bogotano 2.853.731 votos. Ayer los guarismos fueron 7.569.693 (39,1%) sufragios para el primero y 4.851.254 (25.08%) para el segundo. Sin duda una votación muy alta que supera con creces las logradas por Óscar Iván Duque y Juan Manuel Santos en la primera vuelta de 2014.

Como se había indicado en anteriores ocasiones, las consultas interpartidistas marcaron un punto de inflexión en la campaña toda vez que Duque y Petro tuvieron más de dos meses de publicidad electoral, foco mediático y exposición política a nivel nacional, regional y local, mientras que los otros aspirantes, es decir Germán Vargas Lleras, Sergio Fajardo y Humberto de la Calle, quedaron eclipsados.

No pocos analistas han insistido en que se trató de un craso error de estos tres aspirantes el dejarles el campo libre a dos rivales de peso y prueba de ello es que tras el 11 de marzo se apoderaron del liderazgo de las encuestas y nunca lo soltaron.

Con una votación record de 10 millones en las consultas, la ciudadanía vio en Petro y Duque los candidatos con más opción y empezó a retirarse del resto de las candidaturas bajo la tesis de que, más allá de sus ideas y programas, no les alcanzaría para alcanzar a los punteros.

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El propio Germán Vargas Lleras, que sumó ayer apenas 1.407.840 votos, pese a que contaba con el apoyo de Cambio Radical y el grueso de La U y los conservadores, admitió que la “campaña siempre estuvo polarizada” a partir de los resultados de la consulta.

La única diferencia en cuanto a cómo el escenario de las consultas se reflejó en la votación de la primera vuelta, fue el caso del candidato Sergio Fajardo, que logró consolidarse como la verdadera tercería entre Duque y Petro, ya que estuvo cerca de alcanzar a este último, al sumar 4.589.696 votos, es decir apenas 261 mil votos por debajo del exalcalde bogotano.

Y pensar que Fajardo y el aspirante liberal Humberto de la Calle estuvieron a punto de concretar una alianza que, al final, se frustró porque la cúpula roja, en cabeza del expresidente César Gaviria, se opuso. Aunque sólo sea un ejercicio numérico, es claro que si se suman los escasos votos que ayer sumó el ex vicepresidente y ex jefe negociador de paz, que obtuvo la ínfima cifra de 399.180, Fajardo podría haber superado a Petro.

Así las cosas, lo que se evidencia es que por más que se hablara de polarización de la campaña alrededor de Duque y Petro, los resultados de las urnas evidencian que el potencial electoral no estuvo focalizado en ellos dos exclusivamente, ya que Fajardo tuvo una votación sorprendentemente alta. Es decir, que el país política y electoralmente más que polarizado, lo que estuvo fue dividido en tres grandes corrientes que sumaron más de 16 millones de votos.

Divorcio con las parlamentarias

Otra de las lecciones que dejó la votación de ayer es que existió un completo divorcio y diferenciación entre los resultados de las elecciones parlamentarias y los de las presidenciales.

Esto se comprueba en que Duque sumó ayer más tres veces los votos que obtuvo el Centro Democrático para el Senado el 11 de marzo (2.513.320). Las únicas adhesiones que el uribismo logró para las presidenciales fueron las de los partidos de origen religioso (MIRA y Colombia Justa y Libres), que alcanzaron un poco más de 900 mil votos el 11 de marzo. Es más, el propio Duque y Marta Lucía Ramírez –sumados- en la consulta interpartidista alcanzaron 5,5 millones de votos, pero ayer subieron dos millones más.

Caso contrario Vargas Lleras, cuyo partido Cambio Radical sumó para Senado 2.155.487 votos (siendo la colectividad que más avanzó en materia de curules), pero ayer el ex vicepresidente no llegó a los 1,5 millones de sufragios. Es decir que retrocedió casi 700 mil votos, y eso que había logrado que La U (1.853.054 votos el 11 de marzo) y el grueso de la bancada conservadora electa (1.927.320 votos para Congreso) lo respaldaran para este 27 de mayo.

El caso más grave en torno a cómo el mapa político del Congreso no se reflejó en la votación presidencial fue lo ocurrido con el liberalismo, toda vez que de los 1.901.933 sufragios que logró para Senado, ayer su candidato De la Calle apenas si sumó 399.180 votos (2,06%), un potencial tan ínfimo que ni siquiera le permitió superar el umbral mínimo electoral para acceder a la reposición de votos.

La debacle de las toldas rojas no tiene antecedentes. Muy lejos están aquellos tiempos en que, por ejemplo, en la elección de Virgilio Barco en 1986 los liberales representaban el 60% de la votación. O con Horacio Serpa, en 1998, que sumó el 46% en la segunda vuelta que perdió ante Andrés Pastrana. Luego apenas alcanzaría el 11,8% en la primera vuelta de 2006.

Incluso el resultado de De la Calle ayer -que evidencia un fracaso grave del jefe único del partido César Gaviria- fue peor que el logrado por Rafael Pardo en la primera vuelta de 2010, cuando obtuvo 638 mil votos, es decir el 4,3% de los votos. Ya anoche se estaba pidiendo a Gaviria que diera un paso al costado después de semejante debacle.

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¿Y la maquinaria?

Otra de las grandes incógnitas en la jornada democrática ayer era qué tanto la maquinaria partidista iba a jugar en los resultados electorales. Al tenor de lo ocurrido a Vargas Lleras y De la Calle habría que decir que la fuerza electoral de las colectividades no se actuó de manera disciplinada y en bloque.

Como ya se explicó, Vargas Lleras tenía el apoyo de tres colectividades que sumadas tenían más de seis millones de votos, pero sólo logró menos de 1,5 millones. Y el aspirante liberal apenas si logró una sexta parte de la votación roja para Senado.

¿Qué pasó? Hay dos hipótesis al respecto. La primera que las maquinarias sólo funcionan para temas de Congreso y comicios locales y regionales. Por esa misma razón, las decisiones y adhesiones de las cúpulas de los partidos en Bogotá no se reflejaron en el resto del país. Incluso cabría dentro de esta explicación la posibilidad de que la culpa del bajo desempeño de las maquinarias estuvo en que las alianzas se tardaron mucho en concretar, de forma tal que cuando finalmente se anunciaron ya el grueso del electorado tenía decidido a quién apoyar, especialmente en referencia a Petro, Duque y Fajardo.

La segunda hipótesis se refiere a que las maquinarias sí se movieron, a través de deslizamientos regionales y locales, muchos de ellos por debajo de cuerda y desconociendo lo mandado desde Bogotá, pero no a favor de Vargas o De la Calle, sino para Duque  especialmente y en menor proporción hacia Petro. Todo ello enmarcado dentro de un escenario proselitista impactado por las consultas interpartidistas de marzo y marcado día tras día por las proyecciones de las cuestionadas pero influyentes encuestas.

Esa circunstancia es la que explica por qué en regiones en donde se pensaba que Vargas podría tener una ventaja sustancial, como Barranquilla, sobre todo por el apoyo del clan Char, La U y los conservadores, perdió con Petro. Igual ocurre con Duque, que ganó en 23 departamentos, varios de ellos en los que la fuerza  del Centro Democrático era inferior a la de otros partidos que apoyaban a candidatos distintos.

¿Voto de opinión o voto castigo?

Un último dato no menos importante es el referido a qué fue lo que primó ayer en las urnas: ¿el voto de opinión o de castigo?

Para no pocos analistas hay que hacer algunas diferenciaciones para responder ese interrogante. De un lado es claro que la izquierda o la centro-izquierda logró con Petro su mayor votación histórica, agrupando muchas tendencias como parte del Polo, de las toldas de Clara López (que poco sumaron a De la Calle), la Unión Patriótica, el propio apoyo de las facciones del partido Farc… Todo ello unido a un antiuribismo que vio en el exalcalde la única carta para frenar el regreso al poder, en ‘cuerpo ajeno’, del exmandatario.

Fajardo, a su turno, fue evidente que se tomó el centro del espectro político, eclipsando política y electoralmente al liberalismo. El discurso de la fórmula independiente y anticorrupción caló, sobre todo en las últimas semanas. Antiuribismo y antisantismo fueron también clave en el desempeño logrado ayer por este candidato.

AFP

De otro lado, Petro y Fajardo fueron los principales motores del voto de opinión pero también del voto de protesta, del voto de inconformes y del voto de los llamados “anti-sistema” o “anti-establecimiento”. No es una franja menor ni desestimable, pues Petro y Fajardo suman casi 10 millones de votos y superan a Duque.

¿Y el voto protesta? Aquí también hay que hacer otra diferenciación. En primer lugar porque es claro que hubo fue un castigo en las urnas al gobierno Santos, y prueba de ello es que las dos fórmulas presidenciales-vicepresidenciales que estaban compuestas por dirigentes provenientes del Ejecutivo se hundieron y por mucho. En cambio, avanzaron a segunda vuelta su mayor opositor y un crítico permanente de la Casa de Nariño, en tanto Fajardo, que siempre trató de diferenciarse de los extremos, casi logra el tiquete.

Como se ve, lo que ocurrió ayer en las urnas no fue gratuito. Hay una serie de circunstancias que desembocaron en estos resultados y que, sin duda, marcarán lo que será esta segunda vuelta en la que Duque y Petro lucharán hombro a hombro para tratar de conquistar los seis millones de votos que ayer respaldaron a otros candidatos, pues allí está la clave del triunfo el 17 de junio.